capítulo 5.

1649 Words
                                                                        Capítulo 5.   Después de tres semanas mi mamá está de vuelta; no la pude ir a recibir porque me toco salir de madrugada, es mi guardia matutina y con este coronel tan estricto, nadie puede pedir permiso, cambios o suplencias; ¡en serio! que cada vez lo odio más. Espero que mi mamá, haya dejado a mi tía en santa paz y no vuelva a requerir su presencia, si no, veré a mi padre, como se arranca los cabellos [risas]… Si alguien me ve en estos momentos pensara que estoy loca… (Casi llegando, me percato de la presencia de mi amiga). -¡Andrea, dos días sin verte! ¿Dónde estabas metida? (Le reclamo a mi amiga, la verdad me tiene abandonada). -¡No exageres Vicky! ¡Me has visto en los entrenamientos! (me acaba de dar un patatús mental). -¡No te hagas! ¡Sabes a lo que me refiero! Te pierdes después de cada práctica a penas terminamos. (Creo que estoy molesta o comienzo a estarlo). -¡Ah, bueno sí! [Se rasca la nuca]. (¿Qué?). -¿Y esa es tú respuesta? (¿Qué me oculta Andrea?). -¡Bu, bueno, ha, ha, hablamos, mañana! (quedo casi con la boca abierta). -¡Sabes, pu, puedes llegar tarde y, y… odias eso! ¿Cierto? (Va a seguir su camino, pero la detengo). -¡Espera, Andrea! (se detiene y me mira de soslayo y a media asta). -¡Nunca nos ocultamos nada, pero si vas a pensar, mejor lo dejamos hasta aquí! (Rápidamente abre sus ojos como platos y con la misma, parpadea y me retira la mirada). -¡Ahora te quedas muda? (¡No entiendo! Ella sabe cómo soy de directa). -¡Ve a cumplir tu guardia! (me habla casi en susurro) ¡Te prometo, que mañana hablaremos! (Permanezco seria, pero siento con dudas; sin esperar más, ella se retira). Andrea, sigue su camino, pero yo no dejo de mirarla; me dejo con un… “no sé qué” en el pecho, bien desagradable; se siente feo. Andrea Capetillo es como mi hermana; crecimos juntas desde el vientre de nuestras madres. Nuestra afinidad, se dio desde el día cero; es tanto lo que nos conocemos, que solo nos basta con mirarnos, para saber que piensa o que va hacer la otra; no pretendo que me entiendan, solo les puedo decir, que nuestra amistad es única. Nos llamamos amigas porque sabemos que no tenemos lazo sanguíneo y la comparo con un hermano, porque solo Dios sabe, que daría la vida por ella. Si existieran las almas gemelas, Andrea fuera la mía. Mi día no comenzó bien y con lo de Andrea… no sé cómo llamarlo; pero ni modo, la vida continúa y yo trato de darle alcance. Antes, sabíamos de antemano, quién nos tocaba para hacer a guardia; ahora con éste… ¡mequetrefe coronel!... saber con quién tocas, es un “bingo”. Debo llegarme hasta la pizarra y ver quien es mi acompañante para la guardia; en el proceso aprovechare, para firmar y pasar tarjeta de llegada. (Cuando voy a buscar mi nombre en la pizarra, alguien me toma de la cintura, me pega a su cuerpo y me susurra)… -¡Buenos días Srta Santander! ¡Hoy es tú día de suerte! (me gira para quedar, frente a frente). -¡Seré tú compañero! (¿Día de suerte?... ¡Siii… cómo no!). -¡Buenos días Nelson! (le miro sin expresión alguna). -¡Si eso es verdad, te agradezco que mantengas tus manos, lejos de mi persona! -¿Enserio? ¿Tan aburrida te has vuelto? O ¿La edad te está pegando? (Dice con sorna). No le doy respuesta, (es uno de mis pocos errores de la pubertad). Solo le regalo mi mejor “cara de póker” y voy directo a marcar tarjeta. Creo que el día de hoy, ya se está tornando muy gris; cómo es posible, que no pude ir a recibir a mi madre, mi mejor amiga me deja un sabor amargo y ahora debo pasar seis horas al lado de este “mamarracho”, ¡Diiiooosss! ¡No más, por favor! °°°°°°°°°°°°°°°°°°°° ¡Ni modo! Ya han pasado más de dos horas y estoy que me arranco las pestañas; el idiota de Nelson, no se cansa de hablar pendejadas del pasado; no le importa que lo e ignorado todo el tiempo, ni idea de lo que me ha dicho; hubo momentos en que me perdía en mis pensamientos y el idiota me devolvía a tierra, tocándome el rostro; en dos oportunidades estuve a punto de darle un puño y partirle la cara. -¡Oficial en el área! (grita un soldado, para anunciar que estamos en presencia de un oficial de más alto rango. Nelson y yo, nos ponemos de pie, firmes como soldados que somos, para ofrecer respeto). -¡Descansen! (Es el coronel Cruz). -¡Teniente Santander! (Doy un paso al frente y vuelvo a pararme firme). -¡Sr. si sr! (A penas contesto, el coronel se me pone en frente de mí, a casi nada de pegar su frente a la mía, pero no me intimida). -¿Quién carajos se cree para hacerme esperar? y peor aún, ¡Faltar a una orden dada! (Sin querer y por milésimas de segundos, fruncí el ceño). -¡Con todo respeto Sr. no entiendo! (Y de verdad no sé de qué me hablaba). -¡Deje escrito y bien claro, que requería su presencia! (miro de soslayo y con odio a Nelson, por creer en él no vi la pizarra). -¡Que en su lugar de vigilancia, quedaría Suarez! (¡Me lleva el demonio! Con razón Suarez asomo su cabeza y con la misma, se fue; ¡el idiota tampoco dijo nada!). -¡Sr, pido disculpas, no llegue a leer la pizarra! (Trago grueso de la impotencia). -Le informo que fue su oportunidad de ir al frente, en una corta investigación; se perdió de golpear, unos cuantos traseros. (Y eso reboso el vaso… no me aguante, y apenas el coronel se me quito del frente, le solté mi mejor puño a Nelson rompiéndole la nariz, al estar descuidado). -¿Qué te pasa bruja? (Grita Nelson sosteniendo su tabique y llevando su cabeza hacia atrás, para evitar parar su sangrado). -¿Por qué el beso para su compañero teniente? (El coronel pregunta de forma sarcástica). -¡Me lo debía Sr! en estas dos últimas horas ha sido muy romántico (también uso mi lado sarcástico). -¡Okey, como esto es entre novios… les dejo! ¡Sigan con su guardia! (El coronel le restó importancia; de hecho me pareció que lo disfruto; menos mal, pensé que me iban a castigar por violenta. Apenas el coronel se fue, Nelson repico). -¿Qué te pasa, estás loca? (Estuve a punto de darle de puñetazos, pero me contuve). -¡Cállate imbécil! ¡Tú me dijiste, que tocábamos juntos! -¡Y era verdad! ¡Quizás lo cambio después que lo leí! (Lo mire con odio, ya me había jodido aún más el día; por lo menos después de ese golpe no me molesto más. Si ya el día de hoy estaba mal y me parecía gris, ahora ya se tornó ébano). °°°°°°°°°°°°°°°°°°°° EITHAN CRUZ Casi suelto la risa cuando golpeo a su compañero; de seguro él le informo que quedaron juntos. Vi cuando el alférez Nelson se buscaba en la pizarra, y cuando vio que quedo con ella, casi brinca en una pata; no hay que ser muy listo para entender esa reacción. No pude evitar mi incomodidad y una vez que éste se retiró, fui, cambie el turno de Victoria y coloque una orden para que fuese a verme; sí la llevaría al frente, pero era una excusa para tenerla cerca. Esa hembra me está matando y cuando no llego, ya era tarde para hacerle el reclamo; surgió otra cosa y no pude venir por ella. Mi mañana se tornó negra, ¡bueno por lo menos estas dos horas! Abecés creo que el destino me quiere alejar de ella; primero meto la pata con esa chica alférez; me tomo desprevenido, venia casi soñando con los labios, cabello, curvas,… en fin, con Victoria Santander, y me sale está caliente y hermosa joven; la verdad, no lo pensé dos veces y sin prestarle mucha atención, deje que hiciera lo que se le dio la gana; yo solo mantenía en mi mente a Victoria. Como saben; mi error lo pague con dos semanas en el calabozo, pero eso es lo de menos; mi castigo continua con la distancia que tomo Victoria; simplemente soy “el coronel Cruz” y eso me mata. Ya he entablado conversación y hasta ciertas amistades con algunos soldados, oficiales y suboficiales, fuera de la zona militar y con la que quiero, no hayo manera de cómo hacerlo. Recién, tengo una amistad con su mejor amiga y vecina, el alférez Andrea Capetillo. La familia Capetillo fueron los que me proporcionaron el alquiler de una extensión de su casa; me atreví hablarle a Andrea de su amiga, pero solo una vez, porque me hiso saber que me detesta y el por qué; así que no toque más el tema de Victoria con ella. Desde el día que la conocí, no pude evitar quedar impactado; su belleza, su porte (es tan imponente); ni hablar de su carisma, su forma tan natural de conectarse con los demás; es toda una líder, pero ¡ese carácter!... ¡Diiiooosss!... ¡Es una potra indomable!  
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD