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Bebé Por Encargo +18

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Virginia al recibir un ultimátum médico se ve decidida a encargar un bebé, sí, un bebé por un aplicativo, dejándolo todo al azar de quién será el donante y futuro padre. Mientras que en su vida todo se torna de un color muy intenso, su nuevo JEFE mejor llamado "Satanás" con un hermoso rostro, moreno y alto, logrará ser su mayor pesadilla porque a falta de cuernos, tridente y cola puntiaguda, tiene unos encantos que encontrarán volcar la vida de Virginia. Una historia un poco trágica para una chica de ciudad y baja estatura que tendrá que apañárselas para lograr sus sueños, incluso, se pregunta: ¿Es Satán realmente un ángel caído?

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CAPÍTULO 01 | Sueño destruido |
Pestañeo por enésima sin poder sobrellevar la atorrante noticia que suelta la boca de mi ginecólogo, trago con dificultad bajando los ojos a mis temblorosos dedos con uñas mordidas. Niego con la cabeza, moviendo mi cabello en cortas hileras y castaño. ─No podemos comprometer tu salud, Virginia. Te estoy dando la oportunidad de aplazar la operación, para que puedas pensar y entender qué harás al respecto… ─Él mueve sus lentes al puente de su nariz para mirarme con más atención ─…Pero no puedo darte más de diez meses, el tumor está comprometiendo tu útero y antes de que se vuelva un carcinoma tenemos que extirpar todo. Frunzo mi cejo nervioso. ─¿Todo? ¿No podré tener bebés?... ─un nudo se me forma en la garganta, lo que faltaba, mi sueño está por destruirse  ─ ¿No seré madre? Mis preguntas salen con tristeza. ─Puedes intentar buscar durante estos meses, y el día del parto, se te realizará la histerectomía, extirparemos todo el útero o gran parte de él ─expresa con más sinceridad, asiento. Sin todavía poder entender todo lo que ha dicho. Una consulta de rutina se volvió la peor de mi vida. Tomo el historial clínico, junto con mi bolso para hacer ademán de irme. ─Te recomiendo buscar desde ahorita, si tienes pareja se te hará más fácil… eres muy joven ─dice, deteniendo mi huida. ─Para eso, dispárame, creo que duele menos. Estoy más sola que la una desde hace dos años, mierda, cómo odio todo esto ─murmuro sollozando ─. Lo siento, son las malditas hormonas… digo, disculpa de nuevo. Balbuceo, provocándole una carcajada. ─Ve con cuidado, Virginia ─añade, prácticamente echándome del consultorio. Salgo de allí, apretando mi historial clínico, que cada vez es más confuso y largo. Gracias a mi excelente genética. Mi madre murió por el estúpido cáncer de útero, y mi abuela también… no quiero el mismo resultado para mí. Pateo el aire, molesta con la vida que me ha tocado. ─¡Hubiera aceptado casarme, tendría un par de mocosos con mi apellido y mis genes malditos! ─Exclamo hacia el semáforo. Las personas a mi alrededor me miran desconcertadas, soy un espectáculo andante, compren sus entradas antes de que se agoten, pienso obstinada. ─¿Qué, nunca vieron a una persona sufrir porque su sueño de ser madre se arruinó? ¡Guao! ─Farfullo. Las personas huyen pasando por el cruce peatonal. Dejando a la loca sola. Dejo salir un suspiro junto con una bocanada de aire. Mis ojos se escuecen, dejando salir unas lágrimas. ─Nada en mí está bien… ni mi interior. Estoy dañada─ murmuro, caminando hacia mi auto sedán rojo. Lanzo mi bolso a mi costado y golpeo el volante sollozando, el dolor en mi pecho no cesa, es como si la decepción viviera dentro de mí, como un cáncer. Tomo una bocanada de aire, restregándome los ojos con brusquedad, acomodo mi cabello en el retrovisor, está más corto de lo