Con el corazón latiéndole a prisa, Lenet bajaba a paso firme por la calle, guiándose con el GPS de su teléfono para encontrar una parada de taxi. Después de varios minutos caminando, logró abordar uno. Durante el trayecto hacia el muelle donde podría tomar el ferry, escribió un mensaje de texto a Valentino: “Hola. Por favor, no te preocupes. Salí a resolver un asunto que dejé pendiente en el hotel. Olvidé mencionarte que esa amiga que falleció me presentó a un oficial que colabora con la policía. Cualquier cosa, sabré cómo pedir ayuda. No intentes buscarme, sabré volver o comunicarme pronto. Cuídate mucho” Al llegar, descubrió que el ferry había zarpado hacía apenas cinco minutos. Desde la costa, veía cómo se alejaba, ya a varios kilómetros mar adentro. Se sobó la cabeza, consternada

