París, Francia, 6 de noviembre del 2022
Maddison
—maddy.— miré a mamá con una sonrisa.
—¿Si?
Lewis rió divertido.
—Solo pregunto para confirmar, Soph.— Mamá negó con una sonrisa.
—El también piensa que eres bonita.— Sonreí.
—¿Cómo que también?— mami enarco una ceja.
—Sus ingenieros también piensan eso.— Conté, recordando el cuchicheo de los ingenieros.
—¿Cuándo dijeron eso?— me asome a la pantalla, para ver la cara de Lew
— Cuando estuve en el garaje.— sonreí con inocencia.— estuvieron diciendo que era guapa.
—Ah..— mamá miró con una ceja enarcada.— Bueno, no dijeron mentiras.
—Exacto.
—Ya te lavaste los dientes.— Negué.— Ve a hacerlo.
—Yo se que quieres estar con Lew.— El río cortamente.— Ahora vuelvo.
Dejé a mami y entre al baño a lavarme los dientes, mientras lo hacía por mi mente pasaba que Lewis había dicho que mami se me hacía guapa.
¿Y si le gusta mami?— pensé, antes de enjuagar mi boca.
Sonreí al espejo para verificar que mis dientes estuvieran limpios y al no ver suciedad salí del baño. Cuando salí, ví a mi mami riendo junto con Lewis, ¿Le contó un chiste estando sin mí?, me acerque a la cama y metí un poco la cara a la camara.
—¿Le contaste un chiste?— interrogue al mayor.
—Si.— abrí la boca ofendida.— ¿Qué?
—¿Le contaste un chiste y sin mí?— señalé dramáticamente.
—Perdon, addy.— Sonrió apenado.
— ¿Y de que era?— Enarque una ceja.
—Uno aburrido.— explicó mami.
—Pero te reíste.— encaré con los ojos entrecerrados.
— Por compromiso.— se excusó.
—Vaya, describí que soy malísimo para los chistes.—Fingio decepción.
—No es cierto.— Negué rápidamente.— tienes chistes buenos.
— Bueno, alguien aprecia mi talento.— mamá rió divertida.
—Claro.— Asentí con una sonrisa.— ¿Y Roscoe?
—Está aqui conmigo.— Enfocó al bulldog.— sólo que está cansadito.
—¿Jugaste con el todo el día?— Asintió, comencé a negar.— Mal, mal.
—¿Qué sucede?— me miró confundido.
— Hay que dejarlo descansar.— Señalé, era obvio que iba a estar cansado.— Por eso está cansadito.
—La próxima vez haré que descansé. ¿Te parece?— Asentí satisfecha.
—Así está bien, tiene que estar sanito.— Comenté con una sonrisa.
(....)
Maddison estaba emocionada, los últimos dos grandes premios los vería en vivo y podría ver cómo su tío maxie lucharia por ganar la última carrera.
—¿Puedo ir con Lew?— Preguntó con una sonrisa.
—¿No molestarás a Lewis?— Negó rápidamente.
— Está bien.— Maddison fue a por su mochila con juguetes.— Pero, yo te llevo.
— Ya se el camino, mami.— Sophia rió.
— Ya lo sé, Liefje.— Maddison la miró confundida.— Solo no quiero que pase lo mismo de la última vez. ¿De acuerdo?
— Si.— se dejó llevar por Soph.
Ambas caminaron entre algunos fanáticos, reporteros e ingenieros, hasta llegar al garaje del británico.
—Necesito ver su pase.— Pidió un ingeniero.
—No es de Mercedes pero..— intento explicar pero, el hombre la interrumpió.
—Entonces no puede pasar, lo lamento.— Explicó apenado.
—¿Está Lew?— preguntó maddison, escondida detrás de su madre.
—No.— Mintió.
La pequeña rubia lo miró mal, sabía que estaba mintiendo.
— ¡Hey, Enzo!— Lo llamo otro ingeniero, mientras se acercaba a ellos.— ¿Por qué tardas tanto?
