CAPÍTULO 1.

2116 Words
Como te dije desde el principio, mi nombre es Heaven Clark. Sí, me llamo cielo y no tengo la mínima idea del porque y ahora nunca la tendré. Mis padres murieron cuando tenía dieciséis, me crie con mi tía, ella lo era todo para mí, pero ya era hora de ser una mujer y hacer mis cosas por mi cuenta. Tengo veinticinco años, me mude hace tres días a California y conseguí un buen departamento, hoy empezaré con un nuevo trabajo que me apasiona muchísimo, trabajaré en una editorial, me encanta leer y escribir. Y ya debes saber que esta historia, la empecé a escribir después de todo lo que pasé. Me levanté de mi cama y me dirigí al baño, me di una ducha, al salir busqué la ropa que tenía preparada para hoy, un vestido rojo con un sacó n***o y zapatos negros. Soy de tez blanca muy pero muy blanca, parezco un papel, mi cabello es rubio casi blanco y eso hace resaltar más mi palidez. Luego de vestirme, caminé hasta mi pequeña cómoda y apliqué un poco de maquillaje, no me gustaba exagerar y menos ahora en esta faceta de mi vida. La editorial sería mi primer trabajo, aunque antes de eso trabajaba de camarera en un restaurante en el lugar que vivía antes, todo ese dinero lo ahorré para así mudarme y empezar de cero. ¿Porque empezar de cero? Mi tía murió hace un mes, tenía una enfermedad en su páncreas. Ahora estoy sola, por esa razón me mudé, y empecé esta nueva vida. Al salir de mi departamento, estoy en el segundo piso por lo que no se me dificulta tomar el ascensor y esperar que bajé a todos los pisos. Llegué a mi auto un Toyota Corolla en color rojo. Sí, así es mi color favorito es el rojo. Conduzco en una buena velocidad, voy media hora antes al trabajo ya que es mi primer día, quiero impresionar a mi jefe. Quince minutos después, aparcó en los estacionamientos del gran edificio de la editorial. Caminó hasta la puerta y un portero me tiende su mano. ―Buenos días soy Matt, me complace presentarme si necesita cualquier cosa, no dude en avisar.― dijo un hombre de no más de cincuenta años. ―Buenos días soy Heaven Clark, hoy es mi primer día ―contesté y el asintió abriendo la puerta para mí, respondí dándole las gracias. Al entrar al gran edificio caminé hasta el ascensor, entré en esté y vi a una chica de cabello castaño de unos ojos verdes muy lindos. ―¿Eres nueva? ―preguntó. ―Sí, hola soy Heaven Clark ―respondí tendiéndole la mano ―Mucho gusto soy Hazel Dixon, me encargo de la contabilidad de la empresa ―contestó estrechando mi mano con una sonrisa en sus labios. ―¿Ya te dijeron que papel jugarás en esta empresa? ―preguntó. ―No, hoy es mi primer día y bueno me dijeron que llegará diez minutos antes para conocer el lugar. ―Eso es muy bueno, yo empecé hace dos años como tú y hoy en día ya tengo mi propia oficina ―contestó y asentí. ―Si quieres podemos almorzar juntas, imagino que no conoces las zonas ―soltó. ―Sí, me encantaría muchas gracias ―respondí. ―No me des las gracias, estaba como tu hace dos años, se lo que se siente ―dijo con una sonrisa en sus labios. ―Este es mi lugar, adiós nos vemos en el almuerzo ―dijo caminando por un pasillo que llegaba a una pequeña oficina. ―Buenos días ¿eres Heaven? ―preguntó una mujer de cabello rubio. ―Sí ―contesté. ―Bienvenida a la editorial Cooper's, soy Ashley Cooper seré tu jefa ―soltó la mujer frente a mí. ―Un placer ―respondí. ―Bueno Heaven, me gusto tu desempeño durante la entrevista y tu currículum es muy bueno, estaré complacida en tenerte en el consejo de redacción, tendrás tu propia oficina, te pasaremos uno a dos libros por semana y tendrás que leerlos y darnos tus ideas centrales, luego mandaré a mi hijo con el informe para que lo lleves a casa, lo leas y mañana lo traigas firmado en ese documento se explica todo con más énfasis ―soltó la señora Cooper. ―Muchas gracias por esta oportunidad ―respondí y ella asintió. Llegamos a lo que era mi oficina, era algo pequeña, pero me gustaba, nunca había tenido una oficina. ―Te dejaré para que te familiarices con tu nueva oficina, bienvenida Heaven ―soltó saliendo de mi oficina. Coloqué mi bolso en el escritorio y me dispuse en tomar asiento en mi silla, frente a mí se encontraba una laptod. Tenía espacio para colocar fotos y hacer de la oficina un lugar lleno de vida, luego haría eso. Ese día fui la mujer más feliz del mundo, un buen hogar, un buen trabajo, todo estaba color de rosa. No tenía idea que mi vida se volvería un caos al conocer a esos chicos. Se que se estarán preguntando donde están, pero todo a su debido tiempo, cada uno se toma su tiempo en llegar a mí, pero cuando ya están los cinco, no supe que hacer y las cosas se salieron de control. * Me pasé toda la mañana arreglando algunos papeles que estaban mal colocados, leyendo libros sobre bebés ya que no encontraba otro libro en la oficina, esperé al hijo de mi jefa para que así me diera los documentos, pero él nunca llegó. Tocaron a la puerta, vi el rostro de Hazel con una sonrisa le indiqué que pasará. ―Vaya me encanta tu oficina ―dijo desviando su mirada. ―Sí a mí también me encanta, necesita decoraciones, pero eso será con el trascurso de los días ―contesté y ella asintió. ―¿Lista para ir a almorzar? ―preguntó. ―Sí, me muero de hambre ―respondí tomando mi bolso y caminando hasta la puerta. Salimos de mi oficina y me topé con mi jefa. ―Heaven, mi hijo se acaba de ir a Inglaterra vendrá dentro de tres días, se llevó con el la documentación ¿no tienes problemas en esperar a que vuelva y él mismo te las entregue? ―preguntó y negué con la cabeza. ―No, claro que no, yo lo esperaré ―solté y ella asintió. ―¿Van a almorzar? ―preguntó y asentí. ―Buen provecho chicas ―dijo mi jefa. Le dimos las gracias y nos dispusimos en ir hasta el ascensor. ―Tienes que conocer al hijo de la jefa, ese chico esta hecho por los mismos dioses, nunca he conocido al esposo de la señora Ashley, pero estoy convencida de que tiene que ser un Adonis, porque el hijo es una maravilla, aunque el carácter no lo ayuda en nada, es un cabrón ―soltó Hazel a mi lado. ―Un cabrón ¿A qué te refieres? ―pregunté. ―Un arrogante de mierda, en el mundo de él solo existe su madre y él, mira a todos con superioridad y es muy, ay no encuentro una palabra para describir el espectro del mal que él es, en cuánto lo veas quedarás fascinada pero cuando lo escuches hablar esa sensación caerá al suelo ―soltó. ―Vaya es un hijo de puta por lo que veo ―dije. ―Esa palabra se queda corta alado de él ―respondió. ―Pero bueno Heaven ¿Tienes novio? ¿Eres nueva por aquí? ―preguntó. ―No tengo novio, él amor no es para mí y sí, soy nueva, me mude hace tres días a un departamento no muy lejos de aquí, cualquier día podemos quedar en comer algo ―exclamé y ella asintió. ―Claro, tú solo me avisas, yo vivo con mi madre todavía sí, lo se te preguntarás ¿qué hace una chica de veintiséis años todavía viviendo con su madre? Pues, la respuesta sería no puedo estar dos horas lejos de mí madre ―contestó con una sonrisa en sus labios. ―Mis padres murieron cuándo tenía dieciséis, me crie con mi tía y bueno ella murió hace un mes, por eso me mudé y... ―Lo siento mucho ―dijo Hazel dándome un abrazo. ―Gracias ―contesté. Seguí a Hazel hasta un restaurante no muy lejos de la editorial, entramos y pedimos una mesa nos tocó una al fondo, el mesero nos entregó la carta y me dispuse por pedir Espaguetis en salsa roja mientras que Hazel estofado. ―¿Tienes novio Hazel? ―pregunté. ―No, salí