CAPÍTULO 2.

1094 Words
El primer chico en llegar a mi vida fue Connor White. El chico más dulce y lindo de este loco universo, al mirar esos ojos claros te transporta a otro mundo, puede hacerte sentir la mujer más querida del mundo, pero también la más infeliz. Observé mi reloj y eran pasadas las seis, no me di cuenta cuando el tiempo se fue tan rápido. Salí de mi oficina con mi bolso y mi teléfono en mano, caminé por el pasillo y no veía a nadie al parecer a todos les gustaba irse en la hora puntual. Salí de la editorial y Matt el portero me deseó las buenas noches, le di las gracias. Caminé hasta el aparcamiento y sólo se encontraban dos autos aparte del mío. Fui hasta mi auto cuando escuché una maldición a mis espaldas, volteé y vi a un chico dentro de un auto tratando de arrancarlo. ―Creo que la batería está muerta ―solté en dirección a él. El chico volteó su mirada a mí. ―¿Tú crees? Vaya me impresiona que una chica sepa sobre autos ―contestó el chico saliendo del auto. Mis ojos repararon desde sus zapatos negros de vestir hasta su cabello castaño. Era muy guapo. ―Sí, eso pasa cuando eres una chica que se crio con una tía que mantenía un taller de autos ―solté. ―Enserio me impresionas ―dijo caminando hasta a mí. ―Soy Connor White, nunca te he visto por aquí ¿Eres nueva? ―preguntó. ―Sí, empecé hoy ―contesté. ―Trabajo en el área de equipo técnico ¿y tú? ―preguntó. ―Consejo de redacción ―respondí. ―No me has dicho tu nombre ―soltó con una sonrisa en sus labios, sus colmillos sobresalían de su sonrisa. ―Disculpa, soy Heaven Clark ―contesté. ―Así que te llamas cielo, pues yo te llamaré Ángel ―dijo con una sonrisa en su rostro. ―Eres la primera persona que me coloca un sobrenombre ―exclamé. ―Entonces tengo que sentirme muy feliz por eso ―contestó y asentí. El chico se despidió caminando hasta su auto y llevando su teléfono a su oreja. ―Oye, si quieres puedo llevarte a tu casa ―solté. ―Me harías un favor la aseguradora no contesta, quizás ya no estén atendiendo ―dijo abriendo su auto y sacando una maleta colocándola en su hombro. Su traje lo hacía ver muy seguro de sí mismo y muy guapo. Sí, ya he dicho guapo como cien veces, pero de verdad él es muy guapo Entré a mi auto y Connor tomó asiento en el copiloto, dirigió su mirada a mí y luego sonrió mostrando esos colmillos que me encantaron en cuanto los vi. ―¿Qué? ―pregunté mirando en su dirección. ―Nada, es que eres muy bonita y tu cabello rubio junto a tu piel blanca te hace ver como un Ángel ―contestó. Sí, se los dije es el ser más dulce y lindo de este mundo, con el pasar de la historia se van a enamorar de él al igual yo, pero luego todo se derrumbará. No estoy diciendo que quedé con él al final por decir que me enamoré de él, recuerden me enamoré de los cuatro. ―Eres todo un poeta ―respondí encendiendo el auto. ―¿Dónde vives? ―preguntó. ―En un departamento no muy lejos de aquí ―contesté ―Pero aquí la que tendría que preguntar eso soy yo ¿sabes? ―dije sonriendo. ―Ah sí, disculpa es que tienes unos ojos muy bonitos y cuando los veo me pierdo en ellos ―dijo. Se los dije, es un poeta. ―Pues gracias ―contesté. ―Yo vivo en un departamento también, sigue derecho luego te doy las direcciones ―respondió y asentí ―¿Cuántos años tienes? ―preguntó. ―Veinticinco ¿y tú? ―pregunté. ―Veintisiete, pensé que tendrías veintitrés o algo así, tienes cara de niña ―soltó. ―Oh gracias, me quitas edad y eso me satisface ―dije y él sonrió. No tenía idea de cómo actuar ante un chico tan guapo como lo era él y no era que no tuviera experiencia en hablar con chicos, pero yo me caracterizaba una chica sencilla a la cual con tal solo sonreírle ya podías ganartela al cien por ciento. ─¿Cómo te ha ido en tu primer día de trabajo? ─preguntó Connor. Giré un poco mi rostro y me topé con sus ojos verdes que ahora estaban sobre los míos y luego nuevamente posé la mirada a la carretera mientras tomaba una línea recta. ─La verdad pensé que me encontraría con compañeros odiosos y una jefa que me odiaría al primer momento de verme, pero todo ha resultado ser lo inverso a lo que creí ─respondí y él asintió con una sonrisa. ¿Ya había dicho que amaba su sonrisa? La manera en como sus colmillos sobresalían lo hacia ver hermoso y como sus ojos se achicaban aún más. ─La señora Cooper es buena persona, ojalá pudiera decir lo mismo de su hijo. Al momento en que soltó esas palabras me giré hacía él ya que era la segunda persona en el día que me dejaba en claro que el hijo de mi jefa era malvado en pocas palabras. ─Bueno, aún no lo conozco ─respondí. ─Que suerte, no te pierdes de nada bueno. Asentí y continué conduciendo en dirección a las calles que Connor me dejaba en claro. Lo que quedó del trayecto a su departamento lo pasamos en silencio. ―Aquí es ―soltó, detuve mi auto frente a un edificio muy bonito. ―Gracias por viajar en el auto de Heaven Clark ―solté con algo de sarcasmo. ―El auto de Ángel ―dijo acercándose a mí, me dio un beso en la mejilla. ―Un gusto conocerte Ángel, esperó que nos veamos muy de seguido en el trabajo buenas noches ―dijo saliendo de mi auto. Quedé en el mi lugar sin respiración, esté chico era lindo, dulce, tierno, decidido. Conduje hasta el edificio de mi departamento. Al llegar a esté me di una ducha y preparé algo ligero para cenar, luego de terminar una serie en Netflix y comer, quedé totalmente rendida en mi cama. Podía ver en mis sueños a un hermoso chico de cabello castaño y ojos verdes con esa enigmática sonrisa y de tan solo tenerlo en mis sueños me sentí como una total acosadora aunque la acosada resultaba ser yo.
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