6 Dani Gage me depositó cuidadosamente en la cama y dejó caer la botellita de lubricante a mi lado. Me arrodillé y la recogí. El recipiente era de vidrio y no tenía etiqueta, pero no cabía duda de cuál era su uso. Katie debió saberlo, la habían reclamado… en todas partes. Ella debió saber lo importante que era el lubricante. Apreté el trasero de pensarlo. Quería a Gage, lo deseaba. Mi v****a goteaba solo por sus palabras sucias en la cocina. Pero que ese enorme pene me llenara… allí… era un gran paso. —Estoy nerviosa —admití. Gage se estaba quitando la camisa, pero se detuvo a mitad de camino, luego tiró de ella hasta el final y la dejó caer al suelo. —¿Tienes miedo de mí? —preguntó. Me lamí los labios mientras se abría los pantalones y liberaba su enorme pene. Estaba listo para el

