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Nathanael al regreso descubrió que su mate le había dejado ganar la primera vez. El hombre era malditamente bueno en el volante y tenía un manejo de la velocidad estupenda.
El chico se sintió molesto por segundos ya que ahora no se encontraría seguro si su compañero le permitiría ganar en algunas cosas o simplemente si le ganaría, pero rápidamente aquel sentimiento fue reemplazado por uno de calidez, Samuel se preocupaba por él y deseaba verlo feliz.
—Eres un tonto, ¿sabes? —Bajó de la moto y se acercó al hombre el cual estaba apoyado en el auto mientras lo miraba con una gran sonrisa.
—Me gusta verte feliz, y la sonrisa en tus labios al llegar a la represa me hizo saber que había hecho lo correcto. —Nathanael se alzó en puntillas y rodeó el cuello de su mate con sus manos para
