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DESDE QUE TE MARCHASTE...

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Blurb

Emma y Jimmy estaban destinados a conocerse. Jóvenes, con sueños por igual, comienzan un romance que, aunque caótico e impetuoso, culmina en matrimonio. Se establece en la zona rural de Ítaca, cerca del lago Cayuga, valle con bosques de embelles.

Llevada, Emma, por el entusiasmo, arma su lugar, convirtiendo su su su su ueño en realidad, un hogar, pronto una família, aunque...

Una inundación sufrida pocas veces en esa ruralidad, por lo que las cosas se vuelven de otro color.

Aparece en la vida de la protagonista, la señora Betty, una astuta conocedora de esas casas.

La vida de los jóvenes ha cambiado, Jimmy ha cambiado, se ha convertido en alguien abusivo y controlador. Cruel y violento.

Solo las historias que tu nuevo amigo narra en el diario, modificando tu presente. Historias verídicas, de sus vecinos, historias de muerte y desapariciones que la van involucrando.

Del romance a la acción , y de aquí...

¿Hasta dónde puede llegar una imaginación frondosa para lograr sus objetivos, salvarse y proteger a su hijo?

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DESDE QUE TE MARCHASTE...
DESDE QUE TE MARCHASTE… Habíamos tenido sexo hasta quedar exhaustos. Como muestra de tanta pasión y entusiasmo, quedarían los restos de un dresuar roto. El sitio, nuestro nidito de amor, de hecho, mostraba los restos de esta batalla campal. Nos amábamos así, con estruendo y lujuria. Sentado sobre el piso de La Tourelle hotel, apoyada la espalda en la pared, me dijiste, como si hicieras un pedido para tu comercio, qué, -si quería casarme, tendría que buscar el lugar donde vivir; la casa; el modo como pagarla; y organizar la fiesta si la hubiera- _Porque si me esperas a mí, vas muerta­­_... Dejando abierta así, la puerta del desafío. Retando mi ingenio, aun cuando ni yo sabía de lo podía ser capaz. La noche en que te conocí, estábamos en un Club de música, The Haunt. Te vi, lindo, muy lindo, con un brillo propio o agregado como suelo hacer. Estaba en mi etapa de mujer ganadora, con muchos pretendientes, decidiendo a quién dejar llegar. Te faltaba altura, no eras todo lo intelectual que deseaba, pero me amaste, enseguida, así como yo lo anhelaba. ¡Y besabas tan bonito! Tanto, como me gustaba… Tuvimos un noviazgo breve, conociste a mis padres la noche en que murió mi abuela. Mi buena y candorosa Emily. Fuiste al servicio de velatorio y te quedaste, como formando parte de una familia que recién te veía. Recuerdo que lucías orgulloso un suéter blanco, tejido por tu madre. ¡Dios, era tan horrible! Fue el 4 de enero, un frío feroz y por suerte la calefacción a mil, que hicieron que te lo quitaras… Otra ofrenda a tu mom Sarah, siempre ella primero, y en todo. Sarah: cuando te conocí me adoraste, no significaba peligro. No significaba nada todavía. Hasta que se habló de casamiento. Vos, Jimmy, te fuiste quedando, derrotando mis defensas. Por entonces hacer el amor para mí era una acción que iba más allá de una relación s****l. Era abrazarte y sentir que estábamos involucrados en una relación amorosa, y no tanto de deseo físico. Aunque el deseo, ¡Dios!, era tan inmenso por entonces… Era tocarnos y vibrar y enseguida, buscar un lugar donde poder amarnos… Empecé la pesquisa de nuestro hogar en Dryden, un pueblo pequeño del condado de Tompkins, muy bonito. Las opciones resultaron pobres. Habíamos reunido un cierto monto de dinero en efectivo, y la idea era que el resto lo pagaríamos a través de un préstamo. ¡Claro que iba sola, no me molestaba! Cuando encontrara la indicada, allí lo invitaría a acompañarme. Ya creía que nunca accedería a un lugar. A lo que añoraba tener, una casita blanca, con mis colores y mis sabores. Conmigo. Alguna vez, mirando la bola de cristal en otro de ésos aprendizajes a los que me decido y acudo, pude ver mi casa blanca, con techo a dos aguas. De tejas rojas y paredes níveas, deslumbrantes. Como todo por aquellos sitios. Y cuando ya ni siquiera tenía pesadillas, la encontré, como aparece todo en la vida, o por lo menos en la mía. Cuando descansa la ansiedad y la angustia se diluye. En ésa ocasión, leí un aviso que me gustó. Era en Ithaca, pintoresca ciudad, ubicada en el centro del estado de Nueva York, a orillas del Lago Cayuga, uno de los Finger Lakes. Conocida por sus hermosos paisajes, un buen ambiente universitario y sólida comunidad local. La vendía directamente el dueño, un señor que tuve la suerte de conocer al día siguiente. Un chalet con techo a dos aguas, con tejado rojo y paredes níveas. ¡Dios, era perfecta! Aún más de lo esperado… Un jardín adelante y uno mayor atrás. Lo que abundaba era el verde, con manchas de amarillo por tanto diente de león, colores que me envolvieron en aquel espacio rural para que me decidiera. Ya haría algo con eso. Había encontrado mi lugar. Dos dormitorios, baño, cocina comedor y entrada de vehículos. Todo lo que necesitábamos para nuestro proyecto familiar. ¿O era solo mío? Estaba tan feliz, como hacía mucho que no lo estaba. Lo llamé a mi futuro esposo, y algo le dije. Antes lo hice con el dueño de mi nuevo hogar porque sería mío, claro. Allá lejos, el sol sobre unos prismáticos hizo una señal que me encandiló. Alguien me espiaba.

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