NARRADOR OMNISCIENTE —Entonces, deliciosa Pamela —le susurró Adrien con voz seductora, a la preciosa y sensual rubia que estaba frente a él y le mostraba el profundo escote de su vestido, que dejaba entrever un delicioso manjar de tetas bien proporcionadas y que tentaban al joven a meterle mano y no despegar la vista de aquellas suculentas bolas de carne magra—. ¿Qué dices si, cuando termine esta mierda, te acompaño a tu apartamento y continuamos una fiesta más privada y solo para adultos? Pamela rió con coquetería, mientras Adrien acercó su rostro al de ella y su aliento, cálido e impregnado en alcohol, chocó contra la piel suave de su cuello y de su oreja, provocando que un cosquilleo erizara todos sus vellos y una corriente excitante, humedeciera su ropa interior. —¿Y qué es lo qu

