capítulo 2.

869 Words
Pili's POV (dos semanas atrás): Faltaban dos días para volver a clases y yo estaba más que nerviosa por lo que podía pasar en mis últimos dos años como estudiante local, para ponerlos en contexto yo soy una chica paranoica. Después de escuchar tantas malas historias me aterró la idea de perder a alguno de mis amigos, especialmente al mejor de ellos. — ¿En qué piensas tanto, Pilu? — Cuestionó Purrete mientras arrastrábamos el carrito de compras por todo el pasillo, nos encontrábamos en el centro comercial comprando los útiles escolares, era el primer año en el que lo hacíamos solos. — No quiero volver a clases.— Respondí con honestidad, él se quedó en silencio y luego se rió, yo alcé mis cejas ofendida. — ¿Qué te causa tanta gracia? Él detuvo el carrito y metió algunos cuadernos, luego decidió mirarme. — Eso es paranoia, Pilar, hablamos de esto todo el verano.— Negó con una pequeña sonrisa en su rostro y me tomó del brazo para que yo pudiera avanzar, me había quedado en un solo lugar sin inmutar un movimiento. — Bueno, déjame, solo me hago ideas aunque sé que nada va a pasar.— Suspiré tomando una caja de lápices, de la lista que teníamos ya solo faltaban como tres cosas, lo habíamos hecho rápido. — Basta de eso, mejor vamos a comer.— Tomó mi mano, yo inconscientemente las entrelacé y un pequeño escalofrío recorrió todo mi cuerpo. Me había dado cuenta de muchas cosas en los últimos meses, solo que no quería pensar en ello, si perdía a José por la mínima estupidez no me perdonaría mi propia vida. Terminamos de comprar y justo cómo él mencionó, fuimos a comer. Él resto de la tarde pude olvidarme de mis pensamientos pero al llegar a mi casa no, a pesar de tener una promesa tenía aquel presentimiento de que algo pasaría tan pronto pisaremos aquella preparatoria. Pili's POV (presente): Azoté mi casillero y di un largo suspiro, dicho y hecho. Para mi desgracia la clase que seguía la compartía con él, intenté no darle mucha importancia pero se me hacía difícil saber que nos encontrábamos en el mismo edificio en el cuál nos podíamos encontrar en cualquier rincón o en cualquier clase, como en la de ahora. Iba caminando distraída, no me fijé en las personas que pasaban a mi alrededor hasta que choqué con una de ellas, apenada levanté su celular y se lo extendí sin dirigirle la mirada, mi día no podía empezar mejor. — ¿Acaso no te fijas? — Cuestionó aquella persona enojada y reconocí la voz de inmediato, Antonella. La chica popular y la novia de Purre, yo solo rodé los ojos. — Como sea.— Respondí con desinterés, llegué pronto a la clase pero no lo suficiente. La maestra me llamó a la atención y apenada me disculpé, me senté en uno de las últimas mesas y me quedé mirando a la ventana mientras escuchaba o intentaba escuchar lo que decía la maestra de la responsabilidad y bla bla bla, no me importaba. Sus dos horas de clases eran eternas, estuve dispuesta a dormirme hasta que sentí como un papel enrollado caía a mi mesa, escuché un pitido así que miré por encima de mi hombro y rodé los ojos. Era de Purre, no me molesté en leerlo. Tan pronto sonó la campana me levanté para tirarlo a la basura, el salón se quedó vacío en cuestión de segundos pero cuando estuve dispuesta a salir, él volvió a entrar. ugh. — Ay por favor, ¿qué quieres? — Me crucé de brazos irritada, desde que pasó lo qué pasó no habíamos hablado, yo estuve ignorándolo todo el tiempo con mucho éxito hasta ahora, me atrapó. — Necesito que hablemos, Pilar, parecemos dos desconocidos.— Dijo sin más, yo reí sarcásticamente. No estaba en mis planes discutir tan temprano pero la situación lo ameritaba. — ¿Por qué no pensaste en eso cuando pasaste por encima de mí todo lo que tienes ahora? Teníamos una promesa, tú la rompiste, incluso poco después de hacerme jurar por segunda vez, no somos desconocidos ni nada parecido, directamente para mí no existes así que ni intentes buscarme, no me importa nada que tenga que ver conmigo, me hiciste demasiado daño y no pretendas que todo está bien cuando es una mierda y lo sabes.— Así fue como me desahogué, perdiéndome mi dignidad y dejando que me vea derramar lágrimas como una cascada en el bosque. —Pilu... — No, basta, no me llames así, ni siquiera me llames. No vas a arreglarlo, no me dirijas la palabra, solo aléjate.— Mi corazón dió un vuelco y fue en ese momento cuando decidí aléjame Con mi corazón acelerado llegué al baño, me metí a un cubículo y dejándome caer empecé a sollozar, no podía creerlo, simplemente no podía creer que estaba en aquella situación después de tantos años. — ¿Pili? — Cuestionó Carmela.— ¿Qué pasa? — Volvió a cuestionar. — Me enamoré de él, Carmela, en el peor momento.— Sollocé más fuerte. No solo perdí a mi mejor amigo, también perdí al amor de mi vida.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD