Despotricar

2784 Words
Siendo franca terminé leyendo esa carta a media noche en el piso de mi cuarto, con la enorme ventana abierta y las cortinas bailando de un lado a otro. Porque aunque es cierto que pude intentar verla en medio de una fiesta con olor a hierba y vino de cajita, siempre aprecié el hecho de leer algo correctamente, en un lugar tranquilo con mi mente en blanco a punto de ser entusiasmada y/o corrompida por lo que contenga. Suspiro y vuelvo a repetir sin querer con su propia voz el inicio. « Skyler Grey... Se me eriza la piel. ... Si tan sólo puediras entender como lo lamento, aún no he dejado las viejas costumbres, y sobre todo la de pensar demasiado, me gustaría vivir como todas tus frases de pocas palabras, las que soltabas en cualquier momento sin ninguna intensión aparente y ni tu misma sabías que tenían una gracia y connotación tan tuya. Hay que vivir un día a la vez, un día a la vez, aún puedo sentir la placidez de los buenos consejos, tú siempre fuiste una buena chica, alguien sinceramente bueno, y lo lamento Skyler Grey, por fin aprendí a hablar con verdades y te puedo decir una; No creo que todos esos momentos que organizaste para estar juntas fuesen sólo instantes en los que queríamos cubrir ausencias, sé que eso llegaste a pensar pero te prometo -y sabes lo que para mi valen las promesas - que me enamoré, perdí la racionalidad y siendo muy franca te convertí en mi sueño, estaba hasta los huesos y todo de ti y junto a ti era una droga de inhibición con efectos colaterales... Es una pena que dos personas que se mueren de amor tengan que vivir en un recuerdo, hoy lo entiendo, no pude estar contigo bajo cualquier circunstancia. Pero nos hicimos ese regalo hace mucho tiempo, el amor que nos hizo y deshizo Skyler Grey. Sea lo que sea que decidas hacer con tu vida a mi me basta con que seas feliz aunque sé de sobra que en realidad nunca llegaré a pensarlo. Sólo por eso pido disculpas. Estamos condenadas a esto, a ser fantasmas vagando junto a otros cuerpos, sé que aún recuerdas esa noche, cuando compramos el piso en el que aún estás, cuando nos sentíamos absolutamente plenas en todos los sentidos y ya podíamos mirarnos sin tanto miedo, ni tantas dudas. Eramos jóvenes, siempre fuimos jóvenes y abstraídas en la locura, hablamos sobre lo que queríamos hacer ¿Acaso hay algo más valioso que nuestros sueños? Lo que deseé esa noche... Sigue sin descolocarse en mi corazón... No olvides el brillo que tienen nuestros sueños. Si no recuerdas lo que te dije ese día entonces no vale la pena, sólo debías saber que yo lo tengo presente y aún lo pienso. Sabes Skyler Grey, aunque nada de lo que acabo de escribir tenga sentido, y literalmente da igual si lo envío o no, porque esta carta no dice nada, nada que no se sobreentienda... Yo sólo quiero reafirmar mis convicciones, crecí contigo... Skyler Grey, si no fuiste el amor de mi vida y yo tampoco fui el tuyo entonces espero que al menos el mundo nos tenga algo aún mejor preparado ¿Crees que sea posible?... Nunca te volveré a escribir, pero sólo hay una cosa por la que vale la pena enviar una simple carta por mensajería a miles de millas de distancia y es que... No me importa cuanto pueda llegar a sufrir, porque el simple hecho de querer a alguien, hace que el dolor valga la pena. » RH. Me levanto para cerrar la ventana y luego voy directo a la cama, caigo en un profundo y repentino sueño, ha sido un largo día. A las 7 a.m me despierto con un ruido robótico que tengo como alarma. Aún guardo por ahí el audio de Halsey que dice "Despierta" que en algún momento de mi vida dejé de usar. Ella, la rubia y guapa artista a veces me hace llamadas a horas extrañas de la noche, y hablamos de ciertas cosas, me entretiene, es como hablar con el hermano