Capítulo XIX. En el cual oye Ravenswood nuevos presagios y algo que debía de serle agradable LA comida en el castillo de Ravenswood fue tan notable por su esplendidez como la del Despeñadero del Lobo lo había sido por su penuria. Aunque el Lord Keeper sintiera un orgullo interior por este contraste, tenía demasiado tacto para dejarlo aparentar. Por el contrario, parecía recordar con agrado lo que llamó «la comida de soltero de Mr. Baldestone», y estar más disgustado que contento por el despliegue de su propia mesa. —Hacemos estas cosas —dijo—, porque las hacen los demás; pero a mí me educaron con sencillez, en la mesa frugal de mi padre, y me gustaría, si me lo permitieran mi mujer y mi familia, volver a mis comidas sencillas. Esto resultaba un poco forzado. El Master respondió solo que

