Centro de rehabilitación 09:15
La mañana estaba limpia, con un sol tibio que entraba a raudales por la ventana del despacho improvisado de Francisco. Garrido revisaba unas carpetas mientras él, apoyado en el marco de la puerta, parecía más en paz que en semanas.
El golpe de los nudillos de Leandro rompió el momento.
Entró con un sobre grueso bajo el brazo, su rostro serio, casi sombrío.
—Esto acaba de llegarme —dijo, dejándolo sobre la mesa—. Informes de la auditoría interna de la Fundación Laura Sánchez.
Francisco frunció el ceño, tomó los documentos y comenzó a leer. A medida que pasaba las páginas, la mandíbula se le tensaba.
—Desvíos… transferencias a cuentas que no tienen justificación. Y no pequeñas.
—Es más grave de lo que parece —añadió Leandro—. Si no intervienes ahora, la
