El ladrón que brillaba

1278 Words
En la madrugada del domingo, Julián dormia tranquila y profundamente, con las cobijas tapando todo su cuerpo y parte de su cara, dejando solo mitad de su rostro al descubierto en una noche fría, hasta que una fuerte y penetrante luz incomodó su sueño. Julián trató de no darle mucha importancia, pero cada vez la luz se hacía más fuerte, cuando de pronto una suave y grave voz lo sobresaltó de su cama. -Despierta... Julián- Dijo una voz desconocida. Julián de pronto se paro a modo de alerta pensando en que un ladrón habia entrado a su cuarto, y de inmediato se puso a la defensiva. -¿Quién demonios eres? ¿Y qué carajos quieres?- Dijo exaltado y temeroso. - Tranquilo... Cálmate - Pronunció suave y tratando de apaciguar a Julián. -¿Eres un ladrón? Por favor no me hagas daño... -Oye, te dije que te calmaras ¿o no? Cobarde...- Dijo decepcionado. Julián obedeció, aún temeroso. El desconocido suspiró, y cerró levemente sus parpados a modo de alivio. En ese momento Julián corrió hacia la puerta tratando de escapar, pero como si fuese un rayo el chico desconocido se coloco frente a él, justo en la puerta, ahí fue cuando pudo verlo con claridad, quedó atónito por la rareza de este chico, parecía de su edad, su cabello era lacio y demasiado peculiar, su mitad derecha era totalmente blanco y su mitad izquierda totalmente n***o, y sus ojos le transmitían paz, pero al mismo tiempo miedo y oscuridad, y también, estaba emanando una clase de luz gris de todo su cuerpo, no entendía que era lo que estaba pasando en absoluto. -No estés asustado, por más que quisiera no podría hacerte daño. Si te calmas te explicaré todo.- Dijo tranquilamente el chico desconocido. -Bien, trataré, pero... ¿De verdad no me harás daño? - Dije que no. Confía en mi. - Dijo suplicante. Julián sintió sinceridad en sus palabras. -Tengo muchas interrogantes ahora mismo, pero principalmente, ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estas aquí? y ¿Quién eres?- Pensó un momento y dijo- ¿Qué es esa luz? - Quizá no me creas pero todo lo que te diré es cierto... Soy un ángel. Y por eso soy capaz de producir esta luz tan potente, me enviaron a la tierra en una misión muy importante para mi, y para ti. A partir de ahora, seré tu ángel de destino. - Dijo el chico calmadamente. - Ajá, si, y ¿Yo que soy o que? ¿Un elfo o algo parecido? Jajajaja- Julián se echó a reír- Además, en caso de que fuese cierto, ¿ Por qué a mi? - ¿Te parece una broma mi luz? ¿Te parece normal? Si te dignas a creer en mi, puedo contarte mi historia... es larga, ¿Querrás escucharla? No creo que la logres entender pero... - Le sonrió sarcásticamente. - ¿Qué me crees un tonto? Claro que entenderé, y si, esa luz muy normal no me parece... pero me estás tomando de sorpresa y a estas horas que quieres que piense...Ya cuéntame todo. - Dijo un poco confundido y molesto por su forma de llamarlo tonto de forma inteligente. - Te diré, ¿Puedo? - Le señala la cama - ¿Qué? ¿Sentarte?- El chico se sienta y le hace un gesto a Julián para que también se siente frente a él. Obedeció - Bueno, primero que todo, mi nombre es Jhon, soy un ángel, pero no cualquiera, soy un ángel mixto, es decir, no soy ni bueno ni malo, por ahora... Y esto se debe a que soy fruto de un amor prohibido. Mi madre, es un ángel de luz, como todos los que viven en el paraíso, y mi padre es un ángel de tinieblas o también conocido como demonio. Ellos a pesar de todo lo que tenían en su contra algo los hizo enamorarse. En medio de la luz y las tinieblas, los dos polos se encontraban una vez más para la batalla incansable de seres del inframundo contra seres celestiales. Otra vez intentando tomar lo que por derecho nunca fue ni nunca será suyo, el inframundo ataca nuevamente. Al momento de la lucha, algo inesperado surgió, un demonio tuvo oportunidad de matar un celestial pero no lo hizo, se detuvo, sus compañeros de guerra notaron dicho acto de traición, por un momento la guerra cesó y todos prestaron su atención a aquellos dos ángeles que se miraban uno al otro anonadados, hasta que ella lo tomo por su mano se inclinó, y lo besó. -¿Qué está haciendo? Los dos mundos no se pueden relacionar- Gritó un celestial. - El jefe de va a matar si no la matas por ese beso, Junier! - Grito un demonio. - Mátala de una vez por todas no seas un traidor! En ese momento Junier no lo pensó ni por un segundo y, tomó a Haniel por la cintura y se la llevo con él sin mirar atrás. Voló hasta su escondite, donde era el limite entre las tinieblas y el paraíso, donde ninguno de sus lideres los podrían molestar, Junier como príncipe de los demonios habría recorrido muchos lugares y por casualidad se topó con este sitio y lo transformo en su guarida. - Aquí estamos a salvo. - Dijo frío Junier. - ¿Qué es este lugar? ¿Cómo estás tan seguro? - Preguntó temerosa Haniel. - Conozco bien este lugar, es mi guarida, donde vengo a pensar de vez en cuando. - ¿Qué fue lo que acabo de hacer? ¿Acaso estoy loca? No, no, no - Dijo agarrando su cabeza sondando bastante desesperada. - ¿Te arrepientes de lo que hiciste? Yo no. - Dijo serio y confiado, sin mirarla. Ella suspiró. - Lo que hice estuvo mal, y ahora por mi culpa tu... tu... te va a matar - Comenzó a llorar, las lagrimas solo escurrían por sus mejillas, una tras la otra. Junier cuando la vio en ese estado, se acercó a ella y la abrazó. - No quiero, no quiero que te haga daño, no pude evitarlo, lo siento, pero tu, produces tantos sentimientos en mi interior que nunca entendí ni sentí antes, ¿ Que es esto? - No lo sé, pero, sé que antes mataría a quien fuese del mundo celestial, pero a ti, nunca, tus ojos me recuerdan a la felicidad, no lo entiendo, ni sé porqué pero... - Miró fijamente a Haniel y besó tiernamente sus labios - Me incitas a querer cuidarte, protegerte de quien sea y bajo las circunstancias que sea. Haniel lo miró esperanzada, y una lagrima escurrió de su rostro, recostó su cabeza en su pecho y dijo. -¿Esto es a lo que los humanos le llaman enamorarse? - Lo mira y vuelve a abrazarlo. - Siempre que nos veíamos en cada lucha, no podía evitar perder la concentración, tu siempre llamaste mi atención, desde ya hace siglos, y ni siquiera tiene sentido, ni siquiera te conozco. -Lo sé, yo tampoco a ti, de lo único que estoy seguro es que por esto moriré pero no me importa, porque te amo. - Dijo fijamente mirando sus ojos, mientras los de él lentamente se aguaban hasta escurrir lagrimas de su rostro. Haniel se sorprendió ya que los demonios no pueden llorar. - Yo también te amo, y no permitiré que él te maté. -Tu no entiendes, soy su mejor guerrero, soy el príncipe de los demonios, no me perdonara esta traición tan grande. -Lo sé, y por eso, te protegeré a mi manera Junier, solo sígueme y confía en mí.- No muy convencido él la siguió.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD