PREPARATIVOS PARA EL VIAJE
NARRA ALEXEI RHYZOV
Me siento en la orilla de la cama, unos centímetros por detrás de ella. Meto mis manos bajo su espalda y le ayudo a enderezarse, para que se siente. Se queja un poco por el dolor abdominal, pero luego asegura estar bien y entonces cojo el peine y comienzo mi terapia desestresante: peinar su cabello de fuego.
—¿Disfrutas de esto, verdad? —comenta con algo de diversión.
—¿De qué? —me hago el desentendido.
—Pues, ¿de qué más? De peinarme —espeta.
Aunque no me puede ver, contengo una risa.
—Yo disfruto de matar gente —me inclino y pego mi boca a su oreja para susurrarle—: y de coger muy duro y rico con mi mujer.
Se ríe y niega.
—Discúlpeme, señor malo y perverso.
—Muy perverso —le muerdo el lóbulo de la oreja y se estremece—. Me fascina
