Claramente, mi padre luce nervioso y acorralado, pero, como pasa constantemente, él siempre encuentra una excusa para escapar, o, al menos, para evadir las situaciones que no quiere enfrentar. —Clarissa, no sé por qué razón me preguntan a mí —expresa—. ¿Yo qué tengo que ver en esto? —Es tu jodido amigo —escupe Hunter. —Sí, es mi amigo, así como tengo muchos otros amigos gracias a la política. ¿Y eso qué? —rebate mi padre—. Yo no influyo en las cosas que ellos hacen. —¡Vete a la mierda, Roman! —muerde Hunter, ofuscado—. Tú llevaste a Ree a la boca del lobo. ¡Tú insististe en que ella lo conociera para que él tuviera su oportunidad! —Pe... Pero, ¿de qué hablas? Yo solamente se lo presenté, como hago con todos mis amigos. ¿Eso qué tiene de malo? —se defiende—. ¿Yo cómo iba a saber que ib

