Rodeada de amor y felicidad

2411 Words
-Soy una tonta. -Claro que no, él sabía lo que había entre nosotros -dijo Tuck para calmar mi ansiedad -Pero te fuiste y sintió que tenía una oportunidad. -Pero tú jamás le diste alas -me miró con cuidado -¿o me equivoco? -Yo sentí que no, siempre tomamos nuestra distancia, cada quien tenía su espacio personal. Pero esta mañana… -¿Qué pasó? -preguntó preocupado -¿Hizo algo? -Nada malo, sólo -dudé -me besó. Tuck inhaló y exhaló, parecía molesto, o celoso mejor dicho. Estaba avergonzada por decirle eso a Tuck no era nada fácil. Seguía sereno frente a mí, tomándome de la cintura mientras me miraba intentando averiguar algo. -¿Sientes algo por él? -tenía dudas, su mirada me rogaba una respuesta negativa -tienes todo el derecho, sabes, si quieres estar con él me haré a un lado, comprendo si ahora lo amas a él. -Tuck, por favor, no puedo hacerlo. Sabes que el único amor en mi vida eres tú. Una sonrisa iluminó su rostro preocupado, estaba satisfecho con la respuesta. -Te ofrezco mi departamento para esta noche, no creo que sea conveniente que te quedes aquí más. -Tuck, Nath no me haría daño, jamás se atrevería. -Y no lo dudo, pero quizá sea incómodo y difícil para ambos después de lo de esta mañana. -Una noche más, una semana, no creo que haya inconveniente, por lo menos en lo que encuentro un departamento nuevo para mí. -Piénsalo bien, estás aquí con él, puedes estar conmigo, tengo bastante espacio, puedo dejarte mi habitación el tiempo que sea necesario. -No es necesario, además aquí tengo todas mis cosas. -Lo sé, pero que estés aquí con él -suspiró -yo no me siento a gusto, sabes. -Estuve tanto tiempo ya con él, aún crees que pueda hacer algo que yo no quiera. -Lo sé, sé que te respeta, respeta tu privacidad y tu espacio, pero después de… ya sabes, no estoy convencido de que sea buena idea que compartas un hogar con él. -¿Qué te preocupa? -dijo Nath interrumpiendo la conversación -Que el tiempo que se quede conmigo pueda enamorarse de mí. Yo sería feliz por ello, pero sabes -suspiró -ella no es así, debes conocerla, después de todo tuvieron una relación. -Nathaniel, yo… -Está bien Tucker, deberías preocuparte si ella no sintiera lo que siente por ti -sonrió sin ganas -desearía estar en tu lugar, no sabes cuánto. Confía en ella, confía en mí, es cierto lo que dice, la respeto y jamás haría algo que pudiera lastimarla, no como tú lo has hecho al desaparecer estando ella tan enamorada de ti -lo estaba reprendiendo por su comportamiento Tuck agachó la mirada, un golpe justo en el blanco, las palabras de Nath eran directas, sin tentarse el corazón. -¡Nath! -intenté contener sus palabras, pero inútil y lo sabía, había dicho la verdad, pero no era el modo de decirlo -Sólo digo la verdad Sarahí, no debió irse así y esperar que siguieras sintiendo lo mismo por él -dijo molesto -Pero incluso así nada cambió en tu corazón, por más que intenté jamás pude sacarlo de tu corazón Suspiré mirando el rostro de ambos, no sabía qué hacer o qué decir en ese justo momento, me sentía en medio de dos enormes paredes que poco a poco me quitaban mi espacio. Se fulminaban con la mirada y parecía que ignoraban que me encontraba justo en medio de ellos. Eran ciertas las palabras de Nath, había llorado muchas veces por Tuck, me preguntaba ¿qué había hecho para que él desapareciera así de mi vida? ¿Cómo es que aun así lo amaba? Suspiré de nuevo y agaché la mirada. -Lo siento Sarahí, no quise incomodarte -dijo Nath apenado -pero era imposible no escuchar la conversación, puedes quedarte el tiempo que lo desees, sabes que te daré tu espacio, te dejaré hacer tu vida como lo prefieras, no voy a meterme en tus asuntos, no sería capaz de lastimarte, lo sabes -suspiró de nuevo -No te sientas obligada a irte por lo que ha pasado. Sabes lo que siento, desde hace mucho tiempo pienso en ti más que como una amiga, pero eso jamás importó, jamás ocupé, ni ocuparé el lugar que deseo tanto, Alexander fue tu primer amor, un gran error, más no podía quitarte esa ilusión, y ahora Tucker es tu gran amor, no dudo que tú y él terminen juntos, no me interpondré si es lo que deseas -agachó la mirada para tomar aire -Hice lo que debía hacer y comprendí que no soy el hombre que quieres en tu vida, no más que un amigo sincero. -Nath, yo… -No tienes que decir nada -me miró de nuevo -sólo piénsalo, este es nuestro hogar, podemos vivir como lo hemos hecho los últimos meses, no necesitas irte. -Pero yo… -Sé