Afortunadamente no soy el único que debe declarar. También está John y otros dos compañeros, y eso es un alivio. Creo entender lo que está sucediendo. Algún indiscreto en la fábrica debió divulgar que Rigoberto era homosexual y que mostraba interés en mí, pero también se mencionó a John.
Con esa información en mente, me relajo un poco y continúo con mi rutina, tal y como la tenía planeada. Vuelvo al apartamento, llevo a Juliana al trabajo, como, duermo y finalmente me despierto para dejar el apartamento aseado y asistir a la estación de policía para rendir mi declaración.
La diligencia me ocupa más tiempo del que pensé, pues el detective me hace esperar eternidades, pero creo que contesto todo sin ningún tipo de nerviosismo, aunque tengo la impresión que no le agrado del todo al det
