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Eligiendo Amarte

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drama
medieval
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Blurb

Valiente, espontanea, atrevida y muy audaz. Así era Nicolle Kennedy Paris, una de las más pequeñas hijas del Marqués de Normanby.

Nicolle Kennedy Paris tenía serios problemas para seguir las reglas de sociedad y comportarse con el decoro que correspondía a una dama de su clase. Y aunque parecía no importarle la opinión que otros tuvieran sobre si, nada estaba más lejos de la realidad. Pues si existia una opinion que le interesaba mucho, y esa, era la de Nicholas Cox.

Decidida a conseguir su amor y union matrimonial esa temporada, Nicolle pone todo su empeño en conquistar al único hombre que su corazón ha elegido. Pero la vida, le tiene preparado algo que nunca imagino. Y un segundo hombre hace acto de presencia en su vida.

Para Nicholas, Lady Nicolle no es más que una niña mimada, acostumbrada a tener lo que quiere, la hermanita pequeña de su mejor amigo, una que ha estado obsesionada con él desde que tiene uso de razón, y a la cual sólo debe ignorar. Pero lo que él nunca imagino, es que esa niña se transformaría en una auténtica belleza femenina, que le robaria el aliento y la capacidad de pensar con raciocinio.

Y para Lord Albemarle, Lady Nicolle es la dama perfecta para llevarla al altar. Desde el primer día en que la vio, Albemarle queda fascinado ante la belleza de la joven. Y cautivado por su hermosura y su carácter espontaneo, decide sentar cabeza esa temporada y conquistar a la dama en cuestión.

"Esa temporada, Nicolle Kennedy Paris no pensaba dejar escapar lo que toda su vida había deseado: Nicholas.

Nicholas Cox, no pensaba dejarse envolver por aquella chiquilla caprichosa.

Y por otro lado, Lord Albemarle, estaba decidido a convertir a aquella preciosa rubia en su Duquesa."

