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¡ Que Comience el Juego !

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La vida es un juego, ¿Pero el amor también?

A la vida de Lucia Cadaval pronto llegara el juego mas intenso, ella sera consciente de todas las reglas del juego, pero solo una se le pasara por alto, 'No te puedes enamorar'.

Nunca sabes si terminaras enredada entre el amor, el juego, la lujuria y el deseo, nunca sabes cuando llegara el dolor, los retos, las mentiras y la decepción a tu vida. El chico malo siempre sera el malo aunque intentes lo contrario, solo tu decides si aceptas jugar, ¿O no?

Pues, como dice un dicho: El que huye de ese mal, de ese mal muere.

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Capítulo 1
Un simple duelo de miradas entre mi mejor amiga y yo vale más que las mil palabras y además, es muy gracioso, esta chitea y niega. –A ver Luci… Solo ve y lánzate sobre él, después de todo tu solo besas a los chicos y ya –mi amiga se encoge de hombros. –Bien merecido te tienes el apodo de microondas –le miro con gesto dolido y le saco la lengua. –Assia para ser mi mejor amiga deberías ahorrarte tus comentarios, eres cero doliente, ¿Sabias? –ahora quien saca su lengua es ella. Estamos de fiesta en uno de los mejores clubs de Barcelona, antes de comenzar el nuevo semestre en la universidad debo pasármela de lo mejor, comenzar clases es comenzar un martirio día a día. –Lucia, mira ese chico guapo –mis ojos van en dirección al dedo índice de Assia y sí que tiene razón, que guapo que es. –Mira ese monumento, ¿Son cosas mías o tiene tatuajes? Oh, lo que brilla en su lóbulo derecho ¿Es un arete? Su barba bien cuidada, es lindo, ¿Cuál será su edad? ¿Quizás entre los veinticinco o más? –Assia escupe todo su trago el cual trataba de tomar y me mira. – ¿Más de veinticinco? No lo creo Lu, se ve joven, quizás la manera en que viste o su estatura le hace ver de más años, pero para mí tiene la misma que la nuestra –la miro y doy un simple asentimiento –Bueno ya que, más de veinticinco o menos igual es muy lindo, muy guapo, ¡Por Dios! Si, está bueno –las dos lo contemplamos y sin darnos cuenta su mirada nos encuentra. – ¡Mierda! –Assia con prisa voltea, yo sin embargo fijo mi mirada a la de él y un leve pellizco de Assia logra que rompa esa conexión extraña. –Si sabes que eso duele, es guapo Assia, me gusto, creo que es ideal para solo, tú sabes, besarle –Assia revolotea sus ojos y decide ir por unas bebidas. –Debo dejar hacer eso, ¡No me soporto! –Ni yo a ti. Mi mirada está en busca de ese chico guapo y busco entre la masa de gente que se encuentra hoy sábado en el club, las luces, la música y las personas me marean y dejo de buscar. Una buena electrónica comienza a sonar en todo el lugar y mi cuerpo sin duda comienza a disfrutar, cierro mis ojos y me dejo llevar por la música. Coreo al igual que todas las personas que están aquí, siento la presencia de alguien detrás de mí y volteo rápidamente para encontrar a mi amiga Assia con par de bebidas, pero simple y sencillamente me equivoque, no es Assia mi amiga y no son par de bebidas. Es el chico guapo de arete que hace un momento ambas estábamos contemplado, de cerca deja saber lo guapo que realmente es, tiene un cabello azabache, sus cejas son densas, tiene unos hermosos labios y sus ojos grises, creo. Confirmo que si tiene un arete y algunos tatuajes a la vista, su mirada es intensa, el aura que emana es un poco inquietante, todo un chico malo. Esta tan cerca de mi oreja que siento su respiración caliente, respiración que me eriza toda la piel