Era una tarjeta American Express Centurion n£gra, conocida en círculos exclusivos como "La N£gra", una pieza de titanio y paladio que se otorgaba únicamente a cien personas en todo el mundo. El metal brillaba con un lustre que parecía absorber la luz, y el simple hecho de poseerla representaba un estatus que trascendía la riqueza ordinaria y se adentraba en territorios de poder planetario. —Por supuesto, monsieur —murmuró Philippe con una reverencia adicional al reconocer la tarjeta, sabiendo que estaba en presencia de alguien cuyo patrimonio superaba el PIB de países enteros. El proceso de pago fue ejecutado con la ceremonia apropiada para una transacción de esta magnitud. Los $500,000 dólares fueron procesados como si fueran una propina generosa, mientras Nina observaba fascinada cómo