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Prólogo
- ¿Es en serio? - Lord Fox no podía creer lo que escuchaba. Frederick, el Marqués de Normanby asintió. - ¿Y dices que no sabes que hacer? - le pregunto como si se hubiese vuelto loco. No todos los días, un partido tan bueno como el Duque de Albemarle hacía una propuesta para una dama que no había Sido presentada en sociedad. Por lo general, los grandes partidos como él, preferían conocer a la dama en cuestión. Sin embargo, este parecía más interesado en casarse con ella que en conocerla. - Nicolle enloquecerá si lo acepto. - respondió abatido el Marqués. - ¡Por Dios Frederick! - exclamó su hermano - ¿Te das cuenta de lo que dices? ¿Es que acaso eso importa? No encontrarás mejor partido ni propuesta que está. Frederick fulminó con la mirada a su hermano. - No me veas así. Sabes que adoro a mi sobrina. Pero Nicolle es una joven con un carácter y una personalidad muy peculiar. Está lejos de ser lo que una buena dama debería ser. Y si la presentas en sociedad y los caballeros la conocen, nadie querrá tomarla como esposa. ¡Los espantaría en un abrir y cerrar de ojos! En cambio, Lord Albemarle parece no importarle eso. - Ha quedado cautivado por su belleza. - le dijo a modo de explicación. - Entonces permítele que la corteje. Con ayuda divina, su carácter rebelde e impulsivo no lo espantara. Nicolle no podrá negarse y así además evitarás que una de tus hijas sea declarada como una solterona. Sabes lo que es eso. - le dijo haciendo referencia a su hija Kayla. Durante dos temporadas seguidas, esta, había Sido considerada como una solterona. Pues no había tenido éxito en su primera temporada casando un marido. Pero este, era un caso diferente. Nicolle apenas sería presentada en sociedad. - Es su primera temporada Fox. Y le prometí a mis hijas que podrían escoger el esposo que quisieran - Sabes que no sobrevivirá a la sociedad. Y después de ello, aunque te esfuerces y des la mejor dote que nadie jamás haya ofrecido, no conseguirás casarla jamás. Lord Frederick se sintió abatido ante tal afirmación, puesto que sabía que su hermano tenía razón. El Marqués asintió, resignandose a la única decisión posible para su adorada Nicolle, aceptar la propuesta del Duque de Albemarle. Aunque sabía que después de darle aquella noticia, de que permitiría a Lord Albemarle a cortejarla, está no le perdonaría jamás. *** Esa noche, toda la familia estaba reunida en la mesa para la cena. Lord Frederick, su padre, se había encargado de que así fuera. Y cuando hablaba de toda la familia, Nicolle se refería a su padre, sus hermanos con sus esposas y el tío Ethan, quien había crecido con ella y sus hermanos, y era más como un hermano para ellos que un tío. Y el hecho de que pensará en el resto de su familia, no era porque no quisiera a sus tíos y primos. Para nada, los adoraba. Sin embargo, los negocios que estos mantenían y los estudios muchas veces los obligaban a estar separados. Así que para Nicolle, tener a sus hermanos y padre allí reunidos, era todo un reto. - Tengo algo que anunciarles. - declaró Lord Frederick. Y todos prestaron atención a su padre, quien raras veces usaba las cenas para dar un anuncio, a menos que este fuera algo realmente importante. - He decidido organizar una fiesta de campo en la casa solariega. - ¿En serio? - interrogó Dave a su padre sorprendido. Y lo entendía. Su padre no era de organizar ningún tipo de velada. Él solía dejar eso a las demás familias, y él se encargaba solo de asistir como invitado, nunca como anfitrión. El Marqués asintió. - ¿Y se puede saber cual es el motivo a celebrar? Esta vez fue Claire quien tomó la palabra. Pero Ethan intervino. - ¿El debut de Nicolle en sociedad? - Así es. - ¡Es increíble! - exclamó emocionada - Nunca pensé tener una fiesta en mi honor. ¿Puedo escoger mis invitados? - pregunto emocionada. Aunque realmente ella no conocía a nadie más que su familia. Pues aún no había sido presentada en sociedad y no había socializado con nadie. - Por supuesto. - Padre. Dave y Blake Kennedy miraban a su padre, interrogandolo con la mirada. - Nicolle. - ¿Si? - Habrá un invitado especial. - ¿Un invitado especial? Nicolle no podía sentir más emoción en su pecho. Seguro que el invitado especial era Nicholas. Hacía tanto tiempo que no lo veía. La última vez había sido cuando Kayla le había dado aquella sorpresa. Así que la sola idea de volver a verlo, la llenaba de dicha. - Así es. Lord Albemarle. - ¿Lord qué? Confusa Nicolle miró de un lado a otro para darse cuenta de que todas las miradas estaban puesta sobre ella. Incluso la mirada cobalto de su hermano Anthony, la observaba con preocupación. ¿Por qué? ¿Quién era ese tal Lord Albemarle? No recordaba haber escuchado de él con anterioridad. ¿O habría sido mencionado y ella no había prestado atención? - Hace unos días, fuiste a dar un paseo a caballo. Sin entender ni comprender a donde quería llegar su padre con aquello, Nicolle asintió. ¿Acaso iba a retarla otra vez por montar a caballo tal como lo hacian sus hermanos con una pierna a cada lado y no como lo hacian tradicionalmente las damas sentadas con delicadeza? - Lord Albemarle te ha visto y ha quedado encantado con tu belleza. - le dijo. Y Nicolle se sorprendió de que no la riñera. Ahora respecto a lo que había dicho de su belleza, eso no era nada raro para ella. Nicolle estaba acostumbrada ya a captar las miradas y atención de los demás por su físico. El de las damas con envidia y el de los caballeros con fascinación. Pues ella era el modelo de dama perfecta, al menos físicamente. Era rubia, esbelta, y hermosa físicamente, lo sabía. Pero eso, era algo que le daba totalmente igual. La única mirada que ella quería captar sobre sí, era la de Nicholas y la de nadie más. Sin embargo, era una joven carismática y amable, que solía agradecer a otros cuando alababan su belleza. - Bueno supongo que he de darle las gracias. Ethan, quien para ese momento llevaba el contenido de su jugo a la boca, se ahogó con el mismo y tosió fuertemente, sorprendiendose de tanta ingenuidad por su parte. - ¡Ethan! - le regaño Angee, quien si había captado la indirecta de su padre. - ¿Qué? No he dicho ni hecho nada. - se defendió él. Ella los miro discutir, sin entender el motivo. ¿Qué había hecho o dicho algo malo? ¿Gracioso? ¿O qué? - Sólo me gustaría ver como vas a decírselo. Esta vez, fue Anthony quien habló. Y sus palabras fueron dirigidas con molestia y seriedad únicamente a su padre. ¿Decírselo? ¿Acaso su padre tenía algo más que decir? - Es por su bien. - ¿Por el de ella? ¿O por el tuyo propio? - replicó reprochandole molesto, poniéndose de pie. - Anthony basta. - ¿Basta? ¿Cómo puedes hacerle esto después de lo que siempre le has prometido? - Tony. La dulce voz de Nicolle tenia la intención de calmar a su hermano, quien para entonces estaba bastante alterado, pero llamó la atención de todos. Y entonces supo, que algo grave pasaba allí y tenía que ver con ella. - ¿Quieres decirme de que se trata? - preguntó temiendo lo peor. Su padre inhaló fuertemente para armarse de valor y por fin dijo: - He dado mi consentimiento para que Lord Albemarle te corteje. *** Furiosa con todos, excepto con su hermano gemelo Anthony, Nicolle Kennedy París había creado un verdadero revuelo. Se negaba a aceptar la decisión de su padre. Había gritado y lanzado todo cuanto tenía cerca de sí en un acto de indignación en el momento en que su padre se lo había dicho. Él le había prometido a todas sus hijas que podían escoger el esposo que quisieran y así había sido en el caso de Claire, e incluso en el de la misma Kayla, a pesar de que su esposo había terminado siendo un francés que para nada agradaba a su padre. Al final lo había aceptado. Entonces, ¿Por qué tenía que ser ella la única Kennedy que no pudiera escoger? Porque estaba segura que Angee lo haría cuando llegara su momento. Luego de demostrar abiertamente su indignación, la jóven corrió a su habitación, donde se echó a llorar en brazos de su hermano Anthony, quien la había seguido. Este último, la consoló prometiendole que nunca permitiría que la obligarán a hacer nada que ella no quisiera. Y Nicolle le creía. Sabía que Anthony desafiaría a su mismísimo padre por ella. Sin embargo, el dolor se instalo en su pecho como un puñal. ¿Como demonios se había atrevido su padre a aceptar la proposición de aquel miserable? Porque no se lo podía llamar caballero a quien no tomaba en cuenta su opinión y sentimientos, para solicitar el permiso para cortejarla. Se negaba a ser partícipe de todo aquello. Su padre no iba a obligarla a estar con tan desagradable ser. Ni mucho menos iba a casarla con este. De ninguna manera le permitiría a él decidir sobre su futuro. Era ella quien tendría que hacerlo. Después de todo sería ella quien tendría que vivir con el hombre con el cual se casará y soportar que la tocará. Así que si era quien debía soportarlo cada día de su vida, tenía que ser ella la que lo eligiera, no su padre. Y su corazón ya lo había hecho hacia muchísimos años atrás. Desde niña, Nicolle siempre supo que el hombre de su vida era Nicholas Cox, Conde de Portland. Si no era él, no sería nadie. Y le importaba muy poco lo que la sociedad tenía que decir al respecto. Esta temporada, era suya. Sería su debut y presentación en sociedad y era la oportunidad que había estado esperando durante todos esos años para acercarsele a su adorado Nicholas y conseguir que este, le hiciera caso y le diera además una propuesta de matrimonio. Y no pensaba dejar ni permitir que ningún otro desconocido arruinase sus planes de conseguir un matrimonio con el hombre que amaba desde que era niña. *** Nicholas Cox, se llevó su vaso con el exquisito vino a la boca y se lo tomo de un sólo trago. Su buen amigo, Dave Kennedy, estaba con él en su despacho, invitandole a la fiesta que su familia organizaria esa semana en la casa solariega de los Kennedy, en honor a Lady Nicolle. Pero Dios sabía que no pensaba asistir. Que lo aspen si tan si quiera se le ocurría la idea de ir a esa fiesta y poner un pie en esa casa. Aún podía recordar a la hermanita pequeña de su gran amigo persiguiendolo por toda la casa a todos lados. La última vez que lo había hecho había sido hacía unos cuatro años atrás cuando la dulce y hermosa Kayla lo había engañado para propiciar aquel encuentro con ella. Aún podía recordar aquel momento con desagrado. A esas alturas, Lady Nicolle, debía ser ya toda una dama, pues era una joven debutante más en busca de un marido y él no estaba dispuesto a dejar que aquella jovencita lo pusiera en apuros y lo casara como a una presa. Pues si algo odiaba Nicholas, eran las jóvenes virginales y debutantes que ponían en riesgo su soltería. - Si te preocupa Nicolle, déjame decirte que no estará presente. Nicholas observó a Dave con el ceño fruncido. ¿Cómo era posible que una de las anfitrionas y debutantes de la temporada, por quién se realizaba de hecho aquella velada, no asistiera a su propia fiesta? - Se ha enojado con mi padre. - le indicó este como si le leyera la mente - Y ha manifestado su firme decisión de no hacer acto de presencia. Ya conoces como es de obstinada. Claro que conocía la obstinación de Nicolle Kennedy de primera mano. De hecho, Nicholas había sido víctima de ello durante bastante tiempo. Durante sus años de madurez, cada vez que iba de visita a casa de su amigo, tenía a esa niña detrás de él, persiguiendolo y acosandolo en todas partes. - Además, ha crecido. Supongo que su obsesión por ti ya la supero. Pensándolo de esa manera, Nicholas tenía que admitir que eso era lo más probable y sensato. No se imaginaba a una dama, como Nicolle Kennedy, refinada y delicada, con tanta educación, persiguiendo a ningún caballero. Además, que hacía años que había dejado de verla. Una vez que Nicholas se dio cuenta que nada de lo que hacía, lograba disminuir el interés de la niña por él, había decidido alejarse de esa casa. Se marchó a Eton y para cuando culminó sus estudios, se fue con su familia a las afueras de Inglaterra. No se atrevió a volver a aceptar una invitación de los Kennedy por temor a encontrarse con la pequeña. Dave, había respetado su decisión y las veces que se habían visto, siempre fue en una fiesta, en su casa, o cualquier otro lugar donde Nicolle no estuviera presente y ni si quiera cerca de allí. Por desgracia había tenido la mala suerte de que Kayla le había tendido una trampa y había terminado un día entero en compañía de ella. Pero esa había sido la última vez que Nicholas se había cruzado con ella, pues a partir de entonces tuvo más cuidado de no aceptar una invitación de alguno de los Kennedy, que no fuera Dave, sin importar a donde fuera. - ¿Estas seguro de ello? ¿No cambiará de opinión a última hora? - ¿De qué ya te superó? Supongo. - le dijo su amigo Dave encogiéndose de hombros - De que no asistirá a la velada, lo dudo. Ya la conoces como es. Dave relleno su Copa con el vino que estaba sobre el escritorio y del cual él ya había tomado. - Mi padre le ha permitido a Lord Albemarle cortejarla. Y en un acto de demostrar su desagrado, se ha negado si quiera a estar en la misma sala con él presente. - le dijo a modo de explicación. Y un silbido escapó de sus labios. No debería sorprenderle viniendo de ella, pero la verdad era que Nicolle Kennedy Paris era toda una cajita de sorpresas. Lord Albemarle era uno de los mejores partidos de la temporada. Con un status social, bienes y propiedades, y un título, envidiables. ¿Cómo era posible que aquella jovencita lo rechazara? Siempre imagino que ese carácter suyo tan espontáneo y atrevido terminaría por causarle serios problemas a Lord Kennedy, pero nunca pensó que la joven fuese capaz de armar semejante acto de rebeldía. Pobre Lord Frederick. Y pobre, Lord Albemarle. No tenía idea en lo que se estaba metiendo. Había que estar loco para querer cargar con una Kennedy, y más aún con esa en especial. Sería divertido presenciar aquello. Y ver como Nicolle Kennedy alteraba los sentidos y nervios de Lord Albemarle. - Está bien. - accedió al fin confiado con una sonrisa - Estaré allí mañana. Dave asintió ante su confirmación. *** Owen silbó ante las palabras de su amigo. - ¿Estás hablando en serio? Albemarle asintió ante la sorpresa de su amigo. - Pero ella ni si quiera a sido presentada en sociedad. ¿Y si no te gusta? - Será presentada esta temporada. Y aunque no lo fuera, ya te he dicho que la he visto cabalgando en las tierras de los Kennedy que colinda con las mías. - ¿Es tan hermosa que piensas casarte con una dama a la cual no conoces aún? - No tienes idea. - sonrió recordando a la rubia. Durante algunas semanas, había observado a la dama desde la distancia, cuando solía ir a cabalgar durante todas las madrugadas. Era una rubia, de cabellos dorados, el cual caía en ondas sobre su espalda y solía llevar suelto. Su piel era tan blanca y tersa, que pedía a gritos ser acariciada y tocada, para palpar si era tan suave al tacto como a la vista. Poseía una cara angelical, que contrastaba su intempestivo carácter. Pues no cualquier dama, osaria cabalgar a horcajadas sobre el caballo tal como lo hacen los hombres y menos sabiendo que eso podía acarrearle mala reputación, lo cual la expondría al rechazo y escarnio público. Pero carácter, no era lo único que su angel poseía. No. Lady Kennedy, tenía un cuerpo muy bien formado, con las curvas perfectas. No existía en el mundo mujer más hermosa que ella, para él. - Es una Kennedy. - señalo Owen como si el simple hecho de serlo fuera lo peor del mundo. Olvidando que él, había estado detrás de una hace algún tiempo. De Lady Kayla Kennedy. Claro que las intenciones de él fueron diferentes. Él no había estado detrás de Lady Kayla Kennedy con intenciones de matrimonio. Así que no podía comprender, que su amigo quisiera casarse con una de estas. Y menos, especialmente con Lady Nicolle. El hecho de que su hermana Tatiana, estuviese casada con un Kennedy, le había permitido saber de primera mano que esa Kennedy en especial, era de un carácter y comportamiento muy peculiar. - Lo se. ¡Y vaya Kennedy! - exclamó él fascinado. - Entonces, ¿Estás decidido? - preguntó su amigo. - Así es. - asintió Albemarle. Pensó en Lady Nicolle Kennedy y en lo hermosa que era. ¿Cómo no iba a estarlo? Si solo verla hacía que todo valiera la pena. Ver como la brisa revolvía su cabello, como sus mejillas se sonrojaba con el calor del sol cuando esté le daba al momento de cabalgar, era realmente maravilloso. Pero sobre todo, mirar esa hermosa sonrisa que le robaba el aliento, era como llegar a la gloria. - Supongo entonces que te has informado bien y sabes lo de Nicholas Cox, ¿No? Albemarle frunció el ceño. Algo había escuchado a Owen respecto a ello. E inclusive, en alguna ocasión, llegó a ver a Lady Nicolle con este en el Hyde Park. Sin embargo, para ese momento, ella sería tan solo una niña, por lo que no llamo su atención para nada. En cambio ahora, era toda una mujer. Pero a pesar de lo que había escuchado, referente a que ella tenía un interés especial en Lord Cox, habían pasado años desde que escucho eso por primera vez. Y Lady Nicolle ya era toda una dama. Seguramente habia madurado y cambiado su manera de pensar y ver al Conde de Portland. Además de que este, no tenía interés alguno en la jóven. Porque de haberlo tenido, habría hablado con el Marqués, Lord Frederick, y este le hubiera dicho cuando conversó con él y pidió su permiso para cortejarla.

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