y me hace sentir cosquillas en mi estómago –Hola, ¿Qué tal estas? –ahora pasamos al tono de su voz, es ronca, arrastrada y un tanto sexy. –Hola un placer –estiro mi mano –Un placer. – ¡Lucia! Aquí están, las, ¿Bebidas? –Assia se sorprende de verlo. –Así que te llamas Lucia, mucho gusto –asiento y me guiña. –Tú y yo, nos veremos pronto, ya debo irme. –Bueno, esta… ¿Bien? –y así sin más se marcha. –Quisiera tanto asesinarte... –Assia bufa y me entrega mi bebida toma su móvil y comienza a escribir. –Dame un momento le estoy informando a mi madre que si muero es porque tú me asesinaste por haber jodido un maravilloso encuentro con quien sabe que... –río al escucharla y la abrazo. –Tontita... –reímos y continuamos disfrutando la noche. . Son cerca de las tres de la mañana y decidimos irnos antes de emborracharnos más de lo normal y no tengamos como manejar hasta casa. Al igual que dentro del club hay una gran multitud de gente fuera de este, todos en sus autos con música a todo volumen, otros partiendo a vuestra casa y otros simplemente viendo con quien ligan para irse a una de esas cosas de momentos. Camino junto a mi mejor amiga en dirección a su coche y lo encontramos, todo me da vueltas, pero al menos mi alcoholímetro está en un buen nivel de no hacer o decir estupideces. – ¿Que no es ese el chico sexy? –Assia señala por encima de tres coches más y me encuentro con esa mirada intensa nuevamente. –Sí, ya vayámonos, quiero irme a casa –mi mejor amiga asiente. Entramos al coche y lo enciende, se asegura de no atropellar a nadie y sale entre los coches, maneja poco a poco por las personas que están en la calle y frena de sorpresa justamente al lado del coche de ese chico, trato de no voltear y verlo pero una intensa atracción me lleva hacerlo. Lo encuentro con sus ojos sobre mí y labios rectos, labios que de un momento a otro comienzan a curvarse de lado y me regala una sonrisa tan sexy como él. Assia toma el ruedo nuevamente y nos alejamos, lo veo por el retrovisor más y más lejos y en un segundo lo pierdo de vista. … Los domingos son para dormir, para relajarse, para no salir de cama, para no escuchar ruido, para dejar pasar de a poco una linda resaca que me tiene la cabeza partida en dos, pero, ¿Quién demonios hace tanto ruido a estas horas de la mañana? – ¡Dejen de hacer tanto ruido, idiotas! –grito desde mi habitación y de golpe abren la puerta de esta. – ¡Hola! Mi tierna hermanita ¿Tiene resaca? ¿Ah? ¿Ah? ¿Ah? –mi hermano Rubén se tira sobre mí y lo tiro de un golpe al suelo. – ¡Déjame en paz! Déjame dormir tranquila –escucho la risa de mi otro hermano y siento que este no es mi día. –Oh, pero que tierna se ve nuestra linda Lucia el día de hoy, solo mira este hermoso clima dominguero, que tal si jugamos ¡A las cosquillas! –el grito de Ricardo me aturde y Rubén se le une, los dos están sobre mi riendo y haciéndome cosquillas. –Ya déjenme en paz par de críos, son unos niñatos, suéltenme –la risa de los tres se escucha en toda la casa y lágrimas corren por mis mejillas. No paramos de jugar a las cosquillas hasta que llega mamá de brazos cruzados, ceño fruncido y botando humo por la nariz –literal–. –Si saben que deben arreglarse y ayudarme con el almuerzo, que por cierto tu Rubén dejaste a medias. ¿Almuerzo? ¿Arreglarnos? ¿Qué diablos ocurre aquí? – ¿De qué hablas? ¿Tendremos visitas? –mis hermanos y mamá me miran sorprendidos y mi hermano Ricardo me da con una almohada en la cabeza. –Joder Lu, tú y Lorenzo son inseparables y no recuerdas que dijo que hoy vendría su novia con sus padres –un pequeño bombillito intermitente esta sobre mi cabeza y reacciono. – ¡Mierda, ese almuerzo! –salto de la cama –Lucia, no malas palabras. –Lo siento, ma. Los saco a todos de mi habitación y con prisa enciendo mi estéreo, pongo algo de música y busco en mi armario algo lindo para este almuerzo. Mientras mamá y mis hermanos preparan todo yo decido prepararme para estar lista y conocer a esa chica que por fin robo el corazón de mi hermano mayor. Elijo unos deportivos grises, unos jeans y una blusa blanca con detalles grises que hacen juego con mis deportivos, no me vestiré elegante, es un almuerzo, en domingo y es más informal. Entro a mi baño y me despojo de toda mi ropa, abro la ducha y continuo con mi baile y canto dentro de esta, me muevo de un lado a otro con el jabón en mi mano izquierda y mi shampoo de micrófono en la otra. A los minutos termino mi baño y seco mi cabello, por lo menos es de ese cabello liso estable y no rizado atrevido. Lo cepillo y paso mi secador para secarle lo más rápido que puedo, termino con este y mi cabello castaño resalta aún más. Coloco mi ropa interior, coloco mi ropa para este almuerzo planeado por mamá, dos de mis torturantes hermanos y yo, aunque yo solo me dedicare a tener buena relación con mi cuñada. Saco todo mi maquillaje y comienzo a maquillarme, sombra, delineador, rímel, sombra de cejas, rubor, polvo compacto y labial rosa, nada extravagante claro. Arreglo nuevamente mi cabello, noto mis ojos azul verdoso aún más resaltados y estoy completamente lista. Miro por la ventana y veo que están dos coches, el de mi hermano y otro color azul oscuro, se me hace conocido, pero le ignoro, apago el estéreo y como la cereza del pastel aplico un poco de perfume. –Lucia, ya han llegado ya estaba por tocar tu puerta –encuentro a mi hermano Rubén, el segundo de los cuatro hermanos y esta tan guapo. –Yo estoy lista, ¿Estoy linda? ¿Me veo bien? –él asiente y me da un beso en la frente. –Hermosa desde que llegaste a nuestras vidas mi niña –le doy un montón de besos en la mejilla y bajamos tomados de la mano, ya Ricardo está en la sala y nos encontramos con todos. Veo a Lorenzo junto a una linda chica de cabello rizado rubio y sus padres, les sonrío y camino hasta mi hermano, le abrazo y toma mi mano. –Lucia, ella es Margaret Gaos mi novia –extiendo mi mano al igual que ella lo hace y estrechamos nuestras manos. –Un placer Lucia, tu hermano me ha hablado mucho de ti, ellos son mis padres y él, bueno, mi hermanastro –el tono de su voz cambia un poco, todos lo ignoran, pero yo no. Saludo a sus padres y luego intento saludar a su hermanastro quien está de espalda viendo las fotos en nuestra pared, él escucha el carraspeo de Margaret y voltea. Mis ojos se abren como de par en par, siento una ligera comezón en mi garganta y este no es el jodido momento para comenzar a toser, no delante de él. –Hola, un placer, Lucia –suspiro, espero no haber actuado toda idiota. –Mucho gusto, Illán Gaos –se inclina un poco, susurra. –Nos volvemos a encontrar, diosa... –chasque y pasa su tan bonita lengua por su labio inferior y yo comienzo a toser. –Sí, verdad –es lo único que logro decir. Noto que todos caminan al comedor, Illán y yo nos quedamos viendo y sus dientes blancos se asoman en una tan radiante sonrisa, madre del amor hermoso, que linda sonrisa. – ¿Estas fantaseando conmigo? – ¿Qué? –digo en un hilo de voz, vuelve a sonreír. Illán acerca su rostro al mío y yo solo quiero ver si mis mejillas están de un color carmesí, y por favor desearía que no. –Sí, claro que sí, estas fantaseando conmigo –ayuda Diosito, ayuda.

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