que es incómodo después de que te hablé de mis sentimientos, pero todo sigue igual, lo sé. Tucker y tú tienen algo en lo que yo no puedo intervenir, y no puedo competir contra eso, pues a pesar de lo que hizo y de la distancia que hubo entre ustedes ese amor sigue intacto. -Ahora mismo siento que debí llevarte conmigo, que no debí dejarte así -dijo Tucker para llamar mi atención y mi mirada -Nathaniel es un gran competidor, y podría ser una excelente pareja para ti, ¿cómo es que en tanto tiempo no existió nada más que amistad? No lo entiendo. -Aún no la conoces lo suficiente Tucker -sonrió Nath con aire victorioso, se sentía con ventaja frente a él - no más que yo. Toda su vida he estado a su lado, en casi todo momento. Suspiré de nuevo mientras observaba como ambos tenían una conversación tranquila entre hombres. ¿Qué debía hacer ahora? Estaba claro en mi cabeza que vivir con Nath iba a ser incómodo, por lo menos para mí ahora que sabía la verdad. Pero lo cierto es que jamás se atrevió nada hasta ese beso desesperado que apenas hace algunas horas me había robado. -Entiendo lo que siente, y después de esta mañana comprendí que no siente por mí lo que yo deseo que sienta. -¿Con el beso, no es cierto? Nath se limitó a asentir tranquilo, pero noté cierta conformidad al notar la reacción de Tuck. Parecía disfrutar que se sentía incómodo, celoso y quizá enojado. -No fue lo que esperaba, yo sentí que volaba, fue la mejor sensación, pero ella, sin embargo, no sintió lo mismo, se veía… incómoda. -Bien, sigo aquí -los reprendí para que me notaran de nuevo -desearía que no hablaran de ese tema con tanta naturalidad. -Descuida Sarahí -dijo Nath satisfecho -somos dos hombres educados hablando sofisticadamente, no tienes que preocuparte, ambos somos caballeros. -Nath, pero es incómodo que estén hablando de mí como si no estuviera presente. -Lo sé preciosa -recalcó la última palabra para molestar a Tuck - pero sabemos que lo estás, y no estamos diciendo nada malo. Noté cierta mueca en el rostro de Tuck después de la última oración de Nath en la que me llamaba “preciosa” quizá fue incómodo para él, tanto como para mí, pero Nath parecía conforme con su reacción. -Yo me quedaré aquí mientras encuentro un espacio -dije resuelta para interrumpir el duelo de miradas -Está bien, si así lo deseas respeto tu decisión -dijo Tuck decepcionado Nath sonrió satisfecho, pero Tuck no parecía muy contento. No sé si estaba haciendo lo mejor, pero vivir con Nath había resultado bastante agradable, tenía muchas atenciones hacia mí y eso me hacía sentir cómoda. Aunque ahora que sabía la verdad quizá sería un tanto incómodo, pero no podía irme a vivir con Tuck, vivía muy lejos de aquí y yo había acordado con Angie que le ayudaría con los pequeños en su casa, no podía irme tan lejos. Además tenía bastante trabajo en la agencia, y más con los nuevos agentes que tenían que aprobar el recorrido en las cuevas de entrenamiento, no podía irme a vivir tan lejos y menos porque no tenía un vehículo personal. Tuck me llevó a comer a un restaurante, al que había sido alguna vez el favorito de su padre. Me trajo tantos recuerdos ese lugar que hasta me hacía sentir incómoda. Pasó la tarde y después visitamos su lugar favorito, el lugar en donde Anthony trabajaba y del que ahora era dueño. Nos divertimos bastante como hace tiempo no lo hacía, extrañaba visitar ese lugar con la compañía que justo ahora tenía. Se hizo tarde, Tuck me dejó en departamento y se fue en pocos segundo de ahí, no tan convencido aún por mi decisión de quedarme más tiempo. Entré sigilosa para evitar molestar a Nath, pero él estaba ahí en el sofá, mirando la televisión. -¿Te divertiste? -me sobresaltó su voz -Sí, realmente lo hice -respondí -Me gusta verte así, sabes, con toda esa alegría que se desborda -sonrió satisfecho, pero decepcionado -Lamento que no por mi esfuerzo. -Nath, yo… -Descuida, lo entiendo. Desvié mi atención a la televisión y miré unas escenas muy conocidas. -¿Esa es…? -Nuestra película favorita de la infancia. ¿Recuerdas que podíamos verla hasta 5 veces al día y aun así no nos enfadaba? -Lo recuerdo bien. ¿Puedo sentarme? -Claro, va apenas en la mitad, quizá puedas terminar de verla conmigo -dió unas palmadas al sofá -ven. Desperté con el sonido de mi alarma, mi trabajo recomenzaba hoy, eran apenas las 4:30 am y debía llegar con Iván un poco antes de las 5:00 am. Estaba sobre mi cama, aunque no recuerdo jamás haber llegado hasta aquí, lo