Capítulo Piloto

1409 Words
Nadie nació para estar solo, en el caso de los hombres lobo la Diosa Luna los empareja con su otra mitad cuando ambos cumplen 18, existen algunos casos donde se esperan hasta 30 años para encontrar a su mate (alma mater/alma gemela), pero existe un caso muy particular. En una aldea de no más 3,000 habitantes existia una bestia, se dice que fue unos de los primeros hombres lobos en pisar la faz de la tierra y este no tenía a su alma gemela, se dice también que la desesperación por encontrar a su pareja lo cegó en el odio y el rencor hacia otras parejas, llegando a enloquecer y matar a cualquiera que sea feliz, fue exiliado por la Diosa Luna hacia el bosque maldito de dicha aldea, nadie entra, nadie lo menciona, todos se han olvidado de él aparentemente. Y aconteció que cuando aulló después de 1500 años, el pueblo se enteró de que la bestia encontró su otra mitad... +++ Las vacaciones de verano ya están presentes, me iré por estos dos meses y medio donde mis abuelos, con todos mis amigos incluidos, serán unas vacaciones geniales, de eso no hay duda. No quiero ser descortés, me llamo Daniela y tengo 20 años, voy por mi segunda carrera en la universidad. Veterinaria; me encantan los animales, la primera fue diseño gráfico. Ese no es el caso, ahora mismo estoy teniendo un dilema sobre que suéter me pongo, okey, este es el dilema: tengo dos suéteres de lana frente mío, ¿diferencia? Uno es rojo y otro n***o, no me decido, j***r que difícil es... —Daniela ¿ya estás?—dijo mi hermano Nathaniel desde el otro lado de la puerta. —Entra—le digo mientras sostengo mi mano con mi barbilla, aún pensando en cual ponerme. —¿Si ya estabas lista por que no bajaste?—dijo. —No estoy lista, me falta el suéter y no me decido—digo señalando la cama. —El n***o te sienta mejor—dijo y salió. Bufé y guardé el rojo, no sé cómo lo hace, sencillamente me sorprende en las decisiones difíciles en mi vida. Bajo a la sala donde están todas las maletas, mis padres no irán, prefieren quedarse solos para hacer de las suyas, no piensen mal de mí, ellos fueron lo que dijeron eso. —¿Dónde están los chicos?—pregunto sentándome. —Aún no han llegado—dijo mi hermano saliendo de la cocina. —No te sientes, ayuda a subir el equipaje— dijo agarrando un bulto. Me quejo y me pongo a ayudar, saliendo de la casa veo llegar a los chicos, Samuel, mi mejor amigo, Jazmín, Seliné, Ángela, Lilian, Mindres y Beylis. El mismo grupo desde primero de bachiller. —Que bueno que llegaron, ayuden—digo con sonrisa forzada, ésta mierda pesa, ¡¿QUÉ DIABLOS METIÓ NATHANIEL EN ESTA MALETA?! Beylis me la quita y con su "súper fuerza de demonio" la levanta como si fuera una pluma —No se vale, estás usando tu super fuerza—digo haciendo puchero, algo anticuado para mi edad, pero me vale. —Relájate, te saldrán arrugas—dijo Samuel caminando hacia el autobús con dos maletas flotando. —Tú tampoco puedes hablar, eres un hechicero tramposo. A veces me pregunto como rayos somos mejores amigos—dije acusándolo y señalándole con mi dedo, él sólo me saca la lengua. —No te desanimes, tienes compañeros que no pueden hacer nada como tú—dijo Ángela mientras rociaba unas tres maletas más con un polvo y ésta empezó a flotar. —Me decepcionas niña, te creí pura—dije haciendo cara de ofendida. —¿Estás aquerosiandome con tus poderes de hada?—pregunté y solo subió los hombros. Los demás ya se habían subido, les imité, no sin antes de durar como 10 minutos despidiéndonos de nuestros padres. —¡Adiós papi, adiós mami ya pueden iniciar haciendo de las suyas!—grité con medio cuerpo afuera de la guagua. Por suerte Nathaniel ya había arrancado si no se suben y me riñen. Después de unas cuantas risas y cuentos graciosos me adelanto y me siento en el asiento de co-piloto, miro la carretera, suspiro y fijo mi vista a mi hermano, el cuál está muy pendiente a la carretera —Nata, ¿no crees que es exagerado que solo nueve personas anden en una guagua?—pregunto mirando hacia atrás viendo todos los asientos que sobran. —La verdad no—dijo me miró por un momento y sonrió. —Pagamos nuestro dinero para ir y venir cómodamente y nadie dirá nada— dijo y asentí. —Si, tienes razón—dije, me paré y fuí con los chicos. —Estábamos hablando que, cuando lleguemos con tus abuelos, revisar tu árbol genealógico, a ver si existe la pequeña probabilidad de que tengas un poder o seas un tipo de criatura y aún no lo sepas—dijo jazmín subiendo los hombros. —¿Qué?—pregunte atónita. —Lo que dijo jazmín—dijo Seliné. —No creo, ya lo hubiese descubierto—dije poniéndome de rodillas en un asiento. —Si hubiese sido mujer lobo lo hubiera sabido a los 16, o si fuera otra cosa lo sabría de nacimiento o mis padres me lo dijeran, no me ocultarían eso—dije sonriendo. —Si, pero... Interrumpí a Mindres, los demás empezaron a hablar entre sí, dando ideas de lo que pudiera ser. —Oigan—dije captando su atención. —no se preocupen, pero para que no se desanimen, si, buscaré con ustedes a ver si soy "algo sobrenatural"—digo haciendo comillas con mis dedos. Gritaron al saber que cooperaria y empezaron a armar un plan sobre como lo descubriríamos. Empezaron hacerme preguntas raras. —¿Cuándo haces caca, la haces media dura o blandita?—pregunto Lilian. WTF ¿a qué viene esto? —Qué asco Lilian, no jodas, ella la hace media dura—dijo Samuel y asentí. —Okey, no preguntare por qué Samuel sabe eso—dijo ella poniendo la mano de stop. —Es mi mejor amigo, no me ha visto desnuda de casualidad—digo restándole importancia. —Pero yo si—vocea mi hermano desde el asiento del conductor. —Cállate imbécil y sigue en lo tuyo—grite devuelta, empezamos a reír. Que imbécil. —¿Cuándo eras niña que deporte te gustaba y no pudiste practicar?—pregunto Mindres. —Arco y flecha Mindres, eso ya se sabe—dijo Seliné rodando los ojos. —Y si... no quizás no—dijo y sonrió. —¿Y si qué?—pregunte. —No nada olvídenlo—dijo al ver nuestras caras de completa curiosidad. —Mindres—dije lento sentenciándola, ella levanta las manos. —Okey, solo digo que, quizás seas una cazadora—pausó. —me explico... —Si explícate al favol—dice Lilian con pose de diva. —Bien, digo, que quizás seas una cazadora porque por lo que nos has contado tu sientes que puedes usar un arco como si lo hubieses usado toda la vida—dice ella terminando su idea y yo asiento. —Tiene sentido y sí, es cierto, siento que si me ponen eso en frente se cómo usarlo a la perfección—digo con mis manos extendidas. —Ves, a eso me refiero—dice. Empezaron a hablar sobre eso. —Nunca...—empecé a decir. Ellos se callaron yo los mire confusa.—Nunca me dejaron tocar una, es más, no me dejaban ver una por mucho tiempo, recuerdo que mis abuelos tenían una en el ático, estaba encadenada iba a tocarla, pero mi abuelo entro de repente y me reprendió por eso.—digo restándole importancia. —ESTÁS ESTÚPIDA—dijo Beylis gritando. Me asustó—y si ellos no querían que las tocaras o que las vieras mucho porque quizás tus poderes se hacían presente...— dijo dejándonos en shock. Al acabar de decir eso un escalofrío subió por mi espalda, erizándome los bellos del brazo, ellos se dieron cuenta, sus brazos estaban igual. —No sé si ellos aún tengan el arco en el ático—digo. —Tranquila, buscaremos la manera de entrar—dijo Samuel. —Solo hay que esperar llegar, aún faltan 11h de viaje—dije levantándome. —Reemplazare a Nathaniel al volante—digo. 
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