Parte I /Capítulo I

3173 Words
- Mi nombre es Marcus Miller, tengo 120 años; lo cual, en realidad, no es mucho tiempo. Gracias a la maldición de los hombres lobo, envejecemos lentamente y somos inmortales, siempre y cuando no nos arrebaten la vida. /Los hombres lobo, seres con la capacidad de cambiar de forma a discreción, como su nominación indica, de hombres a lobos y viceversa. Esta maldición fue otorgada a Licaón por ser devorador de hombres e intentar darle de comer un niño sacrificado a Zeus, provocando la ira de los dioses. Fue la forma que encontraron para castigarlo. Dicha maldición se hereda de generación en generación o se puede traspasar a través del contacto de saliva y sangre, en otras palabras, una mordida. Nuestros mates o pareja de por vida son elegidos por la Diosa Luna. Esto ocurre cuando ella cree que es la indicada para procrear y formar una familia. Nuestra pareja debe ser la contraparte que nos dará estabilidad, ya que nacemos con media alma y nuestro mate nos complementa. Al encontrarla, serás más rápido, fuerte e incluso sanarás a velocidad impensable si la tienes a tu lado. En cambio, si ya la encontraste y por alguna razón se aleja de ti, serás más débil en todos esos aspectos. Ellas pueden ser elegibles después de que la joven cumpla 16 años. Hay hombres lobo que esperan por años o incluso siglos antes de encontrar su compañera. Nuestro lobo es quien reconoce a nuestra pareja por instinto, luego de olfatear en ella o en él aquel aroma embriagante para nuestro lado licántropo. Estos se reclamarán como suyos. En todos los casos, la atracción es mutua. Sin embargo, si no quieren ser pareja, tienen la opción de rechazar la elección de la Diosa Luna. Pero, si lo haces, no tendrás pareja jamás./ - Pertenezco a la manada Luna de Plata, la cual está conformada por la unión de muchas otras manadas igual de poderosas. Soy hijo del Gran Alfa y su Luna, líder de los guerreros Élite. Algunos piensan que soy despiadado gracias a mi actitud en batallas y mi determinación en proteger a mi especie y a los aliados. La Diosa Luna no ha asignado una pareja para mí, pero estoy bien con eso. Nadie imaginó que todo cambiaría luego de aquel día. - Unas horas atrás, mi padre recibió un mensaje alarmante del Alfa de Luna Azul (una de las manadas aliadas) donde solicitaba nuestra presencia urgente, ya que están presentando un problema que, por su gravedad, solo se puede hablar en persona. Por esa razón, él siendo el Alfa, nos ordenó ir inmediatamente para responder a su llamado, ayudarles a salir de la emergencia y regresar e informar, ya que él será quien decida cómo proceder. Así que nos encontramos actualmente en camino a su aldea, mi mejor amigo Leo, el hijo del Beta de mi manada, al igual que algunos de los guerreros Élite, quienes siempre me acompañan en cualquier misión. Luna Azul se encuentra alejada de nuestra villa en dirección norte, a horas de camino por carretera. Ellos pertenecen a los lobos del bosque, igual que nosotros. Nos distinguimos por el color del pelaje que va desde el gris hasta el marrón oscuro; somos grandes guerreros. /Existen también lobos de las cavernas, son muy grandes, de un color n***o profundo, de ojos rojos. Son letales en batalla, tanto que muchos les tienen miedo y dicen que son como ver la muerte misma. También están los lobos de las nieves, son más pequeños pero muy rápidos. Su pelaje es blanco y tienen la facultad de cambiar de color con la estación para camuflarse. Sus ojos son azules como el cielo glaciar. Nadie sabe aún cómo es que nuestros hijos adquieren los colores exactos al nacer./ - En el camino a la aldea de Luna Azul se puede observar gran variedad de vegetación y animales salvajes. Hay lugares majestuosos como ríos de aguas cristalinas, árboles viejos con troncos retorcidos, una gran variedad de pinos y árboles frutales; son esas cosas que pocos podrán apreciar. Pero esta vez no puedo disfrutar el paisaje, ya que tengo mucha inquietud por esta visita. “Este asunto no me gusta, no entiendo ¿Por qué tanto misterio?” - Pienso en voz alta, ocasionando que Leo se ría de mí. “¿Acaso tienes miedo?” - Leo, pregunta en ese tono que detesto. “No es miedo, solo que no entiendo por qué no dicen de una buena vez lo que está ocurriendo