Klim. — ¿Klim? – De repente me llamó ella. - ¿Adónde vas? Faltan pocas horas para tu jornada, quédate conmigo. - No Vicky, me voy... me voy. - ¿Necesitas cambiarte la ropa? - No, Victoria. Me voy y no vuelvo, dejo mi trabajo. - ¿Por qué? - Ella siguió sin entender, que esto era el final. Se sentó en la cama, tapándose tímidamente el pecho con mi camisa, que le preste en lugar de su vestido roto. Yo nuevamente estaba asombrado, de cómo dos personalidades completamente diferentes podían llevarse bien en esta chica. - Porque es necesario. Quiero irme. Adiós, mi princesa, no quiero largas despedidas y explicaciones, quiero cortar todo abruptamente. - ¡No! - Gritó. - No te irás. ¡Simplemente no puedes hacerlo! ¡No quiero que te vayas! ¡No te dejaré ir! Quería decirle, que era eso exact

