No sentí nada raro en la forma en que Sebastián miró a Isabella, ni en el tipo de interacción que tuvieron, pero ese anillo gigante en la mano derecha de Sebastián sigue causándome malestar. Así que, mientras Isabella descansa, tomo mi celular y le escribo a Christian para que tenga listas las imágenes mejoradas que pudo sacar del video, de modo que pueda revisarlas mañana. Ese es uno de los temas que quiero resolver a primera hora. No entiendo en qué momento se torció mi amistad con Sebastián. Simplemente, un día dejó de ser el chico alegre y despreocupado para convertirse en alguien casi amargado y taciturno. Si Sebastián está detrás de lo que pasó con Catalina y Juliana, dejará de importarme que sea mi primo y tendré que tomar medidas para cobrarle públicamente la afrenta. Vuelvo a de

