Al día siguiente Erin dejó a su hija en la puerta del colegio. Se arrodilló frente a ella dándole un beso en la frente.
—Sé que te gustaba mucho el colegio en Texas, pero este también te gustará, ¿me prometes que trataras de hacer amigos aquí?
—Si, mami —dijo Charlotte rodeando el cuello de su madre con un tierno abrazo. Sus ojos verdes brillaron.
—Te amo mucho.
Erin sintió como la primera vez que su hija fue al colegio, una lagrimita salió de su ojo y la limpió enseguida, no podía creer que su hija ya hubiera crecido tanto, cuando apenas hace unos años era tan pequeña y la tenía en sus brazos.
Cuando regresó al departamento de su hermano, el guardia quien ya la reconocía como una más de las inquilinas del edificio, la saludó y le dijo que llegó un paquete para ella. Erin se sorpre
