Al otro lado del mundo, Charlotte miraba fijamente su teléfono, una sonrisa juguetona bailando en sus labios. Se había preparado meticulosamente, cada detalle cuidadosamente planeado para hacer esta videollamada inolvidable. La excitación que sentía por Reinaldo era casi tangible, como una corriente eléctrica que parecía vibrar en el aire, trascendiendo la distancia física que los separaba. Con un suspiro de anticipación, Charlotte inició la llamada. Reinaldo, acostado en la cama, con su cuerpo tenso y expectante, atendió al instante. La imagen de Charlotte apareció en la pantalla, sentada frente a su tocador, vistiendo una fina blusa de seda que insinuaba suavemente las curvas de sus senos. ―Hola― la voz de Reinaldo sonó ronca, cargada de emoción contenida―. Te ves... hermosa. El cumpl

