Love and Art. Iniciando capítulo III

3393 Words
Capítulo III – Antes de empezar no quiero que me juzguen. – ¿Alguna vez lo hemos hecho? –pregunta Paúl–. – No, nunca, pero con lo que les diré, quizás lo hagan. – Viejo, somos tus amigos, no somos jueces y en esta vida todos cometemos errores. – Lo se, pero lo mio no fue un error, yo me enamore, y el único error fue que se lo oculte a ustedes, bueno en realidad se lo oculte a todo el mundo, hasta a mis propios padres. – ¿Por cierto, antes de que empieces a contarnos tu relación secreta, dime algo, ¿Cómo están los viejos? – Están bien, voy a ver cuándo me tomo un fin de semana para ir a estar con ellos. Los extraño mucho, tengo ya cuatro meses que no los veo. – Es bastante tiempo, yo quisiera tener a mis padres cerca, pero están al otro lado del mundo –dice Anne–. – ¿Cada cuánto los ves? – Ya vamos para un año sin vernos, nunca estuvieron de acuerdo en mi relación con Paúl, por eso poco nos vemos. – Algún día lo entenderán, se que no es mucho el apoyo, pero nos tienes a todos nosotros –dice Emil–. – Si es mucho para mí, con ustedes me siento feliz. – Cuando vaya a visitar a mis padres, prometo que nos iremos todos, será un fin de semana donde nos vamos a olvidar del trabajo completamente –digo–. – ¿Estás seguro de eso? – Claro, soy el dueño ¿No? – Si, pero Emil es la única que no trabaja para ti. – Eso lo podemos arreglar, ¿Emil, quieres formar parte de Love and Art? – No lo se Darío, en mi actual empleo estoy bien, no gano lo que quisiera pero estoy bien. – Eres secretaria, en mi empresa puedes obtener un cargo de tu profesión y ganarías mucho más dinero. – Le tengo amor a mi trabajo, y a ellos allí les debo mucho. – Sólo piénsalo, si viene un bebé en camino vas a necesitar mucho más. – Está bien, lo pensaré, o algo más sencillo, depende de mis resultados médicos decidiré de una vez, aunque espero que sea solo un virus. – Un virus de nueve meses –río– – A ese bebé no le faltará nada, y menos con los tíos que tendrá, sobre todo con Darío. – ¿Y yo por qué? – Que placer sería tener un tío millonario – suspira–. – ¿Van a seguir hablando de lo que aún no es seguro, o nos contarás tu historia Darío? – Emil amiga, sabemos que los chicos te pusieron nerviosa, pero tienen razón, hazte la idea de que puedes estar embarazada, yo pensé lo mismo que Darío, pero no suelo ser tan indiscreta como él. – ¡Oh! Gracias –me burlo– – Tendrás todo el apoyo del mundo con nosotros. – Gracias Anne –la abraza–. – ¿Y mi abrazo qué? –digo–. – Mejor empieza a contarnos tu gran secreto, estamos ansiosos por escuchar quien es esa tal Leif que se robó tu corazón. – Bien, ahora sí les contaré. ¿Mathias, me regalas una copa por favor? – Claro viejo. — Me trae la copa y me pongo cómodo para recordar algo que no quería hacer, no de esa manera. – Es un poco difícil de recordar todo pero solo les diré lo más importante. – Adelante viejo, te escuchamos. – Si, somos todo oídos. – Bien, recuerdo que tenía diecinueve años en ese momento, mi vida era muy diferente, fui a un evento especial en Gallivare y allí conocí a una chica, a Leif Alberttsson, fue un amor a primera vista y fue mutuo, nos enamoramos y pasábamos la mayor parte del tiempo juntos… – ¿Y por qué nunca lo supimos? —interrumpe Paúl— – Verdad hermano, ¿Por qué no lo supimos? – Déjenlo continuar. – Continuo, fue un total secreto, no queríamos que las cosas salieran mal después, duramos seis meses, seis maravillosos meses en los cuales fui tan feliz con ella, cuando ustedes iban a casa y ella estaba allí siempre se quedaba en la habitación, sólo se que Leif me hizo muy feliz en ese tiempo, ella estudiaba para ser fotógrafa profesional, pero un día simplemente se marchó, la busque por mucho tiempo pero no la encontré, es como si se la hubiese tragado la tierra. Ame a Leif como no había amado nunca, desde su partida me juré que nunca volvería a enamorarme y por eso soy así, y de una u otra manera soy feliz así, me gusta estar así, la recuerdo siempre si, la extraño muchas veces, pero cuando acepte que no regresará pude continuar con mi vida y enfocarme en mi empresa. Ella era mi inspiración y cuando la pienso aún lo es, Leif era muy especial para mí. ¿Algo más que quieran saber? —me tomo la copa de un sorbo— – Guao viejo, ¿Estas seguro que hiciste todo bien? – Claro que lo estoy Paúl, nunca le falle, no se porque se marchó, ni se despidió de mí, sólo se marchó. – Es muy extraño eso hermano, ¿Por qué nunca nos dijiste nada? Sufriste en silencio todo ese tiempo donde sabes bien que no te hubiésemos dejado solo. – Perdón Mathias, la soledad en ese momento era mi mejor compañía. – Bueno hermano lo siento tanto, me imagino lo mal que la pasaste en ese momento. – Fatal, quisiera volver a verla ¿Saben? Pero no sé si para abrazarla o reprocharle por su abandono. – Sólo el tiempo dará la respuesta que necesitas. – Mathias tiene razón y recuerda que no estás solo, nunca lo estás, nos tienes a nosotros. – Lo sé, nuevamente gracias por tanto apoyo, no se qué haría sin ustedes. – Chicos la conversación está interesante, pero yo los dejo, no me encuentro bien, amor, te espero en la habitación. —se despide Emil—. – Espero que realmente la lleves al médico a primera hora. – Lo haré, cuéntanos, ¿No has pensado en volver a buscar a esa chica? – No, deje de buscarla hace más de un año. Ya me resigne a que no volverá. – Debes continuar con tu vida hermano, quizás te consigas una buena mujer. – Quizás tengan razón, pero aún no, mejor nos enfocamos en nuestros proyectos, claro, —me dirijo a Mathias— mañana llevas a Emil al médico, y tú Paúl, haz lo que tengas que hacer, y cuando hayan resuelto todo, nos enfocamos. No puedo buscar de tener una relación de momento, no hasta que ustedes hayan resuelto sus cosas. – Como quieras hermano, trataremos de no insistir más con lo mismo. – Todo a su tiempo. – Te vamos a buscar una novia vas a ver. – Yo puedo solito —río—. – Si tu lo dices. Me tomo esta última copa y me marcho, ya fue suficiente por hoy. – Yo también debo marcharme, tengo una pintura que continuar. – Oh sí, mi pintura —reímos—. – Mathias, ¿Nos avisarás lo que diga el médico? – Por supuesto que lo haré, espero sea algo viral y no algo de lo que deba preocuparme. – Esperamos lo mismo. – Así es. – Bien, ahora sí creo que es hora de irnos, ¿Vamos cariño? – Pensé que no lo dirías nunca, estar sin Emil es algo incómodo ya que no me incluyen en sus conversaciones. – ¿Es el momento en el que lloras? —pregunto—. – Muy gracioso. – Vámonos entonces. – Si, mañana quizás nos veremos nuevamente. – Lo más seguro, espero Emil si esté dispuesta, ustedes no me entretienen. – Cariño, me ofendes, ¿Ni yo te entretengo? – Cuando estás con este par no —reímos—. – Herirás nuestros sentimientos. – No me parece gracioso. – No lo es, nos hieres de verdad. – ¿No piensan madurar nunca verdad? – Cuando tú nos des un sobrino quizás lo hagamos, mientras no. – Sigan soñando entonces, en mis planes aún no hay bebés, sueño con casarme algún día —baja el tono de la voz—. – ¿Seremos los padrinos de bodas? – ¿Tengo otra opción? – No —respondemos Mathias y yo al mismo tiempo y empezamos a reír—. – Genial, sólo espero que algún día Paúl me pida matrimonio. – Tengo un jefe que no me da tiempo libre. – Si, soy muy exigente. – Lo sé, no le das tiempo a mi novio de estar conmigo. – ¿Es el momento donde vuelves a llorar? Dramática —reímos todos—. – Con ustedes nada es serio. – Depende del tema de conversación. – Ya veo, por cierto, me gustaría hablar contigo, a solas, pero no hoy. – Mañana, te invito un café. – Hey, estoy aquí, ¿Debo ponerme celoso? – Tú mujer no es el tipo de mujeres que me gusta. – ¡Oh! Me ofendes, tranquilo amor, sólo tengo ojos para ti —lo besa—. – Es tiempo de irnos, Mathias ve a atender a Emil y avísanos cualquier novedad. – Seguro, conduzcan con cuidado ambos. – Así lo haremos. — Nos despedimos de Mathias y salimos, le doy un beso a Anne y un abrazo a Paúl, subo a mi coche y voy a casa. — Ya en casa siento como un alivio el saber que ya Mathias y Paúl tienen conocimiento sobre Leif. Tomo una ducha y me voy a la cama en la cual doy mil vueltas y como no logro dormir decido ir a mi habitación favorita y continuo con mi arte. +++++ — Amaneció y no he dormido nada, igual hoy puedo hacerlo durante el día, lo único que haré hoy será ir a tomar un café con Anne, me dejó pensativo, ¿Qué tiene que hablar conmigo? Es extraño pero luego sabré. Voy a la cocina, me preparo un café y un par de sándwich y desayuno, mientras lo hago sólo pienso en Leif y empiezo a recordar toda nuestra historia, todo empezó en una fiesta en… Gallivare Abril 2019 — Salir de la rutina siempre es buena idea, no todo es trabajar y estudiar. Ya en dos años me graduó como diseñador, ya estoy trabajando para montar mi propia empresa junto a mis mejores amigos, Paúl y Mathias, mis grandes amigos, con ellos planeo conseguir todo lo que quiero, me apoyan en mi emprendimiento, la meta es que alrededor de un año mi empresa sea una de las mejores a nivel mundial, me gusta diseñar y me fascina pintar, aún lo estoy perfeccionando pero se que lo voy a lograr. Hoy iré a un evento privado con mis padres, poco los veo ya que viven en otra ciudad, viven aquí en Gallivare, desde que cumplí la mayoría de edad me independice y me fui a la capital donde montaré mi propia empresa. Mis padres me ayudaron a comprar la casa que tengo ahora y con el tiempo la he puesto como me gusta. Ya estoy llegando a casa de mis padres, estacionó el coche y bajo de este, allí está mi madre tan hermosa como siempre. – Hijo mío. – Madre, cada día más guapa. – Tú igual vida mía, ¿Cómo has estado? ¿Comiste? – Si madre, desayune y almorcé de camino para acá, y he estado genial, estudiando y trabajando. – Así me gusta hijo mío, me siento tan orgullosa de ti y tu padre también lo está. – Lo se madre gracias, ¿Pasamos? ¿O prefieres que nos caiga la lluvia acá afuera? – De eso nada, luego te me resfrias —río—. – Tampoco exageres madre ya no soy un niño —la abrazo y entramos a casa—. – Mi hijo —mi padre viene y me abraza—. – Padre, te he extrañado tanto. – Y yo a ti hijo, ¿Adelgazaste un poco? – Solo un poco, pero me veo más guapo así. – Claro que sí, igual a tu padre. ¿Haz pensado en regresar? En la empresa necesitamos un diseñador. – No padre, estoy por crear mi propia empresa con la ayuda de Paúl y Mathias en la capital. – Norrbotten siempre te ha gustado ¿No es así? – Así es padre, me parece un buen lugar y allí me encuentro bien. – ¿Ya acondicionaste la casa? – Aún está en proceso, pero he adelantado bastante – Excelente, ¿Nos tomamos una copa? – Claro, ¿Y de qué va la fiesta de hoy? – Ah, es de la empresa de un buen amigo, hoy es la inauguración y queríamos asistir con nuestro hijo. – Entiendo —me da la copa—. – ¿Ya conseguiste alguna chica por allá? – Aún no padre. – Espero entonces que te guste alguna en esa fiesta a la que iremos. – Ya veremos padre, ¿A qué hora es la fiesta? – La inauguración empieza a las seis de la tarde, primero darán el discurso y todo eso, ¿Te apetece llegar antes o después? – ¿Ser puntuales sería mejor no? – Ese es mi hijo, preparemos todo entonces. – Antes de salir madre, ¿Puedes prepararme una rica merienda? – Claro que si hijo, para ti, eso y más. – Gracias madre, estaré en mi antigua habitación. – Te prepararé unos enrolladitos azucarados. – Perfecto madre. — Me marcho a mi antigua habitación y al llegar a ella los recuerdos de mi infancia llegan, todo está exactamente igual a como lo deje, imagino que mi madre lo conserva así para tenerme siempre presente. Todo está muy limpio si, tan hermosa mi madre. Desempaco el poco equipaje que traje conmigo y veo que atuendo usaré para la ocasión. Aún faltan un par de horas para el evento pero igual me adelantaré un poco, me meteré a la ducha, espero que cuando vayamos al evento no caiga la lluvia, cuando llueve prefiero quedarme en casa observándola desde acá y con una buena taza de café caliente. Un rato después. — Salí de la ducha, le hice una llamada rápida a Paúl para saber el resultado de un negocio que teníamos pendiente y me indico que el resultado fue el esperado, poco a poco cosechamos nuestros frutos, le dije que regresare en un par de días y continuaremos con lo planeado. Salgo de la habitación y voy directo a la cocina. – Huele delicioso. – Gracias hijo mío, te prepare los enrolladitos azucaradas, le eche un toque de vainilla y te hice chocolate caliente ya que por el clima hace un poco de frío, así tu cuerpo entra en calor. – Gracias madre, tan atenta como siempre. – Para ti siempre lo mejor mi niño —me da un beso en la mejilla—. – Te adoro madre, eres la mejor. – Y yo a ti hijo. – ¿A qué hora saldremos? Me gustaría ir a dar un paseo contigo. – ¿Podemos dejarlo para mañana mejor? Tengo cita en el salón de belleza en media hora. – Bien, ¿Te acompaño entonces? – Nada me haría más feliz, me arreglo rápido y salimos. – Perfecto madre, mientras acabo con esto que está delicioso. – Sabía que te gustaría, tu padre está en su despacho. – Iré a llevarle un poco de esto. – Adelante, te busco allí cuando esté lista. – Genial madre. – Al rato nos vemos. — Sale de la cocina y yo sirvo en un plato varios enrolladitos y sirvo una taza de chocolate, los pongo en una bandeja junto con los míos y me dirijo al despacho de mi padre, la casa sigue exactamente igual, mis cuadros que pintaba de niño aún siguen en el mismo lugar, no son los más bonitos pero para mi madre lo son, pronto habrán unas pinturas mucho mejores ya que con el tiempo me he ido perfeccionando, mis fotos con ellos siguen en el mismo lugar. Nunca entendí, ¿Por qué mis padres no quisieron tener más hijos con tanto dinero que tienen? Eso de ser hijo único a veces es aburrido, creo que por eso la vida me regalo a Paúl y a Mathias, son los hermanos que mis padres no me dieron nunca. – Padre. – Hijo, adelante. – ¿Puedo compartir este aperitivo contigo? – Por Supuesto hijo, toma asiento. — Cancela lo que está habiendo por atenderme. – No tienes que parar, continua. – En este momento más importante eres tú, el trabajo puede esperar. – Gracias padre. – Y bien, ¿Cómo te ha ido estando solo? – Aún me adapto padre, entre el trabajo y los estudios es un poco complicado, pero hago mi mayor esfuerzo. – Trabajas porque quieres. – Trabajo porque quiero mi propia empresa padre y lo voy a lograr. Ya empecé que es lo importante. – Si es lo que quieres, tienes todo mi apoyo, al menos déjame regalarte la propiedad para que luego tú puedas hacer de ella lo que quieras y a tu manera. – Explícate mejor. – ¿Quieres tener tu propia empresa no? Ya empezaste si, pero me imagino que aún no tienes un lugar exacto. – Estás en lo cierto, trabajo desde mi despacho. – ¿Ves? Busque por internet y vi una propiedad que está en venta y creo que te puede gustar —enciende la pantalla de su laptop y me muestra una imagen— ¿Qué te parece? – Guao padre, está genial, me gusta. – Puede ser tuya si la quieres y yo te la quiero dar, te lo mereces. – Gracias padre, no te vas a arrepentir. – Concretaré la compra ya mismo para que cuando regreses a Norrbotten puedas hacer uso de ella y la remodeles a tu manera, pondré el dinero en tu cuenta bancaria para que lo hagas. – ¿Sabes que te devolveré todo el dinero verdad? – Lo se si, pero primero acondiciona el lugar, luego cuando salgan los frutos me das lo que quieras. – Te quiero tanto padre. – Y yo a ti, y por tus triunfos lo que sea necesario. Para cuando regreses a Norrbotten ya podrás disponer de ese edificio como quieras, todo estará a tu nombre, por correo te enviaré el contrato de compra para que lo firmes y tengas una copia. – Genial padre, haré que estés orgulloso de mi. – Ya lo estoy Darío, ya lo estoy. – Estoy lista hijo, ¿Nos vamos? —pregunta mi madre llegando al despacho— – Si madre, vamos. – ¿A dónde van? – Al salón de belleza, mi hijo se ofreció a acompañarme, ¿Vienes también? – No, terminaré de concretar la compra de lo que hablamos. – Oh claro, adiós entonces, ¿Vamos hijo? – Adelante madre, nos vemos al rato padre. — Fuimos al salón de belleza, mi madre se mandó a arreglar todo, uñas de manos y pies, cabello, cejas, pestañas y se mandó a maquillar, no se para que tanto arreglo, ella no lo necesita, es tan hermosa al natural, salimos de allí y fuimos a casa a arreglarnos para salir al evento. — Me visto con un traje azul marino, no me pongo corbata, me miró al espejo y me veo un poco rebelde pero así me gusta. Peino mi cabello hacia atrás, me echo un poco de perfume y salgo a encontrarme con mis padres, esperan por mi en la sala de estar, están tomados de la mano, se ven tan felices juntos. – Que guapos están. – No más que tú, espero que alguna chica se fijé en ti. – Yo espero lo mismo. – Si voy contigo madre, ninguna se fijara en mi, eres tan guapa que pensaran que eres mi chica. – Pues es la mía —dice mi padre—. – Bien, sólo espero que alguien se fije en ti. — Abro la puerta principal y nos embarcamos en el coche de mi padre rumbo a la inauguración.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD