Afuera de la habitación, los gemelos yacían en el suelo, mientras que, Víctor, el guardaespaldas de Sashenka, al escuchar los sonidos amortiguados que descendían del piso superior decidió subir a ver como estaba su chica, con una mano extrajo su arma mientras se disponía a subir.
Sin embargo, no alcanzó a dar un paso, ya que, la hoja de un cuchillo atravesó su nuca con mucha precisión, seccionando su médula espinal con precisión quirúrgica.
―¡Aaah!―fue el grito ahogado de Víctor, quien, como una marioneta con los hilos cortados, se desplomó en el suelo.
Aquel quien le lanzó ese cuchillo de manera letal, fue nada más y nada menos que, Yaroslav, el mayordomo de Absalón, quien vestía unos jeans gastados que aún conservaban restos de grama en las rodillas ya que, se había arrodillado en la