que nunca tuve, al que no sientes la confianza de contarle cualquier cosa pero sabes que toda la vida podrás llamarlo. Me invitó a ver su próxima obra en The Chicago Theater en unas semanas, no podría estar más orgullosa, me gustan las personas con vidas constantes, que nacen para algo y logran serlo. A las ocho en punto aparece Stella Porter en la puerta de mi casa con su eterna figura autoritaria. - ¿Cómo es que no tienes un auto? - es lo primero que me pregunta al entrar - Casi que tu maldito trabajo tiene como requisito dejar de usar el metro. Ya no trabajo para Stella, pero sí con ella, debo seleccionar mercancía y pagarle a algunos de sus asociados, pero mi empleo más recurrente es simplemente ir a unas oficinas en el centro de la ciudad y entregar un balance a fin de mes, a decir verdad es la vida que siempre imaginé para mi misma, absolutamente tranquila. Estudié en una buena y costosa universidad de Chicago, fue el último obsequio que me dio mi padre antes de que todo el tema de "La familia Grey" se fuese a la mierda, no lo tuve que pensar demasiado, en su momento, con dieciocho años sólo quería estudiar y entré a una carrera de economía que terminé en el tiempo estimado. - Bueno, que tienes preparado para mi hoy Stell, ¿Algún tiquete para Bali o París? - le doy una sonrisa tonta, salimos juntas del departamento. - Cuándo comience a traficar drogas sí, por ahora vamos al aeropuerto, al O'Hare, debo esperar a un cliente - me indica, iremos en su coche. Antes de bajar las escaleras para salir del edificio escucho la puerta de enfrente abrirse, de repente sale Gabriel, en ropa interior, calcetines, y una bata abierta. - Buen día Skyler - saluda el chico con pose sensual - ¿Cómo es que te ves tan radiante? - de repente se percata de la presencia de Stella - Buen día también para tu amiga, que elegante, permiteme presentarme, soy Gabriel. Stella me mira como si fuese una falta de respeto hacia ella seguir ahí de pie frente al hombre peludo con poca ropa y aires de haber terminado ayer colocado hasta las pestañas. - Preguntale a Danielle cómo amaneció de mi parte - le digo al chico refiriéndome a la inquilina de ese departamento - Nos vemos luego. Seguramente anoche el chico se quedó en el departamento de Danielle, me da un poco de celos, no por Gabriel aunque sea aceptablemente guapo y agraciado, sino porque la castaña siempre me ha dejado claro que puedo tenerle la confianza que sea necesaria, y yo no hago más que desaprovechar, no he entrado más de una vez a su casa, ni siquiera ayer que pude haber logrado ese deseo sugerente desde hace meses de enrollarme con ella tuve el valor suficiente para hacerlo. Entonces bajo las escaleras, pero mientras lo hago mi mente queda atolondrada de tantas cosas a la vez, olvido hasta los movimientos que hago y comienzo a recordar eso a lo que anoche ni siquiera le di un segundo de racionalización. « Chicago, Illinois (Hace cuatro años)... - Que bien sienta el aire frío ¿No te da la sensación de que la calefacción por las noches asfixia? - dice Rose pasando un brazo por mi cintura y apoyando su cabeza en mi hombro. - No hace falta que te inventes excusas, lo que querías era un abrazo - beso su frente. - Pues tienes razón, me parecía excesivo pegarme a ti toda la noche bajo un montón de sábanas y además dejar la calefacción - confiesa. Estamos mirando el gran ventanal de la casa, nuestra nueva casa, que es pequeñísima pero tan precisa en todos los sentidos, jamás he querido tener demasiadas cosas y tampoco que me haga falta nada. Me tiro al piso en parte alfombrado, en parte de madera, y le pido que nos sentemos una frente a la otra con las piernas cruzadas. Nos miramos un rato, a veces nos gusta ser un poco ineptas y sólo hacernos caras raras durante