EL DESPERTAR: Detrás de un plan maldito.

Desde hace tiempo, se murmuraba por todos los rincones del reino, que tres hermanos tenían algo pensado para terminar con las guerras. Sin embargo, la complejidad para que tres pequeños hombres comunes y corrientes pudieran hablar con el rey, era vasta y llena de retos. Después de varios años de lucha por sus ideales, su esfuerzo rindió frutos y lograron acceder a una reunión con el rey... Pero, ¿Qué era eso que pensaban? ¿Acaso todos estaremos en riesgo? No se sabe, 
pero muchos dicen que almas inocentes deberán pagar por cada década. Ven te contaré la historia de los tres hermanos y su deseo de ganar a los dragones del reino de Altam... _º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_ A los pies de la ciudad, en los rincones de cada lugar, se oyen rumores de unas bestias letales, que buscan humanos que devorar.
 Pero también hay alguien que dice tener un plan para acabar con la amenaza de los enemigos y tal.
 En nuestro reino se formarán guerreros fieles sin más,
 y solo eso, ya que nosotros le vamos a la par. 
Para ganar terrenos, riquezas y más ejemplar. _º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_º•_ Reino de Galah, 1390 Un pequeño pueblo, del gran reino, era el hogar de tres hermanos: Oswal, Rimuth y Rubelt, los cuales habían perdido a ambos padres por culpa de la guerra. Los tres aprendieron a defenderse solos, así como a cuidar las tierras que les dejaron sus antepasados. Aunque no era suficiente para ellos, ya que querían ganarle a los del reino enemigo, más en nombre de sus padres, que por venganza. .– Pero... Escucharme, por favor Rimuth... Rubelt... -decía el menor de los tres, el cual los seguía apurado- .– No tenemos la certeza de que nos escuchen, ¡Sólo somos unos niños, Oswal! -le contestó el chico mayor, Rimuth, para seguir con su camino cargando la madera que cortaron para su hogar- .–Vamos... -exclamó el pequeño- Los chicos siguen a su hermano mayor tomando el resto de la madera. Caminaban hacia una pequeña cabaña, la cual, era su hogar. Aunque estaba un poco descuidada, ellos hacían lo posible para tener un techo seguro por más tiempo. Su vida era difícil, ya que a su edad apenas podían trabajar en cosas de campo, recogiendo las cosechas en largas jornadas laborales, soportando los cambios abruptos del clima. Por lo tanto, se repartían las labores de acuerdo a su edad y a sus habilidades. De esa manera pasaron los días, semanas, meses y años. Los demás campesinos les miraban, el pasar del tiempo se reflejaba en la piel y el sudor de aquellos hermanos, quienes nunca dejaron de luchar y trabajar duro para cubrir sus necesidades. Eran admirados y aplaudidos por todos, no solo por su unión y su compromiso por sobrevivir, sino también por ser amables y educados con los demás 10 años después Aquellos pequeños que no podían cargar largos cestos de cosecha, se transformaron, ahora sus cuerpos son fornidos y con músculos, prominentes, son casi adultos, saludables y trabajadores. A diario, al terminar sus jornadas de trabajo y ayudar a sus compañeros, iban al bosque donde se encontraba una cueva grande. Dicho lugar estaba cercado por largos pedazos de madera y, si podían librarla, del otro lado esperaban algunas trampas. Incluso ellos entraban con algo de dificultad, aun así, procuraron cuidar sus pasos. Comenzaron a ver el interior, de manera cautelosa hasta llegar a su destino, planos del reino, municiones de armas blancas y comida para varios días eran lo que les esperaban. .– No sé si funcione, pero... ¡Que la diosa Aten nos acompañe! -dice el joven Rubelt, el cual comienza a empacar todo en un saco que utilizaban en la cosecha, para después llevarlo a una carreta para salir de la cueva una vez hayan desactivado las trampas- .– Que así sea. -exclamó el mayor, mirando a los cielos. Después, se vuelve a sus hermanos– Escuchen, si esto no funciona, no se preocupen. Nosotros encontraremos algo más. -dice con voz llena de júbilo y esperanza. Los dos menores asienten ante sus palabras- Oswal, a pesar de haber cumplido la mayoría de edad, se mostraba emocionado como cuando niño, tanto por la aventura como por sentir el apoyo de su familia. Y así, antes del amanecer, se marcharon, andando hombro con hombro. El pueblo se fue haciendo pequeño a sus espaldas. Cruzaron el horizonte con rumbo al centro del reino, no sin antes dejar una nota en la casa de una joven que era conocida de los chicos para pedirle que cuidara de sus tierras. El viaje no fue fácil, se encontraron con problemas para dormir y comer, pero como lo han hecho desde pequeños, cada uno tomó su rol para cuidar de los demás en grupo. Pasando los días, por fin llegaron al centro del reino, su destino, donde se miraban las personas bien vestidas, locales en la calle de todo tipo como: comida, ropa, joyas y venta de todo tipo de objetos, animales y servicios. Los jóvenes de campo se impresionaron y quedaron atónitos ante todo el ruido y el vaivén de los locatarios. Después de recuperarse del shock, decidieron buscar alguna posada para descansar de forma tranquila y ordinaria. Aquella noche fue mágica, una mezcla de emoción, euforia y ansiedad invadió sus cuerpos. Los latidos de sus corazones retumbaban antes de dormir. Un nuevo día comenzó y los hermanos, ya listos, llevaban lo necesario. Estaban esperanzados que el rey hablaría con ellos, incluso podía verse el brillo en sus ojos. Partieron después de merendar, y al caminar varios kilómetros, llegaron al castillo donde los guardias los detuvieron. Los hermanos no dudaron ni un momento, y enseguida explicaron la razón de su visita a ese lugar tan importante. Primeramente, los guardias no los dejaron pasar, sin embargo, antes de que sus corazones de guerreros se partieran, uno de los hijos del rey revocó a los guardias, dando así luz verde a nuestro trío. Cruzaron el enorme portón que tenía enfrente mientras los guardias murmuraban por tal decisión. Al dar el primer paso dentro de las tierras del rey, fueron guiados por el príncipe. Mientras caminaban, este les preguntó si lo que le dirían a su padre era convincente, ante ello, lo único que los hermanos dijeron fue un simple "Por supuesto". Al llegar a la sala del trono los hermanos realizan una reverencia leve ante el rey, el cual, de forma burlona y sarcástica, se alegró de su visita. Incluso uno de sus lacayos fue hasta él y le contó al oído todo lo que planeaban los hermanos, haciendo que el hombre poderoso se riera aún más. .– ¿En serio piensan que gente como ustedes podría acabar con los dragones de Altam? -decía el rey con un tono burlón y soberbio. Las risas de el máximo mandato se apoderaron de la sala hasta que el hermano mayor comenzó a hablar- .– En efecto majestad, solo escúchenos y usted decidirá si aceptar o no. Le prometo que no se arrepentirá de esto. –dice el mayor mientras trata de mantener la calma ante las provocaciones- .– Bien, hablen -dijo el rey, mientras tomaba su copa de oro para beber. Este tenía la intención de dar la orden de sacarlos- Los hermanos dejaron escapar una leve sonrisa para comenzar a hablar sobre el tema de una forma que el rey que quedara callado, pronto y de poco en poco, sus ojos se abrieron al igual que su boca, no podía creer lo que estaba escuchando, Sin ser interrumpirlos, el mismo rey dio la orden que los dejaran a solas e inmunidad para aquellos valientes, dando a entender que aceptó lo solicitado por los hermanos.