Erin caminaba por el pasillo del hotel donde las últimas veces solía encontrarse con Steven. Se detuvo frente a la puerta con el número de siempre “402”, tocó. Frente a ella, las piernas que temblaron como gelatina por los nervios que sentía se disiparon al admirar su perfecta sonrisa. —Erin, te estaba esperando cariño —él la recibió con un beso en los labios atrayéndola hacía el interior de la habitación. —Steven… tenemos que… —la respiración no le alcanzó pues él no le permitió si quiera terminar la frase. Un beso cargado de frenesí y pasión. De manera inconsciente Erin pegó más su cuerpo al de él. Es el hombre del que esta perdidamente enamorada a pesar de que es un hombre prohibido. Steven aferra sus brazos a la cintura de ella mientras devora los labios de la rubia que le altera to

