NARRA RAYN COLLIVER La cara de impresión de la señorita Allen no me sorprende para nada. Lo que sí me sorprende, es el hecho de que yo, Rayn Colliver, haya enviado mi jodido orgullo a la mierda grande, para venir a buscarla a su departamento. —Buenas noches, señorita Allen —murmuro, todavía no tan convencido de lo que estoy a punto de hacer. —Pe-pero... ¿Qué hace usted aquí? —balbucea. Trago una fuerte cantidad de saliva y me armo de reverendo valor para soltar aquellas palabras que he venido a decirle, sabiendo que, muy probablemente, mi orgullo será pisoteado como si se tratara de caca de perro. A pesar de estar principalmente sorprendida, en la expresión del rostro de la señorita Allen también puedo notar ese mismo dejo de rabia que tenía cuando me dijo todas aquellas cosas en la o

