"La Pasión en cada rincón"

1407 Words
Un día, luego de hacer varias diligencias, las dos hermanas entraron a un pequeño restaurante. Se sentaron lejos de las miradas. Un mozo se les acercó y les tomó el pedido. Se habían sentado una al lado de la otra, mientras charlaban y esperaban su orden, Onhik metió la mano en el short que llevaba su hermana. -Espera -dijo Jakil, pero ya era tarde. La mano de Onhik se movía suavemente entre sus piernas, y Jakil no podía evitar sentir placer. -¿Di la verdad, esto te gusta? -preguntó Onhik a Jakil, esta sonrojada pero incapaz de pedir que pare. El mozo se acercó con sus pedidos y vio a Jakil muy sonrojada. -Señorita, ¿está bien? -preguntó preocupado. Pero Jakil no podía contestar, sus gemidos se harían audibles. Onhik contestó por ella: -No te preocupes -dijo con una sonrisa-, ella está bien, solo está muy emocionada por algo que ocurrió hace un rato. El mozo asintió y se fue. Jakil por fin llegó al orgasmo, dejando salir un suspiro profundo. -Esta me la cobraré -dijo Jakil, y Onhik sonrió, diciendo: -Lo esperare con ansias. La escena en el restaurante se convirtió en un momento más en la vida de las dos hermanas. Cada vez que salían, encontraban momentos para explorar sus límites y compartir momentos de placer. Como en toda situación mundana, las hermanas no podían estar de acuerdo en todo. Habían discutido por algo sin sentido y llevaban días sin ni siquiera mirarse. Ambas eran muy orgullosas para disculparse la una con la otra. Habían pasado dos semanas desde aquella discusión, una noche al llegar más temprano de lo habitual, Jakil encontró la casa en silencio. Buscó a su hermana por toda la casa, hasta que vio que la puerta del cuarto que estaba entre abierta. Se acercó sigilosamente y no pudo evitar sorprenderse al ver a su hermana. Onhik yacía en la cama completamente desnuda, con las piernas muy abiertas, tocándose mientras olía una camisa que Jakil había usado el día anterior. Onhik gemía con fuerza y casi gritaba el nombre de Jakil. Esta no podía creer lo que veía. Nunca había visto a su hermana de esa manera. La situación era tan desbordante que allí, escondida en el lumbral de la puerta sin que Onhik la viera, ella también comenzó a tomarse. No podía creer lo que su hermana hacía, ¿tanto era lo que le gustaba el sexo o tanto era lo que la atraía? Al llegar al orgasmo mordió sus ropas para que Onhik no la escuchara y sin decir nada se fue a su habitación a bañarse. La situación había sido demasiado intensa, y ambas necesitaban tiempo para procesar lo que estaba sucedido. La discusión había terminado, pero el sentimiento de orgullo había persistido en ambos lados. A pesar de todo, las hermanas se amaban profundamente y sabían que su amor era más fuerte que cualquier diferencia o disputa. Aun seguían enojadas y ninguna daba el brazo a torcer o eso parecía. Una madrugada, mientras Jakil dormía, sentía como algo se movía entre sus piernas. Lentamente, empezó a despertar la sensación, era placentera. Al abrir sus ojos, vio a Onhik mirándola fijamente mientras la tocaba con suavidad. -Te necesito -dijo hundiendo sus dedos en la v****a de su hermana y comensando a moverlos en su interior. Esta se sintió sorprendida, pero no le desagradó. Jakil tomó la cara de Onhik y la besó con pasión. -Te extrañé tanto -le dijo mientras la seguía besando e iba bajando la mano por su cuerpo, solo para descubrir que estaba desnuda. Tomó sus senos con fuerzas, mientras era embestida por los dedos de Onhik, comenzó a lamer jugando con sus pezones. La desesperación de Onhik era palpable, el deseo la consumía, así que Jakil la volvió sobre la cama y comenzó a hacerle sexo oral. Moviendo su lengua de arriba a abajo en un ritmo uniforme, Onhik gemía y pedía más. Así que Jakil introdujo sus dedos mientras lamía su clítoris. La situación era intensa, y las dos hermanas se encontraban en un punto de no retorno. La pasión y el deseo las llevaban a un lugar desconocido, donde las diferencias y discusiones parecían olvidadas. La reconciliación había comenzado, y las hermanas estaban listas para explorar nuevos horizontes y descubrir el verdadero significado del amor entre ellas. A la mañana siguiente, Jakil y Onhik se despertaron con renovada energía y entusiasmo. Hoy era el día en que comenzarían su búsqueda para encontrar el local perfecto para la nueva pastelería. Desayunaron juntas, intercambiando sonrisas y miradas llenas de amor y complicidad. Su conexión era palpable, y su emoción compartida les daba fuerzas para enfrentar el desafío que las esperaba. Salieron a la calle, listas para recorrer la ciudad en busca del lugar ideal. Visitaron locales vacíos, hablaron con propietarios y agentes inmobiliarios, exploraron diferentes barrios. A medida que avanzaba el día, su entusiasmo no disminuía, pero comenzaron a sentir la presión del tiempo. A mediodía, se detuvieron en un café para refrescarse y reponer energías. Jakil tomó la mano de Onhik y la miró a los ojos. "No nos daremos por vencidas", dijo, su voz llena de determinación. Onhik sonrió y apretó su mano. "No lo haremos. Estoy segura de que encontraremos el lugar perfecto". Después de su descanso,lleno de miradas furtivas y llenas de deseo, continuaron su búsqueda. El sol comenzó a declinar, y las sombras se alargaron en las calles. Jakil y Onhik visitaron más locales, pero ninguno parecía adecuado. La frustración comenzó a hacerse presente, pero no las venció. Finalmente, cuando la noche comenzó a caer, decidieron regresar a casa. Estaban cansadas, pero no desanimadas. Se miraron, y sin necesidad de decir una palabra, supieron que seguirían adelante. Al llegar a casa, se sentaron en el sofá, tomadas de la mano. "-Mañana será un nuevo día-", dijo Jakil, sonriendo. Onhik asintió, sus ojos brillando con determinación. "-Encontraremos el lugar perfecto. Estoy segura-". Se abrazaron, emocionadas y felices, y se besaron suavemente. Su amor y conexión les daban fuerzas para seguir adelante, y no perder la esperanza. La búsqueda del local perfecto continuaba, pero para Jakil y Onhik, lo más importante era la aventura que compartían, y el amor que las unía. En la intimidad de su hogar, Jakil y Onhik se dejaron llevar por la pasión y el amor que sentían. Se acariciaron con suavidad, sus dedos trazando contornos y curvas, explorando cada centímetro de su piel. Sus labios se encontraron en un beso apasionado, lleno de ternura, deseo. La lengua de Jakil acariciaba la de Onhik, mientras sus manos recorrían su cabello, su espalda hasta llegar a sus muslos. Onhik respondía con igual intensidad, su corazón latiendo al unísono con el de Jakil. Se movieron en armonía, sus cuerpos entrelazados en una danza de amor, pasión y deseo. Cada beso, cada caricia, era una expresión de su conexión profunda y verdadera. Jakil susurró palabras de amor y admiración en el oído de Onhik, mientras su mano izquierda acariciaba su pecho, apretando con suavidad. Onhik se estremeció de placer, su cuerpo respondiendo a cada toque. En ese momento, nada más importaba. Solo existían ellas dos, perdidas en su propio universo de amor y deseo. La noche se convirtió en su cómplice, envolviéndolas en una atmósfera de intimidad y pasión. La casa envuelta en sus gemidos parecía querer formar parte de ellas. Su amor era verdadero, una llama que ardía con fuerza y constancia. En ese instante, Jakil y Onhik supieron que nada podría separarlas, que su amor era invencible. Prohibido si, pero amor al fin. Yacían en la alfombra del living, muertas de calor y ardiendo de deseo. Sus cuerpos entrelazados, sudorosos y cansados, pero aún así, no podían dejar de tocarse. Jakil acariciaba el cabello de Onhik, mientras esta última besaba su cuello con suavidad. El aire estaba cargado de tensión y pasión, y cada respiración era un susurro de amor. La luz de la luna se filtraba a través de la ventana, iluminando sus rostros relajados y felices. Onhik se movió lentamente, besando el pecho de Jakil luego bajando hasta su ombligo. Jakil respondió con igual intensidad, su lengua explorando el cuerpo de Onhik. El calor entre ellas crecía, sus cuerpos se movían en armonía, buscando satisfacer su deseo. Sus manos se entrelazaron, y sus dedos se apretaron con fuerza, sellando su conexión física y emocional. El placer y el amor se mezclaron en una explosión de sensaciones.
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