Por otro lado, en la estación de policía, Cameron miraba con un brillo en sus ojos aquel estado que puso Jennifer en la aplicación del celular.
―¿Los amigos son buenos amantes?―murmuró leyendo con una pequeña sonrisa. Sé que tiene problemas en su matrimonio, y hoy me va a ver por eso, me dedico este estado. Cuando nos veamos se lo diré―miró su reloj―Ya falta poco para nuestro encuentro.
Mientras tanto Jennifer…
Stavros, con un aire de extremo dominio, apretaba levemente con su mano el cuello de Jennifer, conduciéndola con sensualidad hacia el imponente borde de su escritorio. Al caminar hacia allá, Jennifer se sintió envuelta en un aura embriagadora de sensualidad y excitación que emanaba de aquel hombre tan $exual. Cada paso que daba hacia el escritorio parecía ser una danza entre la e
