Juego de Seducción

Rony miró a la hermana de su mejor amigo: Karly. Quien se acercó a ellos para darles un vaso de jugo a su hermano y a todos sus amigos que con él estaban. Llevaba un short tan corto que casi se podía ver sus nalgas. Y sus piernas estaban perfectamente tonificadas y depiladas. Su piel era totalmente blanca y se veía tan suave y provocativa. Hacia días que ella le lanzaba unas miraditas y se vestía tan provocativamente, que Rony sospechaba que quería algo con él. Y viéndola como era: de piel blanca, cabello ondulado y color castaño, ojos grandes de color pardo oscuros, pestañas largas, alta, delgada, de vientre plano, nalgas grandes, senos pequeños. Era muy bonita de verdad, y ¿a quién no le gustaba y atraía físicamente una mujer bonita? Aparte de que era una chica inteligente, con una risa que alocada que le encantaba. Y no era el único, pues la gran mayoría de los que estaban allí con Maicol, su amigo, es decir, todo el grupo de amigos, sentía ese mismo gusto y atracción por ella. ¿Y cómo no si se vestía para seducir a un hombre? Solo que, para su gran suerte, ella parecía tener ojos solo para él, ya que era a él a quien le hacía ojitos. Mordió su labio pensando en lo exquisita que era y cuanto disfrutaría de tenerla entre sus brazos probándola, saboreándola y llevándola al límite. Y pensándolo bien, tal vez, podría aprovechar esa gran oportunidad para conquistarla, seducirla y poder llevarse todo ese cuerpecito divino a la cama. Disfrutar de unas cuantas noches de placer y sexo, no le hacía daño a nadie, pensó Rony decidiéndolo así. De todas maneras, se veía que era tan tonta e inocente, que aún creía en el amor, en cuentos de finales felices, y ese tipo de tonterías en las que solían creer las mujeres. Y él, estaba cien por ciento seguro de que, si le decía que mantuvieran su relación en secreto, ella haría lo que él le pidiera sin si quiera cuestionarlo. Solo debía decirle que las cosas en silencio salían mejor y todo estaría resuelto. Ni su novia ni Maicol, tendrían porque enterarse nunca de que se había acostado con ella. *** Karly entro a su recamara sintiendo como su corazón palpitaba de la emoción. Su hermano Maicol había llevado a sus amigos a jugar un partido de cartas y a tomar unas cervezas para pasar el rato. Y como siempre que lo hacía, Rony estaba allí con él. Siempre podía faltar uno que otro amigo, pero nunca, desde que eran amigos, faltaba Rony. Este último era un negrito alto, con cuerpo atlético, ojos grandes de color n***o. Era muy apuesto y atractivo. Y a ella le gustaba muchísimo. Si tan solo él se fijara en ella, sería plenamente feliz. Aunque no estaba del todo segura de que Maicol pudiera aceptar o comprender si quiera que entre ellos existiera algo más que una relación cordial y respetuosa, así que probablemente, si algún día lograba que Rony se fijara y llegaba a querer algo con ella entonces, tendrían que mantenerlo en secreto, al menos durante un tiempo, hasta que convenciera a Maicol de que era lo que ellos querían y les haría felices. Marcó desde su celular, a su amiga, necesitaba contarle que allí estaba Rony. Desfogar todo ese fuego que le calentaba cada vez que lo tenía cerca. El teléfono timbró un par de veces y luego escuchó como ella contestaba. - Karly. Que gusto que me llames. Justo ahorita estaba pensando en ti. - ¿En mí? ¿Y eso a qué se debe? - No sé, quizás a que estamos conectadas. Karly rio. - Puede ser. ¿A qué no adivinas quien está aquí? - Rony. - dijo Silvana sin dudarlo ni un momento. - Si. - le confirmo ella emocionada, llevándose una mano al corazón, aunque Silvana no lograba mirarla. - ¿Le has hablado? - ¿Estás loca? Maicol me mataría. - Textéale. Dile que está muy guapo, no se. Búscate una excusa y háblale amiga. Porque si tardas mucho en hacerlo, puede llegar otra y te lo quita. - ¿Tú crees? - le pregunto sintiéndose algo decaída. La verdad es que no quería perderlo, pero tampoco se atrevía a flirtear con él tal como su amiga sugería. - Por supuesto. ¿Sabes cuántas chicas hay por ahí dispuestas a flirtear con él? Te apuesto a que más de una está dispuesta a tener sexo con él con tal de que él, salga con ella. Karly hizo un puchero con la boca. Sabía que eso era cierto. Juana amiga de su hermano y de Rony también, se le notaba a leguas que botaba la baba por él. En base a lo que veía y escuchaba de las conversaciones de Maicol y sus amigos, estaba segurísima de que ella, sí que le había flirteado más de una vez, y que además se metería en su cama si tenía la oportunidad. Y no es que ella se considerara la mujer más bonita del mundo, ni que se creyera la gran cosa, ella estaba más que clara que existían muchas mujeres más bonitas que ella, con un cuerpo espectacular, pero, esa no era Juana. A diferencia de ella, Juana era bajita de estatura, gordita, su cuerpo no formaba las curvas que tanto les gustaba a los hombres, no es que fuera fea, para nada, pero más bonita que ella estaba segura que no. Además, era escandalosa y vulgar, se la pasaba gran parte del tiempo en fiestas y con amigos. Mientras que ella era educada, bien portada, tranquila y de su casa. Rony, no podía estar tan ciego como para dejar que ella le flirteara y preferirla antes que a ella. - Aun así, no sé cómo hacerlo. - Pues empieza por mandarle un mensaje de equivocación. - ¿Cómo? - ¡Diantres Karly! Escribe un mensaje de texto algo atrevido, como si fueras a contarme algo pícaro y así. Y envíaselo. Aprovecha que te robaste el número del celular de tu hermano. - ¿Y si me pregunta de dónde saque el número? Ni modo que le diga que se lo robe a Maicol, ¿o sí? - Pues claro que no. Le dices que lo tomaste una noche que tu hermano se fue a quedar en su casa por tu mamá. Ya que Maicol, es algo olvidadizo y, tiene la mala costumbre de que a veces no les avisa si llegó con bien a donde va. - Tienes razón. Gracias Silvana. Por eso te quiero tanto. - ¿Solo por eso? - pregunto Silvana expresándose de manera fingida y dolida. - Sabes que no. - rio Karly. - Pues más te vale. Y anda, haz lo que te digo. Luego me cuentas como te fue. Bye. - Adiós. Hablamos luego. - le dijo. Y tras colgar el teléfono, Karly comenzó a escribir un mensaje. *** - Si. - exclamo Maicol victorioso - Me debes la cena de esta noche. Rony maldijo en silencio. Había perdido todas y cada una de las partidas contra Maicol y ahora tenía que gastar parte de su sueldo comprando parte de la cena de este, cuando el esperaba que fuera al revés. Su teléfono celular vibró. De seguro era Juana porque aún no había pasado por su casa. Llevaba molestando toda la tarde con ese bendito tema de que a qué hora llegaría y eso que los padres de ella, les había dado permiso para que pasara la noche allí, en el cuarto de visitas, donde ella se solía colar de vez en cuando. Tomó su teléfono dispuesto a ponerla en su lugar, pero, se sorprendió cuando el número de destinatario indicaba que el mensaje que le acababa de llegar, era proveniente de Karly, la hermana de Maicol y no de Juana. Tenía el número porque hace mucho cuando se percató del interés que ella tenía por él, se decidió y le robó el número a Maicol de entre sus contactos de celular. Pero, ¿cómo era que ella tenía el de él? Él no se lo había dado nunca. ¿Habría hecho lo mismo? ¿Y sobre todo que le escribiría? Abrió el mensaje y procedió a leer en silencio: "¿Y qué mujer en esta vida no sueña con su primera vez Silvana? Yo nunca he estado con ningún hombre y la verdad, me gustaría que fuera algo especial y romántico. Algo que nunca pueda olvidar." Rony sonrió. ¿Así que Karly, era aún virgen? Y se lo estaba confesando a unja tal Silvana, o tal vez era el paro para provocarlo y que no se diera cuenta. Bueno, si la hermana de su amigo quería jugar con fuego, él aceptaría el juego, y la ayudaría a quemarse entre sus brazos, haciendo que pierda su virginidad y que grite su nombre loco de placer mientras él, la hacía mujer. Por los momentos, ignoraría el mensaje. La dejaría en visto y ya luego le respondería. No quería que se creyera que estaba desesperado por contestarle. Además, si de verdad se había equivocado, recibiría luego unas disculpas cuando se diera cuenta. Si no, entonces, era seguro que la haría desesperarse esperando su respuesta. Y eso era lo que quería, desesperarla, enloquecerla, para luego seducirla y tomarla. Guardo el celular y dijo: - Juana está desesperada porque me vaya ya a dormir. - Es un poco tóxica, ¿no? - dijo Daniel, uno de sus amigos. Maicol rio. - Así le gustan al negrito. Tóxicas pero ardientes. Todos rieron. - Como la hermana tuya. - bromeó Rony. - Te mataré como vuelvas a expresarte así de Karly. - le dijo Maicol sonriendo. Pero Rony no contesto. Karly era la única hermana de Maicol y sabía que era especial para él. Tal vez no debió hacer esa broma, o tal vez debería hacerlas más seguido para que Maicol empezara a notar que su hermana ya no era una niña y pronto dejaría la fila de adolescente para convertirse en toda una mujer. - O sea que tú puedes hacer bromas de Juana y, ¿yo no puedo hacerlas de Karly? - rio - Estás mal Maicol. Además, aunque no lo quieras aceptar, algún día llegara alguien a la vida de Karly y tendrá relaciones sexuales con ella. - Epa que es mi hermana. - exclamo Maicol. - no estoy diciendo que no. Solo digo a que te mentalices. Porque llegará el día en que te presentará un novio y tú sabes que amor sin sexo no dura. Todos rieron y continuaron bromeando y lanzándose puntas unos a otros. *** Karly suspiro. Se había asomado un par de veces por la ventana de su cuarto que daba con el patio trasero de su casa, que era donde estaban Maicol y sus amigos jugando a las cartas. No podía ori lo que decían, pero, parecía algo bastante gracioso, ya que todos en ese grupo estaban riendo y lanzándose hasta leves golpes y empujones. Pero, eso no era lo que le importaba a ella. Sabía que Rony, había visto su mensaje, ya que, tan pronto como lo mando, se asomó por la ventana para ver. Lo vio tomar el celular, leer el contenido y sonreír por ello. Además de que, las dos rayitas en azules de su w******p dejaban claro que sí lo había leído. Pero era más que obvio que él, había decidido ignorar aquel mensaje y dejarla en visto. Quizás había sido muy atrevida al decir algo como aquello relacionado con su virginidad, quizás él no sabía de quien se trataba y no le gustaba contestar mensaje a desconocido, o quizás, solo no le interesaba en lo más mínimo lo que ella había escrito y por eso se decidió a dejarla en visto. Lo cierto de todo aquello era que, sea como sea que haya sido, el plan de su amiga Silvana, de flirtear con él por textos telefónicos, no había funcionado.