Christa Bauer —Hay una chica que me gusta… amm… Quisiera ver su rostro cuando lleguemos juntos a la universidad —me explicó Álvaro. Mi rostro debió reflejar una enorme interrogación. —¿Por qué tienes que ir por ella a la universidad? Álvaro esbozó una sonrisa ligera y juguetona. —Es mi hermanastra… —sonrió de nuevo, esperando mi reacción. —¿Tu hermanastra? —pregunté, desconcertada. Él asintió. —Pero una hermanastra es como si fuera tu hermana. No deberías pensar en ella de esa manera, eso no está bien. —Lo dices porque no sabes el contexto. Ella y yo no somos hermanos, no llevamos la misma sangre. Es hija de la esposa de mi padre. Nunca hemos vivido juntos hasta hace unos días, cuando llegué a la Capital desde Estados Unidos por petición de mi padre. Tragué saliva, intentando diger

