Capítulo #7

1420 Words
-I want you, i'll colour me blue, enything it takes to meke You stay, only  seeing myself, when i'm looking up at You. Cantaba a todo pulmón, tenía que admitir que a mi parecer era una de las mejores canciones de Troye Sivan. Lastimosamente con mi suerte, el agua se entró en mi boca mientras cantaba como foca, haciéndome toser hasta el alma.   Involuntariamente hice un puchero, mi vida se había convertido en un reto tan grande que ya ni si quiera podía cantar en paz.    Hace media hora el señor perfección había salido a comprarme ropa, porque si, era cierto, según el, mi maleta había sido robada.    Luego de llamar a recepción e indultarlos, había comprobado que efectivamente... Nadie sabía de mi maleta.    Mi pobre maleta. Y cuando digo pobre, hablo de que si era pobre, ni siquiera mi teléfono que estaba dentro tenía valor, pero si me dolía, porque dentro de esa maleta se habían ido los zapatos que pertenecían a mi difunta abuela y que siempre utilizaba para trabajar... En mi defensa eran muy cómodos.    Salgo con una toalla envuelta en mi cuerpo, bastante grande por cierto y con otra seco mi pelo, me quedó paralizada en medio de la habitación, él Sr. esta sentado de lo más cómodamente en la cama, haciendo no sé que con su telefono.    Pego un grito antes de volver al baño corriendo, creo que todo mi cuerpo está rojo de vergüenza, porque aunque él no me haya visto, yo sí a él, estuve en su frente solo con una toalla cubriéndome. -Eve linda, ¿te encuentras bien? - aunque quise, su tono de burla no pasó desapercibido, maldito idiota. -Claro que si. Anda dame ropa. ¡Necesito ropa! -Si abrieras la puerta podría hacerlo. -No, dejaras la bolsa fuera y te marcharas, ¡ni loca dejó que me veas semidesnuda! -Te recuerdo que eres mi esposa, Sra. de Miller. -Jodete y vete, Sr. Miller. - no se porque, pero por mi mente pasó Sr. Prohibido. Porque eso era lo que él era, alguien prohibido e imposible para mí. -Pues créeme que pasaremos aquí el día entero, porque hasta que no abras la puerta y tomes tu ropa de sobre la cama, no me moveré de aquí. -¿Estás loco? Mira mejor lárgate que mi paciencia se agota. - estaba exhausta, era el puto colmo que me hiciera esto, ¿en qué momento mi vida se convierto en este calvario? -La única paciencia que se agota aquí, es la mía. -Si te movieras en sentido de irte, no se nos agotaría a ninguno, créeme. -Pues te recuerdo que salí a comprarte ropa, tengo derecho a estar aquí... ¡Yo pago! -Pues te recuerdo que pagas porque quieres, ¡yo no quería venir! Además... ¡Por tu culpa robaron mi maleta! -Pero que mal agradecida eres, ¡te traje de vacaciones! -¡Yo no te pedí que lo hicieras! -Maldita ingrata. -A mí no me maldigas.    Entonces sucedió lo mejor del mundo mundial, su teléfono sonó, por lo que comencé a gritar cuando contesto, al poco rato escuche un "disculpa" y como se alejó hasta salir definitivamente de la habitación.    Salí de lo más cool, nadie me ganaba y el no sería la excepción. Me imaginé a mi cantando alguna canción de esas que se yo, mientras millones de emojis de las uñas aparecían por todas partes demostrando mi modo diva.    Si, estaba loca, pero era mejor que nada. -Que sexy, me imagino que pasaría si te quitara esa toalla. - creo que hable demasiado pronto para los acontecimientos, no soy una diva, no soy cool, me habían ganado y él fue la excepción.    Llorando mentalmente, agarre la bolsa y con la cabeza gacha y mi poca dignidad camine hasta el baño, ya para qué correr, total, ya me había visto, además me había ganado. Es un duro golpe al orgullo femenino, mandare hacer una tumba y pondré rosas blancas en signo de pureza y paz, luchamos hasta el último momento, sin signos de victoria pero luchamos.   Su carcajada resonó en toda la estancia, era una carcajada maléfica, llena de maldad y sed de poder, llena de satisfacción, llena de victoria, llena de no sé qué más, pero está bien. Ok, estoy exagerando.    Destape la bolsa tomando entre mi manos un conjunto de fina lencería de Victoria Secret's, ni que fuera rica o modelo, esto debió costar más que uno de mis riñones dañados por coca-cola, una blusa muy linda, pero nada de mi estilo, aunque muy linda, una chaqueta y unos vaqueros ajustados y rotos en la rodilla, en otra bolsa más pequeña habían un par de Adidas y accesorios.     Ni muerta me pondría esto, no es para nada mi estilo, soy mucho más conservadora, aunque debía admitir que estaba muy linda y en cierta forma agradecía los Adidas, mataría si me hubiese comprado tacones.    Sin nada más que hacer, comencé a cambiarme, era eso o quedarme encerrada para siempre en el baño, desanuda y con hambre.   Me veía demasiado bien, por lo que decidí que podría aguantar él hambre y el frío. -Eve ya estás lista? -No. -Estos pantalones se ajustaban demasiado y me hacían notar mi figura. y eso no me gustaba.    Si son ajustados, obvio se ajustarán. Duhh.    Cállete loca en mi cabeza. -Se que estás lista, ahora sal. Te tengo sorpresas.    Me gustaban las sorpresas. -No me gustan las sorpresas, estoy comoda aquí. -Quiero usar el baño. -Hay dos baños en la estancia. - quieria discutir, discutiremos. -Romperé la puerta.   Esto era el límite. -Adelante, te saldrán más costosas las cosas. - que argumentó ni más ESTUPIDO. ¡EL HOMBRE ES MULTIMILLONARIO! Obvio no le importa pagar una estupida puerta. -¿En serio? No pudiste decir algo más... No se, Estupido. -Tienes razón. - dije al momento en que abría la puerta y otra vez perdía por segunda vez.    Waoo, dijimos los dos al mismito tiempo, él al verme yo al verlo. Yo porque él estaba vestido igual a mí, y el porque era la primera vez que me veía de esta manera. -¿Por qué te vestiste igual que yo? Excepto por la blusa. - dije asustada, esto era algo maniático. -Porque eso hacen las parejas, duhhh. Nunca leíste libros o viste vídeos de parejas goals.    ¿Qué habían hecho con mi jefe Dios mío? -Vámonos, aunque quedan sorpresas por ver. -¿Cuál fue la primera? - pregunté al mismo tiempo que hacía una mueca rara con mi cara en signo de What? -¡Te parece poca sorpresa el hecho de que estemos vestidos iguales!   ¿En qué mundo vivía? De verdad que quería saber que habían hecho con este hombre, porque ya me comenzaba a dar miedo. -Mejor vámonos, nuestras constantes peleas cansan. -A mí no, es divertido. Además los primeros días de matrimonio son así. -Esto no cuenta como uno. - dije al tiempo que agarraba el bolso que había sobre la cama, intuí que era mío ya que suyo no sería, a menos que fuera travesti de noche cosa que dudaba. -Claro que si.   Salí de la habitación sin más ganas de pelear, no podía con tanto. Revise el bolso, habían cosas necesarias de mujer, dinero, mucho dinero, el cual devolvería porque no era mío y un IPhone 7 color rosa. -Toma. - dije entregándole el dinero y celular. -¿Por qué me devuelves eso? Es tuyo, es una de las sorpresas. -No lo quiero. Es tuyo. -Ya te dije que es tuyo, no acepto discusiones, incluso, esto también es tuyo. - dijo pasándome una tarjeta de crédito, que estoy segura tenía más miles que todos los que he visto en mis manos.     Rápidamente negué con la cabeza, pero él tomó mi brazo pegándome a su fuerte pecho, mis fosas nasales se inundaron de su rico perfume. -Es tuyo Eve, eres mi esposa, ya tú anterior vida no existe. -Pero es que... -Pero nada. - sin discutir me solté de su agarre, el cual en contra de mi voluntad me gustaba, y camine a paso firme.      Sabía que él me estaba viendo el trasero, este pantalón hacia magia o bueno, tenía un buen trasero, solo que nadie nunca lo había visto. -y pensar que todo esto estuvo escondido, fue buena idea pagar para que robaran su maleta. - susurro.   Sus susurros yo siempre los oía, y díganme que por favor me equivoque, porque de lo contrario este hombre no sale vivo de este ascensor.
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