bc

Las horas vampíricas

book_age16+
448
FOLLOW
1.1K
READ
dark
goodgirl
doctor
bxg
brilliant
expert
office/work place
realistic earth
like
intro-logo
Blurb

Un extraño suceso deja literalmente petrificada al mejor amigo de Robert Bellamy, un educado y atractivo mafioso, quién recién salido de la prisión y con todo el dinero disponible, busca ayuda con la doctora Andrea Roseu, quién intrigada por ese suceso comenzará a investigar entre sus colegas. Poco a poco ambos, comienzan un tormentoso camino que dará paso a algo mucho más oscuro de lo que piensan.

chap-preview
Free preview
1.
1. Me miré en el espejo del pasillo. Tenía el pelo enredado y dos grandes sombras muy oscuras rodeaban mis ojos. No tenía muchas ganas de ir al salón de belleza, apenas dos semanas habían pasado desde que había descubierto, por un error, a mi novio, con una morocha teniendo sexo sobre la cama en la que, semanas antes me había jurado amor eterno y que me había pedido matrimonio, dela forma más romántica en la que te puedes imaginar. Esa misma cama, ahora está desordenada, y contienen todo el río de lágrimas que derramé al descubrir aquella realidad. Y como no podía quedarme dormida, me dirigí al hospital, pensaba que si iba a pasarme las noches en vigilia, qué mejor haciéndolo ejerciendo mi profesión. Que volvería a ser, si es que nunca dejó de serlo, mi mejor amante. Al llegar al Algerich, firmé en el cuaderno de asistencia, al ser un hospital estatal no contaban con la tecnología de punta para el control de presencialidad. Así que luego de firmar comencé a subir por la escalera. Por el silencio extremo, pude escuchar que el gran reloj del centro daba la una de la madrugada. Subía la escalera mientras pensaba que, una noche común y cualquiera me encontraría tendida en mi suave cama de tres plazas, durmiendo plácidamente, pero hace dos semanas mi vida ya no era la misma, ahora estaba en el hospital porque no podía pegar los ojos y dormir. Mi querida amiga y colega Romina me escribía cada que podía al chat, en ese momento me dirigía a saludarla. Era una noche de noviembre. No hacía frío, por eso, quizás me detuve un instante en lo alto de la escalera para observar el esplendor estelar, en el cielo, y, mientras lo hacía, un automóvil lujoso, de los que es poco común por no decir nunca se ven por estos lados, se aparcó a la entrada del hospital. Mientras lo observaba, me preguntaba qué podía significar que un auto de esa clase llegara a aquella hora, cuando vi que un hombre se bajó del vehículo. Ese hombre miraba con astucia hacia ambos lados de la calle, que a esa hora estaban siempre desierta y, entonces, abrió completamente la puerta. Del carro bajó otro hombre. Ambos se inclinaron, como si buscaran algo adentro del carro. Cuando se incorporaron, pude ver que pasaban sus brazos alrededor de los hombros de un tercer hombre, al que cargaban entre los dos, y ese hombre que estaba, mejor dicho, que parecía inconsciente, tenía la cabeza colgada y que por el movimiento se balanceaba de acá para allá. Se dirigían aquí, entonces, vi que un cuarto hombre salió del automóvil. Lo reconocí al instante. Era Robert Bellamy, un mafioso al que uno tiene que tenerle muchísimo cuidado y si es posible evitar. Hace poco, un error del sistema, al menos es lo que se dice, lo había sacado por tercera vez de la prisión, yo lo reconocía porque su cara la habían pasado una cantidad innumerable veces, por la televisión, además de salir en los titulares de los periódicos, y por el internet, su cara y su fama daba vueltas por todo el mundo. Creo que no existía persona que viva en Buenos Aires que no haya visto su cara en alguna parte. Robert Bellamy era alto y delgado, con su cabello rubio oscuro, siempre elegante, parecía un hombre de clase alta, no un mafioso que extorsionaba a las bandas de narcotráfico, a los que traficaban con órganos humanos, él era el precursor de la violencia en las calles. Para entonces, yo me había dirigido hacia la puerta, y permanecía fuera de su campo de visión, sin hacerme notar. Di unos pasos y salí de la puerta. Instantáneamente, los dos que llevaban al hombre se detuvieron. En ese momento, las manos que tenían libres se perdieron en los bolsillos de sus abrigos. Noten que dije antes que era un noviembre extraño y no hacía frío, pero ellos, todos ellos, vestían con rigor un traje oscuro y que a simple vista les resultaba incómodo más que todo por el calor que hacía. Di un paso al frente y me presenté. —Soy la doctora Roseu —dije, apresuradamente—. Estoy de turno. Vengan conmigo, pueden seguirme. Ninguno de ellos me contestó una sola palabra. Me miraban sin verme, era una situación un tanto extraña. Bellamy se adelantó unos pasos. Vi que tenía él también las manos dentro de los bolsillos, y que me miraba de arriba abajo, solo después de eso asintió, mirando a los otros. Sentí que la tensión disminuía, por fortuna mía. —La conozco, doctora —dijo amablemente, en un español extrañamente preciso. Robert Bellamy era un italiano que había llegado a fines de los noventa—. Pero no sabe la suerte que ha tenido. Si me permite que le dé un consejo, no es bueno moverse tan deprisa cuando se le acerca a uno gente que no conoce, y de noche, al menos en esta ciudad. —Pero —dije con mi tono amable— yo sí lo conozco señor Bellamy. —Entonces —sonrió ligeramente—, su juicio es doblemente errado. Y mi consejo es, doblemente acertado. ¿No le parece? En ese momento se hizo un espantoso silencio, que él mismo se encargó de romper. —Y siendo quien soy, me sentiré mucho mejor adentro que afuera —dijo con un tono cortés.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
49.8K
bc

Navidad con mi ex

read
8.6K
bc

La esposa rechazada del ceo

read
161.6K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
85.6K
bc

Mi Pareja Tiene Dos Lobos

read
1.3K
bc

Bajo acuerdo

read
7.3K
bc

Tras Mi Divorcio

read
508.4K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook