Nuevamente tú

1820 Words
Ninguna estrella le tiene envidia a una fogata y la realidad jamás estuvo a la altura de mis expectativas, vivía ilusa y con tanta ambición que no me di cuenta que yo fui la única culpable de mis propias desilusiones. . . . En la terraza del edificio Gotten, donde hasta la música tiene olor y sirven un café rojizo al que le tienes que encontrar el gusto hablaba con Danielle Vaughan, mi vecina del 301 en el edificio adyacente al Gotten, pero no la estaba escuchando, y es extraño porque ella siempre me ha parecido sumamente interesante. Tal vez estoy un poco preocupada, tengo la sensación de haber olvidado algo muy importante que debía hacer. — … Entonces el tipo tuvo que pagar un montón de dinero y la verdad siento un poco de culpa... Skyler estás a punto de aterrizar en el sol — habla Danielle de fondo, no respondo — Ya me estás asustando... Oye... — Pasa una mano frente a mi rostro — ¿Todo bien? Me incorporo y le doy una mirada de disculpa, decido beber otro trago de café antes de continuar con la charla. — Lo siento, me quedé pensando en alguna tontería — respondo — ¿Qué decías? — ¿Alguna tontería? — Danielle encarna una de sus cejas marrones. — Sí, ya sabes, como el montón de terrazas altas que hay en este sector, es tan peligroso ¿No crees? absurdamente peligroso — digo algo al azar, pero no es eso en lo que estaba pensando. — ¿En serio? — parece incrédula, yo afirmo con la cabeza varias veces. Ella bebe de su café rojizo que en realidad poco sabe a café, es más como un agua de rosas con sabor a cereza y olor a anís. Siento bastante vergüenza, con las ganas que tenía de pasar un rato con ella y ya estoy diciendo tonterías. Pero ella sonríe ligeramente. — Puede que tengas razón, todos con más de veintiuno por aquí son alcohólicos, y eso lo hace más absurdamente peligroso. Mis mejillas se ponen un poco rojas, aprecio mucho a la gente que evalúa tranquilamente el estado mental de otras personas sin juzgar. — ¿De qué me hablabas? — Vuelvo a preguntarle a la chica. — Del un accidente que tuvo mi compañero de piso en el laboratorio de su universidad — responde. — Me gustaría seguir escuchando... — Vale... Después de casi una hora y media Danielle tuvo que ir a atender algo de su trabajo y un poco más tarde dejé esa terraza en el Gotten para ir a casa. Decidí ir primero al supermercado para comprar algo de comida, nunca he tenido demasiado ánimo como para cocinar maravillas pero hoy opté por tomar todos los ingredientes para un plato de spaghetti carbonara. Pero la chica de la caja registradora, con una simple frase me recordó de repente esa preocupación de la tarde, "No hay bolsas, sólo cajas" exclamó, mierda debo recoger algo en el correo. Del supermercado corrí a toda velocidad hacia la oficina de correos más cercana antes de que cerraran, hoy es viernes, ni en broma esperaré hasta el lunes. Antes de llegar sin querer pateo a un niño y cae de frente al pavimento, lo miro con tristeza porque quiero disculparme pero estoy a media calle del correo aún abierto. — Pero que le pasa ¡Loca! — grita el padre. No me detengo, entro al local con olor a polvo y el hombre que atiende me hace cara de pocos amigos con su bigote y cejas enormes. Él me entrega un paquete muy grande pero bastante liviano «Stella Porter (FORCE)» firmo y me dispongo a llevarlo. — Espere, no olvide el sobre — me indica el hombre, lo miro sin entender, me extiende algo un poco más grande que una carta. Voy de vuelta a mi casa pensando en todo lo que debía hacer, como preseleccionar algunos artículos y hacer llamadas a mis proveedores, Stella siempre ha sido y seguirá siendo una avalancha de tareas por hacer totalmente inesperadas. Se hacen las doce y media de la noche cuando estiro mi espalda en la silla y bostezo, al fin he terminado, me levanto y voy a mi nevera en busca de al menos alguna sobra de la semana para comer. Pero en el camino observo tirada en mi cama junto a un montón de bolsas y desechos de abrir la otra caja, aquél extraño y particular sobre. Me froto los ojos y lo tomo. Intento abrirlo, primero una capa de papel, luego una cobertura de cinta transparente, luego más papel, ¿Quién diablos empaqueta así de mal? Estoy segura que no me lo envió Stella. Busco por todas partes la procedencia, ruedo lo ojos, ojalá no sea algún idiota acosador que obtuvo mi dirección. Y entonces llego hasta el último papel que sí tiene algo escrito y lo abro con desinterés, está con tinta azul, y es una letra desordenada pero accidentalmente fina. Súbitamente lo suelto asustada como si fuese una bomba, y mi respiración comienza a hacerse más fuerte. Siento un extraño ardor en el pecho y me tiemblan las manos, esta sensación, no es miedo, es peor, decido volver a tomar la carta pero ni siquiera soy capaz, debo calmarme, pensar con claridad, parezco una puta adolescente, relajate Skyler Grey. De repente escucho un golpe en la puerta de entrada, de nuevo los nervios, miro hacia todas las direcciones, no quiero abrir, me da mucho terror que sea la misma persona de la carta quién está tras la puerta, pero entonces me miro al espejo que está justo sobre el marco de mi cama y me repito durante unos segundos "Eres una persona muy tonta", eso me calma. Voy hacia la puerta y abro lentamente, casi se me sale el aire del alivio. — Disculpa por haberte dejado de repente en el Mercury — dice Danielle con una sonrisa coqueta. Mercury es la cafetería en la terraza del Gotten, con café rojizo y peligrosas alturas. — No me sorprende que hayas querido huir de mi — respondo intentando también ser coqueta. Ella entra a la casa y se toma la libertad de no ir hasta el sofá sino tomar directamente asiento en la cama. — ¿Qué hacías? — pregunta. — Trabajar, soy muy responsable y talentosa ¿No sabías? — digo con aires de superioridad sarcásticos, ella me sonríe. — En realidad sí... Es bastante sexy — esa última frase la dice tan bajo y a la vez grave que me eriza la piel. — ¿Cómo te fue hoy? — me acerco un poco a ella sin llegar a sentarme en la cama — Aún odias al profesor de física. Ella ríe. — Enserio no entiendo porque a los de postgrados en matemáticas no les dan una cátedra de cultura social, es justo y necesario — rueda los ojos, y su tono de niña me hace gracia. — Aún sigo sin creer que seas la única mujer de toda la facultad — me acerco un poco más, le acomodo el cabello. Hoy especialmente se le ven lo labios más rosas y atrayentes, pero soy incapaz de proceder. — Es una pena — vuelve a hablar suave. — No, ya eres más de lo que merecen... Antes de seguir acercándome veo como de repente la chica toma entre sus manos un papel que estaba tirado en la cama. — ¿Quién es Rose Huffman? — pregunta a secas, otra vez un mini paro cardíaco. Pero no empiezo a hablar titubeante, sólo me quedo de pie sin decir nada, ella inspecciona la carta que yo aún no he leído y sé que es una mala idea. Mierda, es una muy, muy, muy mala idea que ella lea eso primero que yo. No la ojea demasiado ni llega hasta el final porque la deja enseguida y me mira directamente. — ¿Todo bien? — pregunta. Yo levanto los hombros, como diciendo "No lo sé". — ¿Quieres que me vaya? — Niego. Voy hasta la otra esquina de la cama y me siento, Danielle me mira todo el rato, y entre miradas que no se apartan ella termina acercándose y acomodándose en mi pecho, la abrazo con mucha fuerza. — Que bien hueles — le susurro, es un perfume dulce, casi demasiado. — Sí, ya sabes, me tiré todo el frasco de colonia antes de venir — ríe. Meto mi nariz en su cabello y cierro los ojos, ¿Qué puede decir esa carta de Rose Huffman? Y qué sabe Danielle ahora que yo aún no, como para poder simplemente omitirla y proseguir dándole un beso a la chica como he querido durante todo el día. — Era alguien que conocí hace mucho tiempo — suelto y me arrepiento, porque ni es verdad, ni debería hablar al respecto. — Puedo imaginar... — entonces ella se levanta un poco apoyada en un codo y me mira directamente a los ojos. Son una mezcla entre castaño y gris, Danielle y yo tenemos incluso un parecido físico, pero siendo totalmente franca creo que es mucho más guapa que yo porque tiene tanta gracia que me supera con creces en todos los aspectos. — Sky, tienes una pinta de haber sido una adolescente rebelde — reímos y yo niego varias veces — Un drama andante, la chica más popular, no tengo dudas. — Estás equivocada... Era bastante la hija ejemplar — reniego. — Y además mentirosa... — rueda los ojos y comienza a hablar exageradamente de la vida loca que cree que tuve, me da mucha risa. En un punto de nuestra conversación simplemente se detiene y me mira como ella sabe que puede hacerlo, como para tener el control, porque no necesito decirlo en voz alta para que todos se den cuenta que me gusta. — Prometes contarme algún día Sky... Un poco más sobre tu vida — dice suavemente, yo afirmo. Entonces se acerca y el corazón me da un vuelco porque estaba esperando demasiado esta tensión para poder darnos un beso y sentía que ya lo había arruinado... Cierro los ojos... Pero de repente un ruido muy fuerte que proviene de la calle nos detiene. Ambas miramos asustadas hacia el balcón y nos levantamos, abro la puerta corrediza y doy un vistazo. — ¡Mierda, hubo un accidente! — grito espantada — ¡j***r, hay heridos! Danielle sin pensarlo demasiado va hacia mi closet, se coloca un abrigo mío y sale corriendo del apartamento, ella hizo estudios médicos entonces en estas cosas tiene algo así como un deber moral, pienso por unos segundos si debo seguirla. Entonces también busco otro abrigo y antes de salir tengo el impulso de meter la carta tirada en la cama en mi bolsillo... Sé que mi mente piensa cosas imprudentes en momentos indebidos pero sigo con la duda... ¿Rose Huffman? Porqué diablos me escribe...
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