último que recuerdo era la película a unos minutos de terminar y todo se había desvanecido. Tenía la misma ropa de anoche puesta, así que me apresuré a darme una ducha para vestirme con algo apropiado y sin maquillaje para ir a mi trabajo de la agencia. Salí apresurada del edificio con el tiempo justo para llegar a dónde Iván, quizá un poco más tarde de lo habitual. Comencé a caminar cuando escuché un claxon muy cerca de mí, y sin pensarlo me giré para mirar. -Tuck, ¿qué haces aquí? -Te llevaré a tu trabajo de hoy. -No es necesario. -Claro que lo es, además ya se te hizo tarde. -¿Cómo lo sabes? -Me toca entrenar a mí, parece ser que me vas a evaluar hoy. Tengo que ir toda la semana y tú también, así que pasaré por ti por las mañanas. Sonreí inesperadamente, Tuck tenía más experiencia que yo en la agencia, y más tiempo de ser agente, y ahora me correspondía a mí evaluarlo en el nuevo trayecto, me parecía justo, pues Iván y yo habíamos trabajado duro en el proyecto con ayuda de Albert y ahora nos correspondía ser los asesores de todos los agentes. -Pensé que no llegarías -dijo Iván a modo de regaño -Lo siento, tuve un inconveniente. -Ya veo -miró a Tuck con una sonrisa, hizo un guiño y levantó el dedo pulgar aprobando que Tuck me había llevado hasta ahí. Resultó bastante fácil aprobar a Tuck, tenía lo necesario para pasar cada una de las pruebas con tanta facilidad que hasta parecía ser algo bastante sencillo, para ser su primera vez. Así pasaron los días, cerca de una semana Tuck estuvo entrenando en el recorrido de las cuevas conmigo, mejorando impresionantemente cada día, y en menor tiempo que el resto de los agentes que se habían graduado de esta etapa, quizá incluso lo hacía mejor que yo. Trabajamos en otra parte de las cuevas, el sótano de la casa de Angie llegaba hasta el lugar dónde Iván vivía solo, bueno, no tan solo había adoptado al pequeño tigrito y eran muy buenos amigos. Cuando terminamos el camino del sótano de casa de Angie hasta el centro de la “selva”, comenzamos otro que venía desde casa de los Sotomayor hasta el mismo lugar, en realidad no tanto como “construir” por qué las cuevas ya estaban ahí, sólo las acondicionamos para que fuera el mejor centro de entrenamiento. ¿Y los Sotomayor qué tienen que ver en todo esto? Por generaciones los Sotomayor y los Slidebottom han sido aliados y son los dueños de la agencia, pero me había enterado hasta el momento en que hicimos el trabajo de las cuevas, pues era un asunto secreto que sólo pocos conocían. El 14 de febrero fue una fecha importante, había reanudado mi relación con Tuck, y eso me trajo muchos detalles de su parte ese día, pero no sólo él pensó en mí, Nath a pesar de todo lo pasado me había obsequiado el regalo perfecto, ya tenía varias semanas que me había mudado a mi nuevo departamento, en el que vivía sola y parecía estar bien, tenía mi privacidad aunque realmente me sentía sola y desprotegida, pero era lo mejor, era incómodo vivir con Nath sabiendo ahora lo que sentía él por mí y no podía corresponderle de la misma manera. El resto de mis amigos también me entregaron algunos detalles y me llené de regalos ese día, pero lo más emocionante y hermoso de esa fecha fue el anuncio de Angie, estaba embarazada, pronto sería madre de nuevo pero ahora con un hijo propio. El 23 de febrero los Sotomayor tuvieron a su primogénito, Bautista Sotomayor junior, era un pequeño hermoso, encantador, lo conocí desde su primer día de nacido, pues Nath me recomendó con su compañero de trabajo para cuidar del pequeño mientras Gisell se recuperaba, incluso un poco más de tiempo. Mi tiempo lo repartía en mis entrenamientos; los cuidados de Julio y Julián, pues a Angie con su embarazo se le complicaba más atender a los pequeños juguetones; y los cuidados del pequeño Bautista; era buena para eso, los niños estaban contentos conmigo y yo amaba cuidarlos. Por otro lado el 17 de marzo Ciela dio a luz a su pequeña Lizbeth, una niña hermosa, y los primeros meses de vez en cuando me gustaba ir a cuidarla y jugar con ella, resultaba bastante sencillo encariñarse con los bebés, pero era demasiada responsabilidad. El 12 de septiembre Candace y Albert tuvieron a su pequeño Jesús, Candace no necesitó mucha ayuda, pues sólo el primer mes le bastó para recuperarse por completo, el bebé era muy sonriente y vivía en un ambiente de paz y armonía, con unos padres ejemplares que lo llenaban de amor.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD