Capítulo 1: Híbrida, parte 1

1806 Words
—"Damüls es una localidad del distrito de Bregenz, en el estado de Vorarlberg, Austria, con una población estimada a principio del año 2018 de 313 habitantes"—dijo Seliné leyendo donde iremos.—¿Es enserio? ¿313 habitantes? ¿ahí son hermanos o qué?—dijo ella frunciendo las cejas. —No, no son familia, es un pueblo tranquilo, además... Me interrumpe—Oh, espera, hay más—dijo dándole vuelta a la revista—Conocido como "el complejo vacacional más nevado del mundo", este popular destino turístico, ubicado en Vorarlberg, Austria, posee el récord municipal por las nevadas más fuertes—dijo y puso cara de tragedia—ósea, nos sacas de la nevera, para meternos a un congelador de c********a-dijo mirándome como si estuviese loca. —No los saqué, solo los invité y ustedes aceptaron—dije señalando a los otros los cuales están dormidos, Nathaniel esta otra vez al volante. —Claro—dijo y siguió leyendo. Di un sonoro suspiro, aunque quisiera dormir no puedo, algo no me deja dormir. Abro la ventanilla que se encuentra a mano derecha del asiento donde vengo, hace unos minutos el aire se apagó un rato. Me recuesto de ésta observando el paisaje. Hace un tiempo salimos de la carretera y solo se alzan grandes pinos. Nos dirigimos hacia otro aeropuerto, y si, son 11 horas de viaje. Los boletos en el aeropuerto de Boston están muy caros para esta temporada de vacaciones, así que mi hermano los reservo en otro sitio, uno muy lejano, si piensan que este viaje por tierra es muy agotador imagínense las 19h que pasaremos en un avión hasta llegar a Austria, la cual está en Europa. Escuche una bocina frenética y mire hacia atrás desde la ventanilla, sin miedo alguno de que se me cayeran mis lentes recetados. Era un auto descapotable queriendo rebasarnos en una curva, mi hermano no discutió mucho y redujo la velocidad. —¡JUEPUTA!—le grité al conductor que se dignó en tirarme un beso y guiñarme un ojo, le mostré mi dedo corazón y solo me sonrió. Que desgraciado. —Pero niña contrólate esa boca—dice Mindres. —Perdón—dije subiendo los hombros—Estoy harta de estar en ésta guagua(bus/autobús)—grité. —Dime ¿Qué no te harta a ti? —preguntó Samuel. —Tú buen aqueroso—dice Lilian poniendo cara de vieja regañona. Yo solo le asentí a los dos. —Jo, ta bien, no se preocupen—dijo Samuel haciéndose el ofendido. Le hice seña de que haga silencio, Seliné se durmió y las otras siguen igual. Nos fuimos a los asientos de adelante. Abrimos todas las ventanas, y nos pusimos a hablar con mi hermano. Ya eran las ocho de la noche y Samuel reemplazo a Nathaniel. Salimos a las 10 de la mañana de mi casa y ya casi llegábamos al aeropuerto. Empecé a despertar a los demás. Llegamos 30 minutos después, guardamos la guagua en el parqueo de éste y empezamos a sacar el equipaje. —Se nos irán un montón de dinero dejando el vehículo en el parqueo—dije suspirando y cargando el bulto que me permiten llevar dentro del avión. —No te preocupes por el dinero—dijo mi hermano.—mi jefe pagará el cuidado del vehículo—dijo subiendo los hombros. Abrí mi boca en una "o". —Veo que te llevas muy bien con tu jefe-dice Lilian.—cuidao' si e' dando el culo que tu ta'—dice Lilian y todos estallaron en risa, mi hermano se puso rojo. Ella es así de sincera, me encanta. —Cállense, déjense de estupideces—dice mi hermano rojo hasta las orejas—lo que pasa es que él quiere que sea su nuero, cosa que estoy considerando en aceptar—dice con aires de superioridad. —Ah bueno, eso' son otro' quiniento'—dice ella poniendo las manos sobre su cabeza. —Nathaniel, si eres feliz con tu jefe no te juzgare ¿vale?—dije para hacerlo molestar. Sé que su jefe quiere casarlo con su hija.—Si eres feliz, yo soy feliz—dije poniendo una mano en su hombro y sonriéndole. Él quitó mi mano de un manotazo y empezamos a reír nuevamente. Nos sentamos a esperar nuestro vuelo, mientras íbamos charlando sobre lo primero que haríamos cuando llegásemos. —Propongo una idea—dije y me prestaron atención.—el verano pasado hice una amiga allá... —Mi pregunta es ¿de quién tú no te haces amiga?—pregunto mi hermano usando su celular. —¿Estas usando tu celular o comiendo boca?—pregunté. —Los dos—dijo. —Ya, ya, suelta a ese muchacho en banda mija y continua con la vaina esa que ibas a decir—dice Lilian. —Okey... chicos atiendan—dije para los demás que empezaron a jugar entre si—bien, jodanse, no les diré nada—dije y me recosté del asiento y me crucé de brazos. Dejaron de comportarse como animales y me prestaron atención. —Conocí a una chica hibrida muy simpática, llamada Shanelly, ella vive allá, y nos puede dar el recorrido por allá, e informarnos de los chismes más recientes, trabaja en el periódico y ya saben, tiene todos los chismes en sus manos—dije. —Excelente—dice Seliné para posar en una foto con Samuel y Beylis. "Vuelo hacia Austria, Europa, puerta 10" "Vuelo hacia Austria, Europa, puerta 10" Nos paramos de inmediato. Ya en el avión, fuimos repartidos de la siguiente manera Mindres con Lilian, Seliné con jazmín, Ángela con Beylis, Samuel conmigo y mi hermano con un señor de edad adulta. —Bueno chicos, buenas noches—dije colocándome mi almohada de cuello y mis audífonos—ah, una cosa, si están aburridos véanse Destino Final—dije y todos en el avión de abuchearon, no paraba de reír. Me acomodé y dormí por primera vez desde que Salí de la casa. «Me encuentro haciendo un muñeco de nieve junto con un niño, que nunca antes había visto en mi vida, era blanco como el papel, su pelo caía sobre su frente, n***o como el azabache y ojitos grises. Reía mucho señalando algo, seguí la mirada y pude ver que se burlaba de mí, al parecer se había destruido el muñeco que hacíamos, me uni a su risa. Sentí paz. De un momento a otro el entorno cambio, me encontraba dentro de la casa de mis abuelos, estaba confundida, tenía una semejanza con mi casa en Boston. Entre a la cocina con cuidado, todo estaba en silencio, en otras circunstancias amaría este silencio, pero ahora esta aterrador, me acerque a una gaveta y saque un cuchillo de cortar carne. No pienso arriesgarme a nada. Un ruido proveniente de arriba me alerta, di un brinco del susto. Me quede en el mismo lugar, no estaba sola, lo presentía y no iba a moverme ¡eso no! No cometería el error que cometen todos en la posición que me encuentro ahora mismo. Se escucharon unos pasos arriba, alguien daba pasos lentos, pero fuertes. Abrí un gabinete debajo del fregadero, lo suficientemente grande para entrar; no perdí tiempo, entre. Vi por una r*****a de la puertilla una sombra parada en la entrada de la cocina (coño casi me encuentra). Trato de regular la respiración, lo logre. La sombra seguía sin moverse, yo seguía en la misma posición. Algo en mi trasero vibro, con cuidado palmeé esa área y sentí mi celular, lo saco con sumo cuidado de no hacer ruido y sin dejar de mirar por la pequeña abertura. Prendí el celular y agradecí al cielo que el brillo estaba súper bajito, en la pantalla tenía un mensaje, pero estaba sin señal... raro... desbloqueé el celular y no había ningún número, aún más extraño. "Sube al ático" "reclama lo que es tuyo y defiéndete" "¡demuéstrame que eres digna de poseerme!" ¿Qué diablos? Apague el móvil y mire por la r*****a, aguante un grito, un ojo miraba por la r*****a, de la nada la puerta de mi escondite se rompe, lo que vi fue horrible, di un grito enorme, Salí de ahí y me fui gateando debajo de lo que parecen sus piernas, un minuto después mi escondite fue destruido por su mazo hecho de cráneos. Seguí gateando debajo de la mesa, justo cuando logré pararme esta fue hecha añicos. Corrí en dirección a las escaleras subí los escalones de cuatro en cuatro, agradezco las constantes peleas con mi hermano que me sirvieron como entrenamiento en las escaleras, el último peldaño fue destruido después que deje de pisarlo, esa cosa indescriptible me iba pisando los talones, será difícil subir al ático con esa escalera tan pequeña la cual hay que bajar del techo. La casa de mis abuelos es gigantesca y el pasillo parece infinito ahora, la criatura me iba ya a alcanzar, destruía todo a su paso. —Hijo de puta, deja que la abuela vea este desastre, se enojara y hasta el diablo le huye cuando lo hace—dije. Lanzo un golpe, el cual me dio en el estómago tirándome hacia una pared. Estábamos cara a cara, que mal olor a podredumbre. (¡el cuchillo!) se lo clave en lo que podía ser su vena aorta, grito y salió humo de ahí, se lo hundí mas, me agarro y me lanzo a otro lado, tire un gemido de dolor, su toque me quemaba. No perdí tiempo y Salí corriendo, el tampoco perdió tiempo, se sacó el cuchillo y venia tras de mí. Estaba llegando al final del pasillo, había dos pasajes, izquierdo y derecho. (mierquina ¿Cuál cojo?) "¡izquierda!" dijo una voz. Le hice caso, ya que, cualquier otra cosa es mejor que lo que me persigue. Doble a la izquierda tal y como me indicaron, esa cosa choca y atraviesa la puerta que había. Al frente mío había una escalera de metal negra, en forma de caracol, me enganche en la agarradera de esta y me adelante cinco escalones, frenética termine de subirla. Wtf, llegue al ático, pero... ¿Cómo? "Búscame" "deprisa" Empecé a buscar a ciegas, no sabía lo que buscaba en sí. El arco, lo vi, brillaba y las cadenas que tenía en el pasado ya no estaban. Un grito desgarrador se escucha, la cosa se materializo dentro del ático, corrí hacia el arco, lo tome y una electricidad paso por mi cuerpo, lance una flecha hacia donde se encontraba la criatura, salió disparada como un rayo y lo golpeo en el pecho este exploto y sus partes iban encima mío, me agache y me cubrí por impulso con el arco, no me llego ningún golpe de parte de sus extremidades, el propio arco me cubrió, como si de un escudo fuese... me senté en el suelo respirando con dificultad. "Me encontraste" "estoy muy orgulloso de ti" "ahora te pertenezco" ...» —Daniela, Daniela—me hamaqueaban. Abrí los ojos de repente, los chicos se encontraban a mi alrededor con cara preocupada, tomé una bocanada de aire. De pronto me bajó un calentón de repente, me quite el abrigo y la sabana, tenía calor, mucho calor, a pesar de estar en un aire y su madre. —¿Estas bien?—pregunta Samuel—estás muy sudada y te movías mucho... ¿una pesadilla? —dijo el preocupado. Diez minutos después de decirle que me encontraba bien y que cuando llegáramos le contaría lo sucedido, se fueron a sentar donde iban. —¿Cuántas horas llevamos?-—pregunte deseando que ya hayan pasado 10. —Ocho—contesta mirándome. Asentí y me coloque los audífonos y mire por la ventanilla recordando esa pesadilla. ********
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