mucho tiempo. - Eres preciosa - murmura poniendo un dedo en mi nariz haciendo que se achate - y vas a cumplir años mañana - ríe - ¿Qué quieres de obsequio? - Acabamos de comprar esta casa - rio de vuelta - literalmente hoy... Y a ti no te gustan los cumpleaños. - Los tuyos sí. Me muerdo el labio. Ella saca de su abrigo papel de cigarrillo y tabaco, se lía un cigarrillo. Me alargo y le clavo un corto beso en los labios. - Deja de fumar, apestas. - El otro día dijiste que era sexy... Real, escuché "Cuando enrollas el papelito, lo pones en tu boca y echas el humo se me hace súper erotico" - responde con una sonrisa de niña. - No mereces - me alejo. Ella entonces pone el papel y tabaco en una esquina y vuelve a mi, ahora de rodillas se acerca lentamente, se me hace tan guapa cuando me busca de esa manera, como si no quisiera ninguna otra cosa en el mundo. Me hago la de rogar hasta que ella apoya sus manos en mis rodillas y me mira a los ojos con el rostro demasiado cerca. Tres años y aún mi corazón se acelera con sólo verle a los ojos. Ojalá tomarle una foto y que se vean tal como puedo verlos, con todos sus colores, con toda esa gracia. - Veintiuno... Yo flipo - me da un besito en la mejilla - Me has gustado por muchísimo tiempo - va por mi otra mejilla. Ella no sabe, o en realidad (seguramente) sí, que me pone demasiado cuando se va a los extremos, que me da besito lentos y se toma muy a pecho lo de ser cariñosa, o cuando se lanza como una fiera a despotricar sin importarle nada y yo sólo me dejo llevar, no importa cuál sea, me deja suspirando. - ¿Te arrepientes de lo que llevamos juntas? - le pregunto con la boca entreabierta porque justo ha pasado a mi cuello a dar pequeñas mordidas - Me estás dando tu tiempo mi amor. Ella suspira en mi cuello con fuerza y el aire caliente llega hasta mis senos. Nunca voy a olvidar como ni siquiera pudimos subir a la cama y follamos en el piso hasta el cansancio, ella siempre sabe donde tocar, siempre se hacía una atmósfera irrompible a nuestro alrededor y terminábamos sudando, diciendo siempre las palabras correctas, ella respondió esa vez algo que quedó marcado en mi corazón sin remedio: "Nunca lamentaré los años que te estoy dando..." le encantaba besarme el abdomen, decirme que tenía una obsesión con mis pecas y dibujar con ellas caminos interminables que sólo me daban tiempo para coger más energía y continuar... "Es fácil dar cuando estás enamorada" igual sólo era la letra de alguna canción... Continuar y continuar: "Soy feliz de hacer lo que hago por ti, te quiero tanto Skyler Grey, es increíble todo lo que eres".» - ¿Pasa algo Sky? - de repente escucho la voz de Stella, estamos en medio del tráfico. - Nada, hacía algunas cuentas - miento - anoche llevé los productos que me enviaste a la tintorería, pero creo que hice mal el conteo, es que estaba un poco distraída. - ¿Qué putas? - me mira asustada la mujer - ¡¿Porqué a la tintorería?! - Eran los que llevaban los modelos ¿No? - Serás cabrona, mierda, esas eran prendas de colección, dime que al menos fue lavado en seco ¡Debías devolverlas después de hacer el inventario, nada más! En menos de media hora la mujer me lleva directo a la tintorería de veinticuatro horas, a la cuál fui justo después de la fiesta, anoche me sentí como una heroína al poder lavar esa ropa y no tener que esperar hasta hoy. La tendera nos dice que apenas han empezado a meter la ropa así que entramos a las lavadoras y buscamos entre todas ellas la que alberga unos diez conjuntos de indumentaria muy costoza. - ¿Dónde tienes la cabeza? - me pregunta con tono pausado cuando se detiene y mira fijamente una de esas lavadoras. Me hago junto a ella, ahí están, nadando entre jabón barato las prendas de colores, ya no hay remedio. - Descuentalo de mi paga - suspiro. La mujer toma asiento en una de las sillas y sigue mirando el aparato. - ¿Dónde tienes la cabeza Sky, es enserio? - No sé, fue un error estúpido, anoche fui de fiesta, he sido muy irresponsable últimamente. - ¿Puedes dejar de decir tonterías formales alguna vez? - me reprende. - Enserio Stella, estaba con Gabriel, el que viste hoy, y mi vecina, estábamos colocados, y ebrios - sigo excusándome. - Skyler, conozco tus resacas. Mira da igual, es que siento como que esto es un dejavú raro y... Oye me estás escuchando. Tengo la cara metida entre las manos. - Igual me drogué. - No saques excusas como adolescente. - No molestes Stella. - Habla... - Yo nunca te pregunto por nada, ni por Force, ni por tu mal humor, ni como te va con Howard... Vamos déjame. - Es diferente. Me levanto y camino hacia la lavadora para mirar los botones. - Que va... Es que me tienes como tu hija, es raro Stella, nos hemos acostado, ya no puedes seguir teniendome como en adopción. - Estás rarisima enserio, y eso pasó hace como siete años ¡Skyler! No abras la lavadora, harás un desastre. Me detiene en mi forcejeo con la puerta del aparato, entonces me sostiene de la muñeca y me mira fijamente con el ceño fruncido. Esa mirada como si le importara sinceramente me va desbaratando lentamente hasta que de nuevo meto la cabeza entre mis manos. Espero un par de segundos y súbitamente le doy una patada a la lavadora, unas lágrimas solitarias que podrían parecer falsas salen de mis ojos y doy varias vueltas desesperada. - Aún me duele - chillo en voz baja - ya no puedo pretender que fue algo que no sucedió, no puedo desvivir nada ¿Acaso tienes idea? Para mi siempre estuvo en primer lugar, esto que tengo, esta vida... Incluso a ti... Todo, es por ella, fue su culpa y mía también, no puedo dejar pasar que vivo en torno a una consecuencia... Pero eso ni siquiera es lo me hace recordarla, ni siquiera por todo lo miserable que terminé siendo es por lo que aún me muero por saber cualquier cosa de ella. - todo lo digo en voz muy baja y cada vez se escucha menos - Extraño sentirme así de enamorada Stella, extraño sentir algo, extraño ser joven... y valiente, saber que no estoy buscando algo imposible, y tener que pasar toda la vida conformandome... - ¿Cuánto tiempo ha pasado? - Ocho años... Seis juntas, dos desde que nos dejamos de ver, hice la cuenta mental anoche: - eso último fue mentira, siempre lo he sabido. - ¿No quieres volver a verle? Hay cosas que después de mucho tiempo empiezan a perder el valor que nosotros les dábamos en su momento. - No quiero perder eso... Lo que sentía... Aún puedo recordarlo, y si olvido que podía ser así de feliz entonces sólo estaría perdiendo cosas. - No te mates tanto. Stella es inteligente y ella preferiría no recorfortarme, en lugar de eso su respuesta más obvia sería: "Pasar página es falso, volver atrás es falso, mirar hacia otro lado es falso. Incluso intentar reparar lo que es falso, es falso", y así tal cual luego me recordaría que es mejor afrontar de frente la vida real. - Ya es tarde... Yo nunca debí haber sido tan arriesgada - confieso. - Skyler Grey, si olvidas a la adolescente de WeiBull realmente estarás perdiendo cosas... No olvides el brillo que tienen nuestros sueños. - ¿De donde sacaste esa frase? - La dices todo el tiempo. Me levanto de un salto de esa silla y de repente se me llena todo el paladar de un sabor fuerte a detergente. - ¿Dónde está Rose Huffman? Stella me mira incrédula, ella sabe la respuesta, en realidad está mujer siempre ha sabido todas las respuestas a todo lo que siempre me pregunto aunque yo evite indagar, ella me pudo haber solucionado la vida cientos de veces, pero aquí estoy de nuevo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD