Tras tus Huellas

-¡¡¡Ahhh!!!-Aspire intentando que el aire llenara mis pulmones, el dolor de la contracción recorrió mi columna dorsal, las lagrimas recorrieron mis mejillas mientras que mis dientes estaban apretados, el dolor era insoportable, en verdad. -Vamos Savannah se que puedes-Dijo la doctora tranquilamente, su tono estaba comenzando a irritarme. -No puedo-Dije con un gemido mientras apretaba las sabanas-¡¡Jesús!!-Mi cuerpo se contrajo cuando una segunda contracción llego a mi cuerpo, ¡¡Por favor, quiero que pare ya!!-Suplique con los ojos rojos de tanto llorar. -Solo un poco mas, el bebe ya viene-Negué con la cabeza, me deje caer nuevamente contra la camilla, mis piernas se sentían tensas y cierta parte de mi cuerpo dolía, como jamas nada de había dolido. Estaba sola completamente sola, por la simple razón de ser la peor traidora del mundo, el padre de mi hijo y el hombre que mas amaba en este mundo no sabia por los momentos que ahora estaba pasando, me había equivocado y este era el precio que había que pagar. Respire nuevamente mientras apretaba las sabanas azules con mis manos, sentí una uña romperse pero en este momento ese dolor parecía, nada. -¡¡Ahh!!!-Junte las fuerzas, las únicas que me quedaban en mi cuerpo, aquel ultimo jadeo que salio de mis labios fue acompañado con una tierna y triste melodía, un llanto. Observe con fascinación la pequeña cosita que estaba enrollada en una manta azul, su llanto fue el sonido mas hermosos que alla podido escuchar en mi vida, la doctora lo coloco lentamente entre mis brazos, era simplemente hermoso. Su cabello era una mata de cabello rubio oscuro, demasiado similar al de su padre, mis ojos se llenaron de lagrimas al recordar, lentamente mi mano alejo la mantita de su rostro dejándolo a la vista por completo, me quede atónita, aquel pequeño bebe, mi hijo, me miraba con la misma mirada azulada de Maxon, sus pequeños ojitos parecían brillar, dentro de ellos casi podía apreciar el color azul plasma, en mis manos tenia una copia exacta del hombre que amaba. Mirarlo me hizo pensar en el futuro, ¿Que le diría cuando me preguntara sobre su padre? Hay momentos en la vida en el que una sola acción puede cambiarla , cambiar tu manera del ver el mundo, cambiar tus sentimientos, todo. Mi decision tenia nombre Maxon, Maxon Ivancok, el único hombre al que verdaderamente había amado, pero las cosas no siempre salían como uno pensaba, la traición lleva al odio y al rencor, aquellos dos sentimientos tan oscuros tenían cabida en el corazón de Maxon y solo para una persona, para mi. Un lagrima rodo por mi mejilla. FLASHBACK  -¡Me mentiste!-Grito Maxon, pasándose las manos repetidas veces por su cabello oscuro, sus ojos me miraban llenos de rabia. -Perdóname-Lloriquee, ,mi rostro estaba mojado por las lagrimas y mis manos sujetaban sus rodillas, estaba siendo humillada, de verdad lo sentía, me dolía su odio y mucho mas su desprecio. Su rostro dibujo una sonrisa perversa, y rió sin emoción. -¿Perdonarte?-Sus ojos me recorrieron con asco-Jamas...Ahora pagaras lo el dolor que me hiciste pasar a mi Savannah, eres como todas, una maldita traidora. Me puso de pie bruscamente y coloco una mano en mi cuello, su mano derecha apretaba mi garganta provocando que el aire no pudiera pasar a mis pulmones, sabia que estaba a punto de matarme, mis sentidos se pusieron alerta cuando su navaja hizo clic a lado de mi cuello. Sus ojos se habían tornado oscuros como la noche y ahora eran vacíos. -Jugaste con fuego-Su navaja se acerco a mi cuello-A llegado el momento de que te quemes. Fin del FlashBack Seis meses antes  Mis pulmones ardían, era reconfortante sentir tu cuerpo sudar y relajarse un poco mientras al mismo tiempo se formaba al máximo. Observe a Tori la chica a cargo del jardín de entrenamiento media mi tiempo mientras observaba su cronometro. Al llegar a ella, puse mis manos sobre mis piernas y me encorve un poco esperando que el aire puro entrara a mis pulmones. Ella me miro con su típica mirada fría. En ocasiones pensaba que ella no era feliz, en todo mi tiempo en el FBI jamás la había visto sonreír. _Bien hecho Williams, el general Clayton te espera en la sala de inteligencia. Asentí a su informe, tome una de las toallas y la pase por mi rostro que aun ardía por la actividad física de hacía poco. Ingrese en mi habitación y entre a la ducha. Era placentero sentir el agua corriendo por tu cuerpo caliente, después de un buen ejercicio. ¿Me sentía encerrada? Para nada, siempre había querido formar parte del FBI como mi padre, el cual ahora estaba muerto pero estaba segura de que estaba orgulloso de mí. Como pocas personas tenían una ventaja, solo se me llamaba cuando se me requería, no había necesidad de permanecer aquí más tiempo del requerido, solo en las pocas ocasiones que recorría la enorme cancha por gusto. Correr ayudaba a las personas a pensar lo que estaba pasando o las cosas por las cuales estaba pasando. Yo era una chica afortunada, tenía un trabajo que me gustaba, pero estaba especializándome en Derechos Penales, era un sueño que estaba por cumplir pronto terminaría la universidad y podría comenzar un nuevo trabajo. Tenía un chico al cual quería demasiado, y con quien me casaría en unos meses. Eso sin contar a mi mejor amiga y unos cuantos más a los cuales quería mucho y les tenía confianza. Si definitivamente era afortunada en ese aspecto. Minutos después salí de la ducha, un poco más calmada y templada, me puse mi uniforme y me dirigí a la sala de inteligencia. Al entrar Cassie me saludo como todos los días solo que ahora estaba algo preocupada, podía notarlo, la tensión que había en la habitación era mucha. El general Clayton se acercó a mí, y me dio un apretón de manos, él siempre era formal y frívolo mucho más que Tori. _Williams, acompáñeme. Me miro de reojo mientras lo seguía, me condujo hacia una de las enormes pantallas donde se monitoreaba todo el país, e incluso algunas partes del mundo. Oprimió un botón y una enorme imagen de un hombre lleno la pantalla. _ ¿Conoce a este hombre? Negué, jamás lo había visto. _Me gusta su franqueza Williams. Él es Aleksey Ivancok, hace algunos años su padre Alekey Ivancok, era líder de la mafia Rusa, pero al morir el su hijo tuvo que tomar el control. Observe la imagen, era un hombre demasiado atractivo, tenía un cabello muy rubio, pestañas largas si se observaban con atención, y unos impactantes ojos azules. Observe todos sus rasgos, definitivamente este hombre era muy, muy guapo. El general presiono otro de los botones y la imagen de una mujer apareció en la pantalla. _Ella es Eloise Johnson, trabajo hace algunos años en la agencia de modas de Claire Evans fue muy reconocida, pero su fama no llego a su cúspide hasta que ella se casó con Ivancok. Según los informes murió hace algunos años, en un hospital de California por una herida de bala. El hospital no tenía ningún dato de ella. Ella también era muy hermosa, podía decirse que era una de las parejas más atractivas que había visto. Pero ¿Su esposo la había asesinado? _Cual es el punto general... _El punto es que te infiltraremos en una reunión de los Ivancok, hace algunos días detuvimos a Dimitri Ivancok, sobrino de Aleksey Ivancok, se negó a hablar, pero a cambio de su libertad, ha aceptado llevarte con él. Era una situación muy arriesgada. Qué tal si me descubrían y me asesinaban, ser una infiltrada era muy peligroso y más en mi situación, mire dudosa la fotografía. El general esperaba una respuesta. Pero además no estaba dispuesta a fallarle. Tome una bocanada de aire y asentí. _Bien deme unos días... ¿Por qué tenía el presentimiento de que esto no iba a terminar bien?