Steven detuvo el auto en el mismo estacionamiento del mismo hotel en él que se llegaron a reunir por varias ocasiones hace cinco años. Y como lo supuso había reservado la misma habitación.
—¿Por qué me has traído aquí Steven? —preguntó Erin con disgusto.
Steven cerró la puerta a su espalda, miraba a los ojos a Erin. Ni enojada dejaba de ser tan bella. Dejó las llaves de su auto y el móvil en la mesita a lado de la cama.
—Podríamos recordar viejos tiempos si quisieras… —Steven se acercó a Erin de manera acechante, rodeando su cintura con sus brazos —te extraño demasiado, bebé —moría por arrebatarle un beso, pero ella jamás había sido como las otras mujeres con las que se había acostado. Erin era especial para él.
—Dijiste que hablaríamos —soltó ella con la voz indecisa, Steven aún te
