Caminaba de un lado a otro en la habitación privada que le habían designado a su esposa, estaba completamente solo en ese momento, ya que se la habían llevado para efectuarle diversos exámenes. Se detuvo frente al gran ventanal que permitía ver parte de la ciudad, su triste mirada se fijó en el horizonte, mirando nada y todo a la vez. La ansiedad le estaba ganando, por lo que empezó a inhalar y exhalar continuamente tratando de recuperar la compostura, tal cual su terapeuta le enseñó hace tantos años. Asumía la culpa de todo, el estado en que Deneb se encontraba era su completa responsabilidad. Él se encargó de orillar a la rubia a ese cuadro de estrés tan profundo. Si tan solo hubiese escuchado a sus padres nada de esto estaría pasando, pero como siempre, fue estúpido y débil, dando prio

