Mientras tanto, en la mansión de las Casas…
En la elegante mansión de las Casas, Anna, recién cambiada y ataviada con un vestido negr0 largo y elegante pero casual, se encontraba siendo peinada por Isidoro, su asistente principal. Mientras los dedos hábiles de Isidoro trabajaban en su cabello, Anna le contaba todo acerca de "Aurora", con su voz llena de emoción y sus ojos brillantes de entusiasmo. Sin embargo, en el rostro de Isidoro se dibujaba una sombra de preocupación.
―Pero Anita de mi alma ―dijo Isidoro con su marcado acento sevillano, y sus cejas finas fruncidas en señal de inquietud―, sé que to' lo que estás haciendo es mu' bueno, pero es algo peligroso porque no conoces a esa mujé. Sé que lo que le pasó fue mu' malo, pero ¿tú qué sabes si es un asesino peligroso ese hombre que i
