Se encontraba sentada en la sala de espera, mientras Harry hablaba con el rector en su oficina. A su alrededor varios jóvenes se hallaban tan nerviosos y ansiosos como ella. La universidad era un gran paso para el futuro y deseaba con todo su corazón levantar su propio imperio, a base de trabajo y esfuerzo. Se esforzaría y trabajaría duro para alcanzar sus metas y objetivos. Le demostraría a su padre cuan capaz era. De pronto la puerta del reactor se abrió y Harry asomó su cabeza haciéndole una seña para que se acercara. Con los nervios a flor de piel avanzó con fingida seguridad y al adentrarse en la oficina saludó educadamente al hombre. —Sea bienvenida señora Deneb, Harry me ha comentado cuán inteligente es y que siempre destacó por encima del resto con sus elevadas calificaciones. —