—La señora y su hija quieren pasar pero, no tienen pase para Mercedes.— Explicó al mayor.
El otro ingeniero miró atentamente a Sophia, luego, su mirada bajo a la pequeña rubia, y miró mal a Enzo.
—¿Eres imbécil?— Gruñó molestó.
Maddison soltó una risita, al ver la cara del chico.
—Liefje.— regaño Sophia.
—Perdón..— susurró.
El mayor se acercó a las Neerlandésas y se agachó para quedar a la altura de la pequeña rubia.
—Puedes pasar.— Madison le sonrió.— Ve con cuidado.
—Gracias, Tommy.— El mayor negó.— Adiós mami.
— Adiós, Liefje.— se despidió, mientras veía como su hija se iba al garaje del británico.
Thomas se reincorporo y con una mirada mandó a Enzo al garaje, quedando sólo con la modelo.
—Lamento el comportamiento de Enzo, es que es nuevo.— Comentó apenado.
— No se preocupe, entiendo.— Respondió con una sonrisa.
—¿Usted no se va a quedar?— Pregunta curioso, Sophia negó.
—Estoy en RedBull.— enseñó su pasé.— La que se volvió Mercedes fue mi hija.
—Somos la mejor escudería.— el mayor inflo su pecho con orgullo.
—Ya lo creo.— rió.
(....)
—Holaa, Lew.— Saludó maddison, mientras se acercaba a el.
— Holaa, addy.— La cargó.— ¿Cómo estuvieron tus otros días en París?
— Estuvieron bien, sólo que mami estuvo hablando con papá.— contó, arrugando la nariz.
—¿Va a volver con tu padre?— la menor negó rápidamente.
—No le desees el mal a mi mami.— el moreno, no pudo evitar reír.
—¿Y para que hablaron?— Preguntó curioso.
— De mi, de ti y maxie.— rodó los ojos.
— ¿De mí?— maddison asintió.— ¿Qué decían?
—Lorenzo dijo que mamá se..¿acostaba?.— dudó.— Si creo que eso dijo, que lo hacía contigo y el tío maxie.
Lewis se quedó sorprendido por lo que decía la rubia y también por el tono despectivo en que había dicho el nombre de su padre.
—Oh.
—Es una tontería.— Espeto la menor.— mami dijo que estaba loquito.
—Tu madre tiene razón.— maddison sonrió traviesa.— ¿Qué?
—No, nada.— mintió.
—¿Segura?— asintió.—Bien, ¿Te quedarás para verme?
—Mami me dijo que si.
— Perfecto.
— ¿Verdad que sí?— habló emocionada
—¿Y tú compañero guapo?— Lewis la miró sorprendido.
—¿Hablás del chismoso?—Ella asintió.
— me dijo que iba a hablar con su esposa.—La menor lo miró decepcionada.— ¿Que sucede?
— ¿Está casado?— el moreno Asintió.
—¿Pensaste que iba a estar soltero?— Preguntó divertido.
—Si.— Admitió decepcionada.
—Te lleva más de quince años y tiene un hijo.— recalca el mayor, maddison solo se encogió de hombros.
—¿Y su hijo es guapo?— Pregunta curiosa.
— Es un niño lindo.— admitió.
—Entonces me gusta el.— Lewis rió divertido.
— Ni siquiera lo haz visto.— dice burlón.
— Dijiste que es lindo y yo te creó.— sonríe divertida la menor.
—ay dios.
—¿Y su esposa va a venir?— pregunta curiosa la menor.
—Su esposa nunca viene.— contó el mayor.
—¿No quiere venir a apoyarlo?— dice confundida.
—Si quiere pero, a el lo viene a apoyar alguien más.— la menor abrió la boca sorprendida.
—¿La engaña?
— Algo así.— no supo cómo explicarle.
—¿Y saben quién es su esposa?— el negó.— ¿Entonces no saben que es malo?
—No, no saben.
— Ya me cayó mal.— Lewis rió divertido.
—¿Por qué?
—Lo que tiene de bonito, lo tiene de malo.