Oficina de la Fundación Laura Sánchez 07:45
El amanecer apenas filtraba un hilo dorado por las persianas, pero la oficina de Mara estaba envuelta en una penumbra espesa. El café sobre la mesa estaba frío. No había dormido.
La imagen seguía ahí, clavada como una aguja: Francisco bajando del avión… y ella, la doctora Garrido, pegada a su lado, inclinándose para susurrarle algo que él escuchó con una leve sonrisa. Una sonrisa que Mara recordaba como suya.
Apretó los puños sobre el escritorio, como si así pudiera sostener el temblor que le recorría.
—Llegaste temprano —dijo Marco desde la puerta, su voz grave rompiendo el silencio.
Ella no levantó la vista.
—No podía quedarme en casa.
Él cerró la puerta y cruzó la habitación despacio. Se apoyó en el borde de su escritorio, inclinándose