que recordaba casi rozando mis hombros. Aquella crisis emocional se cobró un año completo dejándome crecer el cabello. Gracias, amor no correspondido. Marco en mi celular el número de Logan, ese bastardo tiene que ayudarme. Por algo es mi mejor amigo. El tono repica una y otra vez sin resultado. Coloco el auto en movimiento, si Maoma no va a la montaña, la montaña irá a maoma. Y soy una muy molesta montaña con problemas existenciales. Llego a la colina, donde se encuentra la televisora y productora donde trabaja Logan. Me dejan entrar como siempre, indicando que soy su hermana (cosa que no es nada cierta, fuimos novios en el colegio) Una historia muy larga, todo comenzó con una charola de guisantes en su cabeza. Dejo mi bolso en el piso del sedán y al estacionarlo, me dirijo con prisas al estudio donde suele grabar su programa de comida, es un chef profesional, pero nadie se atreve a decirle que las arepas le quedan espantosas, solo yo. Mis ojos visualizan las luces del estudio que cuelgan en el techo junto con cámaras profesionales, todo enfocando al idiota de Logan, que ordena la comida en la isla elaborada para sus platillos. Su cabello castaño se encuentra en perfecta sintonía con sus cejas tupidas y barba de días, es un idiota guapo, tengo que admitirlo. Está muy concentrado en ordenar sus cuchillos, que no se percata de mi presencia a solo unos centímetros de él. Los tatuajes de sus antebrazos se asoman de su filipina negra, sus ojos oscuros se levantan lentamente a mi dirección mirando mi ropa. ─Hola, guapo ¿a qué hora sales? ─Suelto, esbozando una sonrisa. ─Solo a ti se te ocurriría colocarte un vestido de flores con un suéter debajo ─detalla con ironía. ─¿No que el orden de los factores no altera el resultado? ─Gini… olvídalo ¿qué haces aquí? Y aléjate de los cuchillos, cámaras, cables, todo… eres un desastre en potencia cuando caminas ─masculla volviendo a sus implementos. ─Si eres exagerado. Sus ojos me miran detenidamente ante mis palabras, muerde su labio inferior. ─¿Qué ocurrió, no deberías de estar en tu trabajo o ya te despidieron como a Raquel? ─Inquiere dándome su atención. Muevo mis pies, dándole una sonrisa. ─Tomé un permiso para un examen médico… ¿volvieron a despedir a Raquel? ─Pregunto sorprendida, Raquel es nuestra amiga en común, la única que nos soporta, quizás porque ella está más trastornada que nosotros. Digamos que ella cambia de empleo como yo de pantaletas.  Él niega con la cabeza, tomando una manzana para darle un mordisco. Su figura se denota imponente, esperando alguna declaración de mi parte. ─Al grano, Gini, al grano ─insiste. Tomo una bocana de aire, una de valentía y otra de cojones. ─Quiero que me des tu esperma ─suelto sin más. Inmediatamente se ahoga con el pedazo de manzana, al punto de colocarse rojo. Al socorro viene su asistente a darle agua. Le agradece para estabilizarse. Creo que tengo que ser más delicada con las cosas que digo. Pienso, mordiendo mi labio con nerviosismo. ─Qué mierdas estás diciendo ¡Virginia! ─Espeta ahora molesto. Me encojo de hombros. ─Creo que debí de decirlo de otra manera… ─Claro, como que pedir mi esperma tiene maneras más bonitas… por Dios, Gini, estás loca. Tomo el cuchillo para untar mantequilla y le amenazo con él. ─Eres mi mejor amigo, tienes el deber de ayudarme. Él mueve sus manos en negativa, para darme la espalda. ─¡Seguridad! ─Llama. ─¡Traicionero! ─Gini, aquí no tenemos seguridad. Baja el cuchillo, te puedes cortar. Dejo el cuchillo plateado en el mesón de la isla, para sonreír para él. ─No soy tan torpe. ─Virginia, vamos, hablemos en mi camerino ─incita Logan, tomando mi mano para llevarme a rastras. Me