Había transcurrido una semana desde que Dafne, Sael y James comenzaron a vivir juntos, y aunque en un comienzo la rubia tenía ciertas dudas de compartir casa, esa semana había sido tranquila, llena de risas y momentos compartidos en familia. James se había convertido en un pilar de apoyo para Dafne, cuidando de ella con ternura, asegurándose de que se alimentara adecuadamente y tomara sus medicinas a tiempo. ¡Maldito James, tenía que ser tan jodidamente atractivo y tan endemoniadamente encantador! También ayudaba a Sael con sus estudios, preparándolo para la fecha de exámenes, y eso había creado un ambiente de camaradería que todos disfrutaban. Para Dafne era como un sueño, de esos que no deseas despertar, pero lamentablemente era hora de hacerlo. Con el paso de los días, Dafne se sentí