de una relación muy tóxica hace tres meses, estuve viendo a una psicóloga después de eso, él me dejo muy mal acabo con mi estabilidad emocional ―contestó. ―Vaya, yo solo he tenido un novio en toda mi vida y fue en la universidad, tengo casi tres años sin novio ―solté. Esos tres años sin novio, me los recompensaron mandándome a esos cuatro chicos. Pero todo no es bueno, hay mucho de qué hablar, no te preocupes todo te lo contaré. ―Vaya ¿y no te sientes sola al no tener a una persona con la cual pelear? ―preguntó. ―No, bueno a veces me siento sola al no hablar con nadie, pero la televisión me entretiene ―contesté. ―Bueno ya no estarás sola, vamos a ser muy buenas amigas ¿te gusta salir a discotecas? ―preguntó. ―Sí ―contesté. ―Entonces ¿qué te parece si el fin de semana vamos a una, a celebrar nuestros trabajos y nuestra nueva amistad? ―preguntó y asentí. El mesero nos trajo la comida y nos dispusimos en comer, hablamos sobre nuestra infancia, adolescencia y nuestros ex novios. Regresamos al lugar de trabajo, entré a mi oficina y en mi escritorio estaban dos manuscritos. Ya tengo algo con que entretenerme. Me dispuse en leer cada párrafo con detenimiento, hacer las correcciones y colocar mi aparto en cada una de estos. Amaba mi trabajo y sólo llevaba aquí unas horas. No sé cuánto tiempo pasó, pero de lo que sí estaba segura era que mi estómago estaba rugiendo y no entendía el porqué ya que técnicamente había almorzado hace algunas horas. Solté un suspiro y pasé una de mis manos por mi rostro antes de levantarme y caminar de un lado al otro por mi oficina tratando de que el hambre apareciera, pero al parecer no quería desaparecer. Tomé el manuscrito y me dispuse en leerlo mientras caminaba de un lado a otro en la oficina. Me metí tanto en la hermosa historia que sentí después de casi dos horas algunas lágrimas rodando mis mejillas debido a la perfecta pluma de la autora. ─Por favor tienen que terminar juntos si no dejaré de creer en el amor ─dije al libro frente a mí. Tomé lugar en mi silla nuevamente y continué con la lectura. Definitivamente había tomado una buenísima elección al momento de escoger que quería estudiar en la universidad ya que al ser mi primer trabajo me encantaba y era todo tan perfecto que no dejaba de repetirme que era muy perfecto para ser verdad. Ante cada capítulo mi estabilidad emocional estaba a flote, no dejaba de sonreír o incluso fruncir el ceño gracias a las típicas peleas de los protagonistas, pero las lágrimas que rodaban por mis mejillas eran más que todo lo demás. Levanté la mirada y observé el techo sobre mí y pasé una servilleta bajo mis ojos para retirar los residuos de maquillaje debido a mis lágrimas. Observé mi teléfono y me di cuenta de que faltaba media hora para la hora de salida por lo que encendí la laptod frente a mí y me dispuse en llenar la hoja de cálculo sobre los capítulos que necesitaban edición y más. De un momento a otro la sonrisa de mi tía se hizo presente en mi cabeza y yo de igual manera sonreí porque estaba segura que ella estaría super orgullosa de mí en donde sea que se encontraba ya que siempre le conté sobre mi gran admiración por los escritores, por sus libros y lo que quería para mí futuro y eso era ser alguien en la vida, quería dejar una huella en el mundo para que algunas personas siempre me recordarán o que incluso me tomaran de ejemplo para ser alguien como yo. Quizás mis sueños podían sonar estúpidos para algunas personas, pero para mí no ya que siempre me los planteé desde muy adolescente. Ese era la gran diferencia de una chica que no nació con nada, pero que algún día soñaba con tenerlo todo.
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