y así estar preparados.” - Digo, causando que la risa de Leo se detenga. “Yo tampoco entiendo, solo nos toca esperar y ver. Además, solo estamos a minutos de la aldea. Nos daremos cuenta al llegar.” - Pasan unos 20 minutos cuando ya nos encontramos en la entrada de la aldea, donde nos esperaban el Alfa Carlos a su derecha, su Luna Lara, y a su izquierda el Beta José y su mate Ana. “Les damos la bienvenida a nuestra villa, perteneciente a la Manada Luna Azul.” “Muchas gracias por su bienvenida, pero estamos aquí por su llamado y, si no les importa, me gustaría ir directo al tema principal.” “Respondo de manera brusca, pero mi ansiedad es más grande que la cortesía.” “Por supuesto, entremos entonces.” - Al atravesar la aldea, me gusta mucho lo que veo. Está llena de personas felices y tranquilas. Se pueden visualizar niños correr por todas partes, divirtiéndose. También se puede apreciar que todos tienen viviendas dignas. Llegamos a la construcción más grande, una casa de dos pisos, dos anexos, su entrada de puertas grandes y unos bonitos pilares. Entramos en esa enorme casa, muy bien decorada, sus paredes blancas, cortinas púrpuras, muebles grises y ese estilo rústico campestre. Estando frente al despacho, vemos un cuarto de puertas dobles y grandes de color marrón oscuro. En el momento que el Beta las abre y entramos, a Leo y a mí nos gusta mucho lo que vemos: ese escritorio de madera hecho a mano, esa estantería llena de libros que llega hasta el techo, hecha a medida. “Muy bonito” - me dice a través de nuestro enlace mental. /Este enlace es más fuerte entre el Alfa y el Beta, también entre mates. Con el resto de la manada, funciona cuando el lobo quiere comunicarse y permite que su telepatía se expanda./ “Sí, tienen muy buen gusto.” “Nos acomodamos en los asientos asignados por el Beta de Luna Azul, frente al escritorio donde tomó asiento el Alfa Carlos y a su derecha el Beta, dando inicio a la reunión.” El Alfa Carlos entrelaza los dedos y los masajea en señal de nerviosismo. - “Estos últimos meses hemos presentado un problema el cual no sabemos qué tan grande es. Nuestros soldados que patrullan las fronteras han olfateado y visto a una nueva especie de seres. Podemos asegurar que no son vampiros, brujos o cualquier otro clan conocido. Por esta razón, no sabemos a qué nos enfrentamos.” “¿Sabemos por qué rondan la aldea?” “Solo vemos que vienen de vez en cuando, nos observan por un momento como si estuvieran en busca de algo, luego desaparecen. Pero aún no sabemos qué es lo que quieren de nosotros.” “Esta noche acompañaremos a los lobos patrulla, así quizás podamos ver con nuestros propios ojos e intentar definir si es un riesgo o no.” “Muchas gracias, capitán.” “No me den las gracias, solo hago mi trabajo. Después de todo, para eso estamos aquí.” “¿Les informaremos a las demás manadas de los intrusos? Pues quizás sean un riesgo para todos.” “Sí, nosotros iremos a la manada Luna Verde en dos días, cuando estemos regresando a casa. Algunos de mis guerreros irán a otras aldeas y así alertar.” “Yo puedo enviar a unos de mis soldados a él resto de las manadas y así asegurarnos de que a todos les llegue el mensaje.” “Bueno, ahora que está todo claro, nos retiramos a descansar del viaje y poder estar listos para patrullar en la noche.” “Mi amada Luna los llevará a sus respectivas habitaciones y a las siete de la noche cenaremos todos juntos en el comedor. Así que los estaremos esperando.” - Nos dice esto el Alfa Carlos mientras se levanta. Luna Lara entra y nos indica que la sigamos. “Por aquí, por favor. Hemos preparado las habitaciones para que puedan descansar. Fue un viaje largo desde Luna de Plata. Esperamos puedan estar cómodos.” “Muchas gracias por su hospitalidad, tienen una hermosa casa.” - Ella solo se limita a sonreír. Al salir de allí, nos dirigimos a las habitaciones, unos lugares a la altura de todo lo visto en esta casa. Me agrada ver lo prósperas que son nuestras aldeas y, a su vez, la gran manada. La habitación donde descansaré es de color blanco, al igual que la mayoría de las paredes aquí. Tiene una cama Quin con tendidos azules, unos grandes ventanales y vestidores amplios. Leo estará en la habitación contigua; es muy parecida, solo que los tendidos son grises. Finalmente solo, me doy una ducha, me recuesto un poco y luego voy a cenar junto con todos. Al bajar, ya están en el comedor esperándome: Luna Lara, el Alfa Carlos, el Beta, su mate y Leo. El resto de los guerreros están todos juntos en otra parte de la casa en un comedor más grande, compartiendo. “Espero disfruten la cena, ha sido preparada en su honor.” “Muchas gracias.” — Me sorprende la calidez y la abundancia del banquete: un delicioso jabalí asado a las brasas, algunas codornices y una gran variedad de vegetales, todos productos de la caza y la cosecha. “¡Qué delicia de comida!” “Sí, todo es producto de nuestro trabajo. Tenemos grandes cazadores y cultivamos nuestros propios vegetales.” “Impresionante.” Todos hablaron durante la cena, yo no mucho; mi mente estaba ocupada en las incógnitas. ¿A qué nos estaremos enfrentando? ¿Qué podremos hacer para defendernos si no sabemos nada de ellos? Lo más fácil sería darles lo que buscan, si lo tenemos nosotros; evitar que mueran inocentes es la mejor opción, pero si solo quieren una guerra, lucharemos. Al terminar de cenar, nos dirigimos a la zona fronteriza a patrullar con algunos soldados; los demás ya están dispersos por toda la frontera. Yo también dividí a mis guerreros en grupos para cubrir más perímetro. Han pasado dos horas desde que nos encontramos aquí y todo sigue en orden; solo se escuchan los sonidos que producen los grillos y los animales nocturnos. Hoy es una noche oscura, ya que la Diosa Luna no se encuentra en este firmamento con muchas estrellas. “Esto está muy raro. En la reunión olfateé miedo proveniente del Alfa Carlos y de su Beta. No sé, pero me da una mala espina.” “A mí tampoco me gusta nada este asunto y me preocupa que sea un riesgo para la manada.” Hablamos Leo y yo a través de nuestro enlace mental. Tenemos un poco más de dos horas en este lugar transformados en lobo, esperando que algo pase, cuando ya empiezo a sentirme impaciente, se escucha un aullido que nos alerta. /Los hombres lobo tenemos diferentes tipos de aullido, igual que los originales Lobos/ Al mismo tiempo, un soldado patrulla pasa corriendo cerca de nosotros y vemos detrás de él un ser desconocido de piel pálida, sin pelo, ojos negros y grandes. Por la distancia, no logro detallarlo mejor. Él solo nos ve fijamente, como contándonos o quizás estudiándonos, y luego se desaparece. Me siento paralizado, como si algo me impidiera moverme, hasta que ya no se ve esa cosa por ninguna parte y todo mi cuerpo vuelve a la normalidad. “¿Qué rayos fue eso? No pude moverme y sentí como si me traspasara con la mirada. Fue muy escalofriante.” “Ahora entiendo el miedo del Alfa Carlos, del Beta y de los guerreros patrulla.” Empezamos a darle la vuelta a la manada buscando algún rastro de lo que fue o quizás algo que nos dé una pista de lo que está ocurriendo, pero no se encontró nada, como si lo que vimos fuese una visión, aumentando el misterio. Cuando terminó la noche y se dio paso al amanecer, finalizando el turno nocturno, realizamos el cambio con los guerreros que patrullan en el día. Leo y yo nos reunimos con los soldados para interrogarlos uno a uno, intentando recolectar la mayor información posible sobre lo que pasó esta noche, pero no logramos adquirir mucho. Tan solo coincidían en el testimonio de que sintieron la misma sensación de ser paralizados y un miedo profundo. Ese día, no salí casi de la habitación, solo para comer. Solo quería meditar sobre lo ocurrido e intentar descansar. Se escuchaba un gran bullicio como si estuvieran celebrando, gracias a la cantidad de personas en la planta baja de esta casona. En la noche, durante la siguiente guardia, no vimos nada, pero estuvimos muy tensos por lo ocurrido la noche anterior, tanto que el ambiente se sentía denso. Un poco antes del amanecer, nos despedimos y emprendimos el viaje de vuelta a casa, pero antes pasaríamos por la aldea de Luna Verde, con la intención de alertar. Otros de los soldados irán a las demás aldeas, junto con algunos guerreros de Luna Azul. Esperamos que todos puedan mantenerse a salvo, mientras yo vuelvo a casa y le pregunto a mi padre cómo proceder. “Nos mantenemos informados, si ocurre cualquier cosa.” “Sería de gran ayuda.” Propone el Alfa Carlos mientras se despide de