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Dejate Llevar

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Blurb

Karlee, una chica que perdió a sus padres a una edad temprana, es obligada a madurar, a tener obligaciones de adulta y todo la lleva a la cima; llevando al triunfo la compañia de sus padres es que puede ayudar o destruir a otras compañias y todos siempre quieren sacar provecho de ella.A causa de tantas traiciones es que se vuelve fria, sarcástica y despota; no permite que nadie entre a su vida, pero ¿podra ella mantenerse alejada de ellos?Los hermanos Beauharnais‎ llegan a su empresa, en busca de una asociación para un proyecto que podrá ayudar a la humanidad, pero en él proceso de presentar los detalles, la conocerán a ella y serán atraídos como un imán; su pasado de dudosa procedencia hará que ella intente alejarse de ellos, evitarlos lo más que pueda, pero es evidente que ellos no le pondrán sencilla aquella tarea.

¿Cómo podrán sobrevivir ante todos los obstáculos que les pondrán?

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¿La CEO es una niña?
La oficina de juntas se encontraba sorpresivamente llena, todos los hombres estaban en busca de interceptar al CEO que se negaba a colaborar con ellos y sus empresas; la anciana secretaria que habían "burlado" se encontraba detrás de su escritorio a la espera de que llegara el jefe y por fin pusiera en su lugar a todos esos hombres con aires de reyes. Todo era un caos, todos se amenazaban, hablaban a los gritos y estaban a nada de comenzar a arruinar esa linda sala de juntas. -Caballeros. -un hombre mayor entró, con una cara totalmente seria los observo. -Señor Ward, por fin puedo conocerlo. -un joven hombre le dio la sonrisa más falsa jamás vista y estiro su mano. El hombre mayor levanto una de sus pobladas cejas y sonrió con burla. -Oh niño te equivocas. -acomodo su corbata. -Yo no tengo el apellido Ward. -sonrió con burla. Todos comenzaron a hacer preguntas, a demandar la presencia del CEO Ward. -Caballeros, caballeros. -una joven y hermosa mujer entro a la sala, con un caminar tan elegante, que todos los presentes pusieron sus miradas en ella. -Para ser unos hombres tan "importantes". -hablo con un deje de burla. -No parecen tener modales o etiqueta, caballeros, primero entran a la fuerza a mi empresa, amenazan a mi querida secretaria Lynn y convirtieron mi hermosa sala de juntas en una burla. -su sonrisa se borro, la mirada que les dedico los hizo temblar. Claro estaba, que jamas lo iban a aceptar, ¿quien se creía esa niña? -¿Tu empresa? -uno de los hombres se mofo de ella. El hombre mayor que veia todo con diversión dio unos pasos hacia atras, recargando su peso en un escritorio que estaba ahí y observo como aquella pequeña mujer de estatura, haría polvo a todos aquellos hombres que se creían los reyes del mundo. -Bien, dejemos algo en claro caballeros, ustedes están en mi empresa, sus innecesarias presencias están en mi oficina y sus desagradables retaguardias están deshaciendo la forma de mis tan cómodas sillas. -se cruzo de brazos mientras les dedicaba una mirada desafiante. -No cerré tratos con nadie aquí presente, sus propuestas me parecieron vagas, egoistas y sinceramente carecían de una propuesta en si, lo que hicieron básicamente fue hacer que escriban 'quiero desfalcar su empresa con un falso proyecto y después hablare mal de la empresa y el dueño'. -levanto una de sus finas cejas. -Así que sin más que decir, les pediré que se vayan de mi empresa o me veré en la necesidad de llamar a la policía. Todos estaban furiosos, esa pequeña perra estaba hablándoles como si ellos fueran unos simples empleados. -Mira cariño, que tus lindas piernas se abran para el jefe no quiere decir que tengas algun derecho sobre su empresa. -se burlo uno de los hombres mayores. -Mis piernas no se abren para cualquiera querido, a diferencia de todos ustedes, yo hice crecer la empresa de mis padres, la lleve a la cima, yo no acabe con el dinero y ahora estoy desesperada por cualquier ayuda. -miro a los más jóvenes. -Empresas Ward jamás hará tratos con ustedes, así que por favor les pido una última vez que se vayan o me temo que su reputación se ensuciara aun más. Dio media vuelta y salió de ahí, aun tenia muchos documentos que leer y firmar; su tiempo era realmente contado, no podía simplemente perderlo en querer hacer entrar en razón a unos mimados que realmente no sabían hacer nada por cuenta propia. (...) -Y éstas son las nuevas propuestas. -Nancy le dio un monton de carpetas. -Solo una vale la pena, jefa. -informo la mujer. -Los hermanos Beauharnais‎. -informo y salió de la oficina. -Karlee tienes que comer, no creas jovencita que no me di cuenta que no comes desde ayer. -el hombre mayor entro y la miro con seriedad. Karlee sonrió ante el regaño. -Charles, mi viejo amigo, sabes que tengo mucho trabajo y no... -Levanta tu ser de esa silla, nadie va a perecer si tomas media hora para comer. -se cruzo de brazos. Karlee suspiro, sabiendo que era totalmente inútil discutir con el hombre. -La edad ya te está haciendo gruñon. -dijo al pasar frente a el. -Que descarada. -fingió molestia. Ambos salieron de la empresa para ir a un pequeño lugar de comida china, uno al cual el solía llevarla desde pequeña y que aún ahora su tradición de comer juntos , existía. -Debiste de haber visto sus caras, nadie podía creer que tu realmente los trataste como empleados. -hablo divertido el hombre. -Son estúpidos, yo jamás he tratado así a la gente que trabaja conmigo. -giro los ojos. Charles sonrió con orgullo, el no era el padre y lo sabía, pero el la crió desde pequeña, sus padres trabajan todo el día y el decidió no ser solo el mayordomo, no, el decidió ser el tutor de esa pequeña niña que lo invitaba a sus fiestas de té. -Eso es porque tu no eres una malcriada, solo mimada. -se burlo. Karlee le arrojo un pedazo de zanahoria y soltó unas risitas divertidas junto al hombre. Y el no se equivocaba realmente, el siempre la consentía, siempre le ayudaba a obtener sus caprichos, ella era la hija que el jamás pudo tener, siempre a su lado, ayudándola con sus batallas y siempre con un amor incondicional que jamás pensó conocer. Si, Charles Harrison era su padre y no le importaba lo que los demás digan ante ello. -Nancy dice que una propuesta vale la pena. -miro al hombre frente a ella. -¿Lo has leído ya? -bebio de su Té. -No, me arrastre aquí ¿lo olvidas? -lo miro con diversión. El hombre asintió. -Bueno, después de comer podrás verlo por ti misma y tomar una decisión. -le guiño un ojo. -Van a venir unas personas de alemania, me parece que quieren hacer tratos para poder traer sus productos a Inglaterra. -tomo la soda que aún quedaba en su vaso. -¿Valen la pena los productos? -la miro con curiosidad. Karlee lo pensó un momento. -A nuestra gente le agrada la cerveza, las muestras que enviaron sabían bien, veamos las que traigan con ellos. -le sonrió. -Esa es mi niña. -acaricio su mano sobre la mesa. Ella siempre pedía la opinión del hombre, siempre estaba involucrado en los negocios de la mujer, ya que ella decidió que Charles dejaria de ser el mayordomo, claro esta que el se nego a dejarla sola y así es cómo se volvió en un tipo de asistente/guardaespaldas. -El joven Jhonson no fue de tu agrado ¿cierto? -pregunto mirandola con preocupación. Karlee suspiro. -No creó poder tener pareja Charles, no pueden entender lo que la empresa significa para mi, lo que tu significas para mi. -negó. -Todos esos niños mimados no van a entenderlo y sinceramente ahora mis prioridades son otras. -lo miro con atención. Charles asintió, consciente de que esos jovenes solían despreciar el esfuerzo de su niña por su empresa y el mal trato que recibía el, al saber quien era realmente, pero cómo le gustaría que su niña formara su propia familia. ... Karlee leía los documentos frente a ella, todos eran absurdos, de verdad aquellos hombres pensaban que era alguien incompetente en su trabajo, que les permitiría arruinar el legado de sus padres cómo la mayoría ya hizo y eso la ponía de mal humor. -Bien, ustedes comenzaron bien. -murmuro al comenzar a leer la propuesta que Nancy le había mencionado. -Los hermanos Beauharnais‎ parecen tener los pies sobre la tierra. Y la verdad era, que realmente le había agradado la propuesta, llevar agua potable, comida, medicinas y artículos de escuela que realmente puedan usar en los paises bajos. -Ésto si es una propuesta. -sonrió al terminar de leer Ya sabía cual era su siguiente invensor. -Hija, ¿ya leíste todo? -Charles entró a la oficina. Karlee asintió mientras cerraba la carpeta. -Si y debo decir que vale completamente la pena. -lo miro con una sonrisa. -No es una simple fundación más, ellos quieren hacer más por éstas personas y realmente me gusta. -miro la carpeta sobre su escritorio. -Bien, entonces vas a hacer cita con ellos, ¿correcto? -tomó asiento frente a ella. -Nancy aceptará la cita que ya han pedido conmigo, los recibiré el mismo día que a los alemanes. -rasco su ceja derecha mientras miraba por el gran ventanal a su lado derecho. -Necesitas un poco de descanso. -murmuro ya sabiendo la respuesta que recibiría. -¿Y quien vigilaría todo por mi, querido amigo? -lo miro con una pequeña sonrisa. -Creeme que quiero unas pequeñas vacaciones, pero no puedo simplemente irme, soy mi propio Bruce Wayne. -¿Asi que sales de noche a resolver crimenes y no me lo habías dicho? Vaya compañerismo. -se burlo haciendo que la mujer soltara una gran carcajada. -Vamos, se supone que es secreto, nadie debe saberlo. -guiño su ojo derecho. Ambos rieron por esa pequeña tontería. -Solo piensa en esas vacaciones, Nancy se haría cargo y quiza puedas dejar a ese chico que nos agrada, ¿William? -la miro esperanzado. -Quizás, realmente sería el más calificado. -asintió mientras pensaba en las probabilidades. El hombre simplemente podía pedir en silencio que su pequeña niña accediera a un descanso, no ha tenido uno desde hace ya tantos años y realmente teme que éste al borde de un colapso. -Hablando de vacaciones. -lo miró con una ceja levantada. -¿Que me dices de ti? -Yo descansare cuando muera, ya estoy a la vuelta de la esquina. -se burlo. Karlee le lanzó una bola de papel, molesta por esa broma. -No me gustan esas bromas, viejo. -lo miro mal. -Lo siento mi niña. -le dio una mirada sincera. Ambos significaban tanto para el otro que no podían imaginar un mundo sin alguno de ellos en el. -Señorita Ward. -Nancy entro a la oficina y le entrego la soda que ella sabía que no tardaría en ir a buscar la mujer. -Muchas gracias Nancy. -le sonrió. -¿Puedes averiguar sobre Miranda y Emma por favor? -la miró. -Claro, ¿es sobre los rumores? -preguntó mirando al hombre. Ambos asintieron. -Si, no quiero esa imagen en mi empresa, todos somos una familia y si esas dos, realmente están haciendo esas cosas tan desagradables, las quiero fuera. -su mirada se oscureció. La mujer comprendía, esas cosas indebidas siempre salían de las oficinas y si llegaba esa información a oídos incorrectos, Karlee sería la afectada. -Iré a investigar ahora mismo. -le sonrió una última vez y salió. -No puedo creer que existan mujeres así de...horrendas. -negó asqueada. -Mira que proponerte acostarte con alguien y quitárselo a otra mujer, eso es patético. El hombre frente a ella asintió, ese tipo de mujeres no tenían valor alguno, no sabían lo que era el respeto, amor propio y menos aún sabían sobre límites. -Esas mujeres desde pequeñas dan indicios de ser de esa manera, son envidiosas, codiciosas e interesadas. -Charles negó. Karlee asintió, ella había conocido a varias de esas y fue de lo más desagradable que jamás pudo haber vivido. -Jamás voy a entender porqué actuan de esa manera tan miserable. -negó mientras murmuraba. -Pero bueno, solo hay que esperar a que Nancy me de el informe completo y actuaremos. -Está bien cariño, ¿ya vas a irte a casa? -preguntó mirándola. Karlee negó. -Aún tengo unas cosas que resolver, vienen viejos inversores que trabajaron con mis padres. -suspiro y se tomó el puente de la nariz. -De acuerdo. -la miro preocupado. A el no le agradaba aquello, esas personas no eran buenas y solo traerian problemas. -No pienso hacer ningún trato, viejo. -lo miro divertida. -No soy tonta, no quiero que hagan lo mismo que con mis padres. -desvío la mirada. -Yo jamás permitir eso cariño. -la miró completamente serio. Y aquello era verdad, no iba a permitir que nadie dañara a su pequeña niña. -Eso lo se viejo, pero tampoco quiero que te dañen a ti. -sus ojos se cristalizaron.

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