Después de que Camila salió del hospital y yo quedara destrozada, mi celular empezó a sonar, quiero ignorarlo, pero sigue sonando, contesto sin ver quién es. —Diga — respondo sin ánimos. —Estás así por tu culpa, te quería lejos de ese imbécil, y no me hiciste caso. —Eres un desgraciado, te odio. —Pues yo te amo, y quiero que te levantes de dónde estás sentada y saldrás por la puerta de atrás del hospital, sino quieres que tu maridito no despierte nunca del coma y no vuelvas a ver a tus hijos, que por cierto están en el parque disfrutando de una linda tarde, ¡A puesto que no saben que su papá está en el hospital! ¿Cierto? — Abro los ojos como platos. —¿Cómo sabes esas cosas? —Los tengo muy vigilados así que o sales y haces lo que te digo o en 10 minutos ya tu marido estará muerto.