nosotros. “Que tengan un buen viaje.” “Aquí les empacamos un poco de comida para el viaje.” Le entrega la Luna Lara una canasta a Leo, quien la recibe gustoso. “Muchas gracias.” “Hasta luego.” Nos subimos al auto, hoy conducirá un soldado que no custodió anoche, así que descansó bien. Durante el viaje, Leo y yo conversamos sobre lo ocurrido. “¿Dime Leo, qué piensas?” “Creo que son seres de otro mundo. Recuerdo que tu nana Madda nos contó una vez una historia donde nos hablaba de que un día el cielo se llenó de naves y en ellas venían una especie diferente pero peligrosa. Pero solo venían escapando de algo más poderoso que ellos. ¿Lo recuerdas?” “Eso es lo que yo pienso también. Al llegar a casa hablaré con ella; quizás no sea solo una historia para asustar a los niños que se portan mal.” “¿Qué hacemos si no estamos equivocados?” “No lo sé aún, pero mi opinión es que solo están merodeando y si lo que buscan lo tenemos nosotros, se los daremos. No se iniciará una guerra, pero todos sabemos que este tipo de decisiones las toma mi padre por ser el Alfa.” “¿Tenemos que esperar hasta llegar para saber?” “Tú ya sabes cómo funciona. Yo resuelvo los problemas de gravedad, esos que requieren una intervención inmediata. Pero si es algo como esto, solo el Alfa decide.” “¿Será menos protocolo cuando tú seas el Alfa?” “No lo sé, pero para eso falta mucho, como un siglo más o menos.” “¿Por qué tanto?” “Quiero obtener ese título a los 220 años. No espero agobiarme con tanta responsabilidad.” “Cuando tú tomes el cargo de Alfa, yo tomaré el del Beta y así seguiremos trabajando juntos.” “Ay, no. ¿Pero eso por qué?” “Eres un tonto en ocasiones.” Nos empezamos a reír y luego nos recostamos en el asiento para intentar descansar un poco. Solo veo por la ventana aquel paisaje y cómo nace el sol detrás de la montaña. En el cielo se ve como si fuera el mar a lo lejos, con ese azul; luego cambia de color a un naranja con algo de rosa, para así salir el sol en su total resplandor. Es un viaje largo, y logro quedarme dormido. Empiezo a soñar con una niña, no tiene más de 5 años. Ella juega por todas partes como en un pequeño departamento, salta de los sillones y tiene construido un fuerte con unos cojines grandes. El verla me trae tranquilidad, es como si su risa fuera sanación para mí. Ella juega sola, tiene mucha imaginación, habla de ríos de lava que tiene que cruzar y rescatar a su muñeca que fue raptada por un dragón. Al despertar, aún no hemos llegado, pero Leo está viéndome extraño. “¿Pasó algo?” “¿Qué soñabas?” Me pregunta, como insinuando algo. “No tengo por qué contarte todo.” “¡Sonreías como un tonto!” Empieza a reír muy fuerte. “¿Qué te pasa? No estaba sonriendo.” “Sí lo estabas haciendo. Es tan raro que me causó curiosidad lo que soñabas.” “Pues no lo recuerdo.” “Está bien, amigo. No volveré a preguntar, pero espero que consigas a tu mate pronto.” “¿A qué se debe ese comentario?” “Para ver si así se te quita lo gruñón.” Vuelve a reír. “Qué costumbre la tuya de burlarte de mí a toda hora.” “Te conozco de toda la vida y siempre tienes la misma expresión, como si estuvieras molesto. Yo solo intento relajarte.” “No es necesario.” “Lo es y lo consigo de vez en cuando.” “No entiendo cómo lo haces.” “¿A qué te refieres?” “Al estar tan tranquilo después de lo ocurrido en Luna Azul.” “Pues intento no pensar a toda hora en lo malo.” “Sería bueno que yo pudiera.” Seguimos en silencio otro rato; no sé por qué este viaje a Luna Verde se me ha hecho tan largo. Empieza a anochecer, me dirijo al soldado que está al volante. “¿Por qué nos ha llevado tanto tiempo?” “Desde Luna de Plata a Luna Verde es rápido el viaje, pero de Luna Azul a Luna Verde es lejos. La carretera está construida dándole muchas vueltas al bosque y las montañas.” “¿Era mejor opción ir a casa y luego a Luna Verde?” “Efectivamente, capitán, pero tranquilo, ya estamos cerca. En menos de una hora ya la podremos ver.” “La próxima vez, infórmame antes de comenzar el viaje, de esta manera tomaré una mejor decisión.” “De acuerdo, capitán.” “Tranquilo, amigo, ya vamos a llegar.” Unos 30 minutos después, se empieza a ver a lo lejos la aldea Luna Verde. “Ves, amigo, allí la tienes, Luna Verde.”
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