denoto diminuta en su posesión, siempre lo he notado. Su mano caliente me da seguridad, haciéndome sentir mejor. Cruzamos la puerta de su pequeño camerino, y la cierra detrás de mí. ─Habla, desde el principio ─manifiesta. Lanzando su gran cuerpo en uno de los sofás color n***o satín, entrecruzando sus largas piernas y abriendo un poco su filipina negra, esta podría ser la portada de un disco de rock alternativo donde el cantante es un chico sexy con problemas paternales. Miro mi reflejo ahora en el espejo de su tocador iluminado. Una chica sin metas personales, piel pálida, cabello corto castaño y unos ojos miel que me recuerdan a mi madre, me recuerdan que tengo que seguir ante todas las adversidades, y por eso estoy aquí, en el pequeño camerino de Logan, mi ex y mejor amigo, pidiéndole algo descabellado. Giro mi rostro para encararle. ─Pedí permiso médico para realizarme un diagnóstico general con mi ginecólogo, había estado teniendo molestias cuando usé mi vibrador y pensé que quizás estaba muy grande para… ─Detente, no quiero escuchar nada de eso ─interrumpe, acariciando su sien. ─¿Ahora cómo borro eso de mi mente? ─Inquiere molesto, dejando un suspiro. Me acerco a él, mis senos llegan a la altura de su rostro, estando él sentado. ─Me van a sacar el útero, por complicaciones con mis quistes, no podré tener hijos a menos de que me embarace en menos de dos meses… por eso te estaba pidiendo tu… esperma ─tomando su rostro en mis manos. Su quijada es perfilada al igual que sus rasgos, y sus ojos oscuros me miran con tristeza arrugando el entrecejo. ─No puedo, Gini, mis padres me matarían. No puedo tener hijos fuera del matrimonio, además ¿quieres que te folle? ─Inquiere esbozando una sonrisa ahora traviesa. Doy un paso hacia atrás. ─No seas tonto, existe la inseminación. Solo con tu… ─él se levanta de golpe interrumpiéndome. ─No puedo, Gini, es que sabes cómo es mi familia de reservada, podría hasta perder la herencia. Los Vallejos son muy anticuados ─dice, haciéndome sentir sin esperanzas. Acaricio mi cabello con frustración ¿y ahora qué hago? Mi ex me mandó a la mierda porque no le daba la suficiente atención y el chico que me gustaba nunca le gusté. Mi vida social se resume en mi trabajo, mi padre, Logan y Raquel. Y ella tiene v****a. ─Si quieres luego de que me case, puedo donarte mi… eso ─propone divertido. ─¡Oh, claro y me seco por dentro esperando que tú te formalices con alguien y que mi bebé sea un bastardo! ─Farfullo, empujándole. ─Oye, solo fue una broma, no te alteres, enana ─dice, tomándome con una de sus manos mi nuca para pegar mi rostro en su pecho. Su corazón late fuerte. ─Lo siento tanto ─murmura con sinceridad. Dejo salir el aire retenido al igual que mis lágrimas. ─Sabes cuánto deseo tener una familia grande… ser mamá ─musito en un hilo de voz. Él me abraza más fuerte, suspirando. ─Lo sé, Gini tonta. ─Entiendo, fui una tonta al pedirte el favor ─suelto, alejándome de su abrazo. Él me toma de los hombros para inclinarse y mirarme fijamente. ─Se me ocurrió algo… ─declara, con sus comisuras sonrientes. Le observo incrédula. ─Alguien me había comentado de una aplicación para fertilidad o algo así, la cuestión es que los hombres donan su liquidito de bebitos y las mujeres que están buscando pueden revisar los historiales de los donantes con su genética y toda esa locura científica. Solo no pueden ver el rostro del donante… creo que entre ambos pueden tener un acuerdo de poder conocerse para tener participación en la crianza…no entendí bien eso ahora que lo pienso ─habla rápidamente haciéndome parpadear y sonreír al mismo tiempo. ─Sé que es costoso pero puedo darte el dinero que necesites ─añade, animado. Abro la boca sin poder decir nada. ─Dios, te amo ─suelto, dándole un beso en la mejilla. Él se pasma como siempre ante mi tacto. Carraspea para colocarse erguido e imponente. De repente, el golpeteo de la puerta nos interrumpe. Se abre la puerta, dejando ver a una chica con brochas de maquillaje en su cinturón. ─Es hora de tu maquillaje, Logan, el show comenzará en treinta minutos─ menciona apenada. Asiento junto con él, para lanzarme en el sofá. ─Disculpa, comencemos─ anuncia Logan que se acomoda en su silla al frente de su tocador. Hojeo las revistas leyendo la publicidad de la aplicación…comienzo a leer rápidamente más información y abro el explorador en mi celular para indagar más, donde colocó el nombre del aplicativo “BPE” un poco minimalista para mi gusto. ─Virginia, siéntate como una dama─ murmura Logan, llamando mi atención, abro más mis piernas, dejando ver el short de maripositas. ─¡Guarra!─ Exclama, provocándome una carcajada. Él me mira a través del espejo, sus ojos se ven iluminados y brillosos. ─Gracias─ digo en mis labios sin emitir sonido. Logan solo me guiña de manera coqueta. Tengo el mejor ex novio y mejor amigo del mundo, pienso, emocionada. Escucho cómo le llaman por los altoparlantes, llevo conmigo la revista, observando la espalda de Logan, apretarse en su camisa manga larga negra, colocándose su delantal del mismo color. Respirando para meterse en su personaje donde lo conocen como “el rompe corazones del alfajor” al parecer en uno de sus show le metió un alfajor a su conductora en la boca y todas suspiraron cuando él se lamió los dedos. Ruedo los ojos por su notable talento con las mujeres, me cruzo de brazos quedándome fuera del plato de grabación, observando su perfil sonriente mientras presenta su platillo para hoy. Me da una sonrisa fuera de cámaras para girarme e irme de ahí. Con una pesadez en mi corazón salgo del lugar ¿Cómo lograré mis metas si la vida me pone miles de trabas tras otra? Las preguntas llegan a mi mente con rayos destructores de la esperanza de poder ser feliz. Lanzo la revista en el asiento del copiloto, para dirigirme a mi casa, tengo que aprovechar lo que me queda de “día libre” para pensar qué haré para poder embarazarme ¿Y si tengo una cita y pum, se rompe el condón? Me pregunto negando con la cabeza. Eso está mal, nada sin consentimiento. Choco mi frente al volante provocándome un quejido por el golpe. Miro la revista que me muestra el anuncio del aplicativo para fertilidad in vitro. Dejo salir un suspiro de mis pulmones. ─¿Será este mi ser amado? ─Pregunto en el aire con jocosidad y un puchero. Reviso más a detalle pero sigue resonando la cantidad de dinero que piden. ─Genial, también eso sería un problema ─murmuro con pesadez. Enciendo el motor del Sedán, decidida de llegar a mi casa para ahogar mis penas con un litro o dos de helado, mientras veo “Ex on the beach” por lo menos ellos sí está fornicando con alguien. Pienso con muchos celos. Hasta he llegado a pensar que soy asexual, sí, eso. Espanto a todos los hombres cuando les digo que me gustaría hacer cosas diferentes en la cama. Ruedo los ojos, frustrada por mis recuerdos. ─Te vas a arrepentir ─gruño hacia el recuerdo de mi ex, que en cortas palabras me dijo que estaba “loca” ─Ninguno sirve ─añado, sobre los escasos orgasmos que un hombre físicamente me ha dado. A menos que pensar en mi coreanito de los dramas, entre como un triunfo para el hombre. Estaciono el Sedan, lanzando la puerta con fuerza, avisándole a mi vecina fastidiosa que su peor pesadilla llegó temprano, ella se asoma por su ventana, mirando con odio. Ondeo mi mano saludándole con una sonrisa sardónica para recibir de su parte un dedo del medio levantado de manera grosera. Hago lo mismo en respuesta a la vieja canosa y entrometida. ─Virginia ¿Qué haces? ─Cuestiona mi padre, sobresaltándome. Sostengo dramáticamente mi pecho con una de mis manos, encontrándome con los ojos marrones de mi papá. Que los entorna en mí mientras coloca sus manos en su cadera. ─Ella comenzó ─responde dando pisotones para terminar de entrar a la casa. Él me sigue los pasos cerrando la puerta luego de disculparse con una seña con la vieja vecina. Me lanzo en el sofá viendo a la nada. ─¿Qué haces tan temprano en casa, pasó algo en la empresa? ─Pregunta preocupado, levanto mi mirada para verle con el semblante un poco envejecido y canoso. ─Estuve en el hospital, haciéndome un examen de rutina, aprovechando el seguro del trabajo ─declaro, hurgo en mi bolso, encontrandome con mi celular. Levanto mis piernas en la mesa del centro moviendo mis pies. ─Espero todo haya salido bien ─menciona, caminando hacia la cocina. ─Bueno, no tendrás nietos nunca, ve tú si le sacas el lado positivo a eso ─digo molesta, lanzando el celular a un lado al encontrarme que mi seguro no cubre la planificación familiar, es decir: no in vitro. Escucho de repente cómo un vaso cae al suelo, estrellándose. Me levanto de un salto llegando a donde mi padre que se encuentra levantando los cristales del piso. ─Basta, te ayudo ─murmuro buscando un trapo para levantar los cristales. ─Te vas a cortar ¡Gini! ─Exclama sorprendiéndome. Mis ojos se posan en él, encontrando sus ojos humedecidos, un poco enrojecidos. Algo en mi interior se rompe. En un acto de efusividad le abrazo con fuerza, sintiendo cómo solloza, casi evitando que me dé cuenta, pero es inevitable. ─Lamento tanto… que tengas que pasar por tantas cosas, quisiera darte la vida que deseas ─ dice en unos hipeos. Me aparto de mi papá, obligándole a mirarme. Observo cómo mi viejo es un puro de corazón, él sabe que eran altas las probabilidades de que heredara la condición por la cual el linaje de mujeres de parte de mi madre estamos malditas. Pero hemos logrado mucho, mandando a la mierda los diagnósticos y los peros. Mi madre me tuvo a pesar de que le advirtieron que no sería bueno y eran bajas las probabilidades de que saliera “bien”… a decir verdad creo que sé de dónde viene tanta torpeza. ─No te pongas triste, me dieron una oportunidad… solo que es un poco apresurada y difícil ¡Pero no imposible! ─le animo con una sonrisa. Él niega con la cabeza, abrazándome. ─¿Qué necesitas? ─Pregunta de repente. Juego con mis dedos pensando si pedirle dinero. Pero él apenas está comenzando a levantar su empresa de arquitectura… no creo que pueda con otro gasto tan grande, pienso rápidamente, negándome a la idea. Niego con la cabeza, dándole una sonrisa. ─Me encargaré, solo quiero… helado, necesito pensar un poco las cosas ─digo, él se inclina besándome la coronilla para dejar los cristales en el lavavajillas, toma las llaves de la casa y antes de salir me da una sonrisa llena de amor. Al cerrar la puerta, apoyo mis manos del mesón. ─Mierda, mierda ─farfullo. Camino hacia mi habitación, encontrándome con la foto de mi madre sonriendo mientras me empuja en un columpio. Me inclino debajo de la cama, encontrándome con el archivero, para hurgar en él, quizás en el contrato con la empresa, haya una cláusula donde pueda colocar esta intervención como algo de “vida o muerte” ─¡Jefe, deme un hijo! ─Exclamo leyendo las cláusulas. Encontrándome con una negativa en cada una. ¿Por qué los hombres tienen más beneficios que las mujeres en el seguro? ¡Es injusto! 

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